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Estados Unidos deja un Irak empobrecido y con varias disputas internas

En el conflicto han muerto más de cien mil civiles y 4.800 soldados de la coalición.

18 de diciembre de 2011 Por: Diego Muñoz, especial para El País.

En el conflicto han muerto más de cien mil civiles y 4.800 soldados de la coalición.

La ceremonia de arriar la bandera fue sencilla. Unos cuantos militares de alto rango, las palabras del Secretario de Defensa de Estados Unidos, León Pannetta, dándole la bienvenida a los iraquíes a un mundo independiente, libre y soberano, y un minuto de silencio por los más de cien mil muertos que ha dejado el conflicto. Y nada más. Lejos, muy lejos, quedó la idea del Gobierno de George W. Bush de que los iraquíes despedirían a las tropas norteamericanas agitando miles de banderas que la CIA había pensado llevar en secreto a Bagdad.Bush se metió en la guerra en marzo del 2003 tras los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York, su afán de acabar con el llamado Eje del Mal y la búsqueda de las armas nucleares. Los cálculos de la Inteligencia Militar para terminarla eran de apenas dos meses. La retirada sería parecida al desfile de los norteamericanos por las calles de París después de liberar a Francia de los alemanes.¿Ilusos? Un poco. Sería el gesto de agradecimiento para despedir a quienes, tras un enorme esfuerzo humano, técnico y económico, los habían liberado de las garras de Saddam Hussein. Un alto costo, es verdad: la muerte de más de cien mil civiles, 4.800 soldados de la coalición entre ellos 4.500 norteamericanos y 20.000 soldados iraquíes. También hay que sumar 32.213 soldados heridos, de ellos 1.146 amputados y un coste de 712.000 millones de dólares, cifra que para el premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz, llegaría a los tres billones de dólares.Sin embargo, cuando los soldados norteamericanos abandonaron el pasado viernes la base del Imán Ali, la última guarnición militar que ocuparon durante muchos años, el sentimiento de los iraquíes fue un poco diferente, como si se hubieran quitado de encima un enorme peso. La razón:  es que tras ocho años y nueve meses de guerra, el país está destrozado, empobrecido y lleno de conflictos. Hoy no hay una guerra, hay al menos cuatro o cinco.“El mundo no sabe cómo, en realidad, queda el país -dice el periodista Oliver Martínez Taroni, quien estuvo hace tres meses en Bagdad-  es un país desestabilizado, es un horror. Hay una cifra de muertos que se suma a diario a los más de cien mil civiles que han caído. Ya no será la guerra contra la coalición, ahora se matan entre ellos, entre suníes y chíies, pequeñas milicias que se disputan cada calle en los barrios. Hay gente con muchas armas. El triunfo de la  guerra no es sólo imponerse, es también desarmar a los demás”.El analista político Ibrahim Yaburi le explicó a la agencia EFE que el reto más grande que afronta Irak “son los grupos armados que puede que se unan para cambiar la ecuación política y de seguridad y difundir así el caos para tomar el control del país”.Los vecinosPara los servicios de inteligencia de los Estados Unidos sin embargo, estos conflictos callejeros no alcanzan a ser calificados como partes de guerra. A ellos les preocupa otra cosa, que la retirada militar de Irak, podría reforzar la influencia de Irán en toda la región. Para muchos, el ganador de la guerra es Irán.“Estamos seguros -dice Abdel Asiz Sagr, quien dirige un centro de investigaciones sobre el Golfo Arábigo- que Irán tratará de ocupar parte del vacío que deja Estados Unidos al retirarse. De cierta manera, la presencia de tropas y su capacidad militar garantizaba una seguridad a los aliados de Estados Unidos en la zona, pero una vez se vayan, sin duda alguna, Irán se aprovechará de esos vacíos. Además hay que decir, que tanto hay una proximidad ideológica entre el gobierno de Irak, dominado por los chíies, y el de Irán, coinciden, por ejemplo, en la defensa del régimen sirio”.La semana pasada, el primer ministro de Iraq, Nuri al Maliki, le recalcó al presidente Barack Obama que no se sentía en el derecho de reclamar la salida del presidente sirio Bashar al Asad. Iraq cuenta con 192.000 soldados con ese pie