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Así funciona la venta de drogas alrededor de colegios de 16 comunas de Cali

La Fundación Ideas para la Paz y Minjusticia alertan en informe. Hay 24 entornos escolares afectados por la venta de drogas.

10 de abril de 2016 Por: Redacción de El País

La Fundación Ideas para la Paz y Minjusticia alertan en informe. Hay 24 entornos escolares afectados por la venta de drogas.

Muchos colegios de Cali  están cercados por expendios de droga. En la periferia de los centros educativos hay casas o puestos móviles donde jíbaros se ‘ponchan’ a ofrecer basuco, marihuana y cocaína. Lea también: Preocupación en Cali por consumo de drogas en colegios 

Así lo revela el atlas de microtráfico, realizado por la Fundación Ideas para la Paz y el Ministerio de Justicia, donde se relaciona la incautación de drogas en 2014 y 2015 en cinco ciudades del país, incluyendo a Cali. 

En el caso de la capital vallecaucana, las autoridades tienen identificados 24  entornos escolares de la ciudad,  en  16 de las 22 comunas, donde hay expendios.  

Jorge, vendedor de drogas que habló con El País,  afirma  que  el costo de un  cigarrillo de marihuana es diferente si se compra afuera de un colegio público que de uno privado.  “Entre $1.000 y $2.000 puede pagar un joven estudiante de una escuela oficial por una cigarro de marihuana”, cuenta la fuente. 

 Pero, dice,  en la parte externa de los colegios privados,  la demanda de droga es diferente y a otro precio.  “Se comercializa el ‘Blunt’, cigarros que no dejan olor en la ropa y que son hechos con marihuana fina. Pueden costar entre $5.000 y $10.000, huelen como a incienso”, afirma este hombre de 26 años. 

Cuenta que las personas que se hacen afuera de los colegios para vender los estupefacientes  hacen parte de una red de jerarquías. 

“La estructura de la organización es así: arriba están los ‘duros’ del negocio y luego hay un mando medio que se encarga de conseguir los jíbaros, pagarles por la venta y rendirle cuentas al jefe mayor”, afirma el hombre.  

El rector de un colegio de la Comuna 9, en pleno centro de la ciudad,  donde la Policía ha identificado dos entornos escolares con venta de drogas, cuenta que “en la esquina del plantel educativo hay tres ‘oficinas de cobro’ y venta de estupefacientes, pero ya le hemos dicho a la Junta de Acción Comunal que los denunciemos ante  las autoridades pero no pasa nada. Acá impera la ley del silencio, todo mundo calla para cuidar su pellejo”, afirma el docente.

 Con cierto desazón, cuenta que por lo menos 15 estudiantes se retiran  anualmente del colegio   por adicción a las drogas. 

 Y es que muchos de esos alumnos, en gran parte jóvenes entre los 15 y 17 años, dejan los cuadernos para vender estupefacientes o hasta incluso ganar dinero fácil como sicarios de alguna organización. “Hemos identificado muchachos que salieron del colegio y que ahora hacen parte de una de esas oficinas de cobro. Los vemos en motos”, denuncia el rector.

   Otras de las causas de los entornos escolares afectados por venta de drogas es que en muchos casos los estudiantes son hijos de padres expendedores de sustancias ilegales.

 El País conoció el caso  de un menor de 10 años, cuya madre fue capturada   en una reciente operación de la Dijín de la Policía en el barrio Sucre. La mujer es señalada de hacer parte de una banda dedicada a la venta de drogas y de la que hacían parte ocho miembros de la Policía  de Cali, hoy todos en la cárcel.  

 “¿Usted se acuerda que en las noticias mostraron una de esas casas con una puerta que la Policía casi no tumba para entrar? Bueno, ahí estaba el niño con ella y otras personas”, relata una conocida de la familia.

 La mujer agrega que luego el niño le confesó que a su mamá se la habían llevado a Bogotá detenida pero que había regresado a los días con prisión domiciliaria. El menor sigue viviendo con ella. 

 “Esto se lo digo porque con los días el mismo niño me confesó que en las tardes, cuando salía de clases, su mamá lo mandaba a entregar la droga dentro del barrio Sucre, como si fuera cualquier mandado”, cuenta la fuente.

Dosis mínima y domicilios de droga

Una funcionario de la Fiscalía le contó a El País que los vendedores de drogas que se ubican fuera de los colegios no cargan cada uno más de la dosis mínima que la ley colombiana permite.

Según el investigador, el negocio es tan rentable que un expendio de drogas puede dejar más de un millón de pesos diarios, $30 millones al mes y $360 millones al año.

