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Cinco países donde la celebración de la Navidad está prohibida por ley: razones y contexto
En estas naciones priman las razones culturales y religiosas. Celebrar puede terminar en una multa o hasta prisión.
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24 de dic de 2025, 11:35 p. m.
Actualizado el 24 de dic de 2025, 11:35 p. m.
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Mientras una gran parte del mundo se sumerge cada diciembre en luces, árboles decorados y reuniones familiares, existe un grupo de países donde estas manifestaciones están estrictamente prohibidas. En estos territorios, la Navidad no es solo una fecha ausente en el calendario oficial, sino una práctica que puede derivar en multas, detenciones e incluso penas de prisión.
De acuerdo con reportes de medios internacionales como The Guardian y Gizmodo, las restricciones responden a un blindaje cultural, religioso o ideológico frente a lo que sus gobiernos consideran influencias extranjeras.
En estos contextos, cualquier gesto vinculado a la festividad, desde entonar un villancico hasta intercambiar obsequios en público, es interpretado como un desafío a la identidad nacional o a las normas teocráticas vigentes.
Aunque el rigor de la prohibición varía, en todos los casos la vigilancia estatal se intensifica durante el último mes del año para evitar lo que las autoridades describen como “filtraciones culturales”.
Uno de los ejemplos más claros es Somalia. Desde 2015, las autoridades decretaron que las festividades no islámicas no tienen cabida en los espacios públicos del país. Si bien se tolera que los extranjeros celebren en la estricta intimidad de sus hogares, cualquier signo externo, como decoraciones, música festiva o reuniones visibles, está prohibido por considerarse una amenaza a la cohesión cultural y religiosa.
En Brunei, por su parte, el veto es aún más severo. Este sultanato del sudeste asiático aplica la sharía o ley islámica de manera rigurosa desde 2014. El Gobierno prohíbe las decoraciones y los saludos navideños públicos, bajo el argumento de que podrían afectar la fe de la mayoría musulmana. Las sanciones no son simbólicas: exhibir un árbol de Navidad puede acarrear penas de cárcel de varios años.

Entre tanto, en Tayikistán, se han endurecido sus normas tras la disolución de la Unión Soviética. En su esfuerzo por erradicar tradiciones consideradas ajenas, el Estado prohibió en escuelas y oficinas públicas los fuegos artificiales, las comidas festivas, los regalos y hasta los disfraces de Papá Noel, vistos como residuos culturales extranjeros incompatibles con la identidad nacional.
En Corea del Norte, la Navidad es prácticamente inexistente. En 2016, el régimen de Pyongyang radicalizó su postura al prohibir cualquier reunión que involucre alcohol o música durante estas fechas. Un árbol iluminado es interpretado como un símbolo de resistencia política y una intromisión de Occidente, por lo que cualquier intento de celebración conlleva severos castigos.
China presenta un caso distinto. La restricción no es total ni uniforme, pero ha crecido en varias provincias. El Gobierno ha ordenado a escuelas y centros locales limitar las festividades para priorizar las costumbres nacionales sobre las “occidentales”. En algunas zonas, las autoridades sancionan la instalación de adornos navideños en plazas y comercios.

El argumento común de estos gobiernos es la defensa de la soberanía cultural frente a la globalización. En Brunei, por ejemplo, toda manifestación navideña es vista como una intromisión ajena que podría desviar las prácticas religiosas locales. En Somalia, las fuerzas de seguridad tienen instrucciones de detener cualquier evento no islámico bajo el argumento de preservar la seguridad nacional.
Así, en estas regiones la Navidad se convierte en una celebración clandestina o simplemente inexistente, muy lejos del bullicio comercial y luminoso que caracteriza al resto del planeta.

Comunicadora Social - Periodista de la Universidad Autónoma de Occidente, con amplia experiencia en periodismo regional, comercial y desde hace tres años trabajo en la sección de economía.
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