de fuerza deberá derrotar a los talibanes, enfrentar las fricciones armadas y terroristas entre las dos vertientes religiosas musulmanas y el alto grado de criminalidad. “Han aprendido mucho, no hay duda -dice  el general de División del Ejército español, Ricardo Martínez Isidoro-, han adquirido en los últimos años la capacidad de administrar las amenazas interiores, pero no sabemos si podrán controlar las amenazas externas. Hay varios países en conflicto en los alrededores y son sin duda, una amenaza real”.La incertidumbreMientras esas amenazas se perfilan, en su día a día los iraquíes tiene que hacer frente a un alto desempleo (el 20%), la falta de electricidad y la inseguridad. Muchos se van de casa en la mañana pero no saben si regresarán al atardecer, porque, como ha ocurrido siempre en las guerras, una bomba en cualquier lugar, no mata sólo soldados, mata mas inocentes.Sólo hay una explicación a todo este atraso y es que nunca llegaron las millonarias cifras de inversiones que anunciaron los aliados para cambiar la cara del país tras la salida de Saddam.El economista Iñaki Sanmiguel indicó que “hoy la economía ha cogido un rápido aumento debido a la exportación de petróleo, que fue garantizada por los norteamericanos, pero aún así nadie se explica porque no hay agua ni energía. Los iraquíes sueñan con que un día todos se vayan de su país y los dejen solos, sin peligros, sin caminar con cuidado, sin retaliaciones entre ellos”.Michael O´Hanlon, autor del libro El Gigante Herido, y uno de los periodistas que más sabe de la guerra del país árabe, es más optimista: “Tengo algunas preocupaciones por la salida de los soldados norteamericanos, pero también creo que los iraquíes tendrán la posibilidad razonable de salir adelante, ellos solos. Pienso que aunque Iraq ha recorrido un largo camino, no está fuera de peligro. Los muertos continúan, todavía hay miles de problemas políticos para formar Gobierno”.El país árabe ha asumido cada vez más responsabilidad por su propia seguridad. En 2009, el Gobierno iraquí pidió a las fuerzas de EE.UU. abandonar las grandes ciudades. En 2010, la misión de combate estadounidense terminó de manera oficial, y el número de efectivos se redujo a 50.000 y poco a poco, los iraquíes fueron asumiendo el control del territorio.Faltaba decidir cuando iba a salir el resto de soldados y el acuerdo lo firmaron en 2008 el ex presidente Bush con el gobierno iraquí, sin posibilidad de prolongar la presencia de tropas más allá de 2011.“La política interna iraquí -agrega O´Hanlon- todavía contiene una buena dosis de antiamericanismo, y los iraquíes siguen siendo un pueblo orgulloso que quiere gobernar su propio país sin ayuda. Pero también, cuando Iraq decidió al fin, que las tropas norteamericanas salieran, salieron y es útil de la misma manera para Estados Unidos, demostrar una vez más a la región de Oriente Medio y al mundo que cuando se le pide salir, de hecho, salen”.Los problemas del regreso a casaRegresar a casa es también para Estados Unidos un problema. ¿Qué hacer con 40.000 veteranos más de guerra que dejaron su puesto de combate? Las tropas ya están camino a casa para Navidad como prometió el presidente Obama. Pero al llegar, ¿qué van a hacer? También está la pregunta de ¿los otros 30.000 que saldrán de Afganistán? Pues el futuro no es muy prometedor ya que está el ejemplo de los 300.000 soldados que ya  regresaron de estas guerras, que no tienen trabajo, que están enfermos de estrés postraumático. Muchos empresarios y empleadores temen los trastornos que han podido causar los conflictos y sobre todo el alto costo de las licencias y ausentismo laboral.De acuerdo con la revista Time,  casi 2,5 millones de soldados norteamericanos han combatido en las guerras de Iraq y Afganistán y de ellos, en 2010 unos 144.000 no tenían hogar. Sólo los programas de ayuda y de rehabilitación de los soldados heridos en los próximos años, agrega Time,  costarían unos US$867 millones. Cifras57 civiles murieron a diario por disparos y ejecuciones en el 2006 en Irak. El año más violento, según la organización Iraq Body Count. 505 bases que estaban en poder del Ejército estadounidense han pasado manos de los iraquíes.

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