Dice que el departamento del Cauca sigue siendo la principal ‘fábrica’ de la marihuana y coca que llega a la capital del Valle, en especial los municipios  de Corinto y Caloto. 

“Camiones cargados de droga llegan a la ciudad para cumplir entregas en diferentes comunas de la ciudad. Cali también es municipio de paso de la droga que va para otras ciudades como Pereira y Medellín”, afirma la fuente.

Fuentes de la Sijín explican que actualmente se adelantan 20 investigaciones relacionadas con  el delito de microtráfico en Cali.   

 Explican que en el sur de la ciudad, principalmente en las comunas 17 y 22, las ventas de drogas se dan en parques aledaños a los colegios y se hace por llamadas  o pedidos por redes sociales.

“En esta zona se ve mucho más la venta de drogas sintéticas como la ‘2CB’, las pastillas de éxtasis y las láminas de ‘LSD’”, cuenta el policía. 

 Los ‘dealers’,  vendedores de drogas sintéticas, ofertan  el gramo de ‘2CB’  entre $120 mil y $150 mil en Cali.   

 Esta droga viene en polvo de color rosado, amarillo y azul. En marzo de 2015 desarticularon la banda ‘Los Sintéticos’, dedicada a la comercialización de estas drogas en la capital del Valle.   

“En entrevistas con expendedores de esta droga, nos dicen que una regla de oro que tienen es no venderle a jóvenes de colegios para no arriesgarse a ser detectados”, dice.  

Sin embargo, como la misma fuente reconoce, controlar que un estudiante de colegio no compre la droga, es imposible.

 “Pueden hacerlo a través de un amigo o conocido que consuma, solo es pedirle el favor que le haga el pedido”, cuenta la fuente. 

Otra de las drogas  es la ‘LSD’, unos cuadritos pequeños con la figura de un duende en bicicleta que los consumidores ubican en la lengua o sobre las pupilas, como lentes de contacto, para drogarse, efecto que dura 20 minutos.      

  Esta droga cuesta cerca de $30.000, al igual que las pastillas de colores de éxtasis. 

Hasta el 28 de marzo pasado, este año la Policía había incautado 3171 pastillas, 1676 más que el mismo periodo del 2015.

Frente al tema, el general Nelson Ramírez, comandante de la Policía de Cali, dijo que se adelantan labores investigativas para lograr atacar expendios de droga ubicados en cercanías a colegios.  

 “No hemos evidenciado que la venta de estupefacientes en entornos escolares haya permeado al interior de los colegios”, afirmó el general Ramírez. 

Reiteró que las personas que tienen el control de los estupefacientes que se venden en Cali son alias Boliqueso, H, Checo, Yandel y Avestruz,   antiguos sicarios de los hermanos Comba, hoy detenidos en Estados Unidos.

 Isaac Beltrán, investigador de la Fundación Ideas para la Paz, afirma que la situación que vive Cali en materia de microtráfico es alarmante. “Estuvimos en ciudades como Medellín y Bogotá, pero creo que de todas, Cali es la que tiene más sitios de expendios fijos o móviles en cercanías a colegios”, dice Beltrán. 

Afirma que las cercanías a los colegios se han convertido en el sitio más rentable a largo plazo para vender la droga en exteriores. 

“Por ejemplo, si un joven de colegio empieza a sus 15 años a consumir y se hace cliente de un jíbaro, ¿en cinco años cuánta plata le deja a esa persona? Toda la del  mundo”, señala Beltrán.

A la fecha, la Policía ha incautado más de 574 kilos de marihuana, 19 kilos más que lo decomisado el mismo periodo del 2015. 

 El basuco, la segunda droga más incautada en Cali, registró a finales de marzo 23 kilos decomisados,  3 kilos menos que los tres primeros meses de  2015.

‘LSD’ ”El ácido  lisérgico o ‘LSD’, no viene en cartones como finalmente se lo venden a la gente. Llega de otros países en forma líquida, en goteros, entonces lo que hacen es que compran cartón biológico  y sobre este imprimen imágenes coloridas como duendes o muñecos animados y luego le aplican el líquido  para que se lo chupe”, afirma un vendedor de drogas, a quien protejemos su identidad. Cuenta que  cada ‘paisaje’, como se llama el cartón,  está fraccionado en 25 cuadritos.  ”Las ciudades donde  llegan más de estos pedidos son Cali, Medellín y Bogotá. Es una droga muy exclusiva, tú no puedes ir vendiendo esto así como así en la calle sin permiso, te mata”, afirma la fuente.

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