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El satélite de la Fuerza Aérea estará en órbita aproximadamente hasta 2023, cuando se cumple su vida útil. | Foto: Foto: Cortesía de la Fuerza Áérea Colombiana

UNIVERSIDAD DEL VALLE

Así es como desde Cali se controla el único satélite en órbita de Colombia

Desde la base aérea Marco Fidel Suárez se controla el único satélite en órbita de Colombia, el Facsat 1, con el que se monitorean los nevados y las zonas golpeadas por la deforestación y la minería ilegal, entre ellas la Sierra de Chiribiquete.

10 de mayo de 2020 Por: Santiago Cruz - editor Crónicas de El País

El 28 de noviembre de 2018, la Mayor de la Fuerza Aérea Colombiana Sonia Ruth Rincón se encontraba en la Estación de Comando y Control de la base Marco Fidel Suárez, tratando de distinguir en cuatro enormes monitores al único satélite con el que cuenta Colombia, y que en ese momento se encontraba dentro del cohete PSLV C-29 con destino al espacio.

– Fue un día muy feliz. La alegría que se siente cuando algo que parecía muy lejano, por fin se logra. Cuando terminó el lanzamiento y el satélite comenzó a transmitir, en el Comando nos abrazamos y nos tomamos una foto.

El cohete se encontraba en el centro espacial Satish Dhawan, en la India. Además del satélite de Colombia, transportaba los de otros 29 países. Todo sucedió como en las películas. Se escuchó el conteo, el cohete salió disparado bajo una bocanada de fuego, y tomó rumbo hacia el universo como una flecha a la que no rige la Ley de la Gravedad.

Ya en el espacio, a 505 kilómetros de la Tierra, el PSLV C-29 liberó el satélite colombiano, que fue construido en Dinamarca por la empresa GomSpace y fue bautizado como Facsat – 1. ‘Fac’ por las siglas de la Fuerza Aérea Colombiana, la entidad que lo compró, SAT, por satélite, y el 1 por ser el primero de la institución.

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Tras dos años monitoreando su órbita alrededor del planeta, la Mayor Sonia y su equipo ya conocen sus ‘rutinas’. Todos los días pasa dos veces por territorio colombiano, entre las 9:00 y las 11:00 de la mañana, y entre las 9:00 y las 11:00 de la noche. La Mayor es oficial de la Fuerza Aérea desde hace 18 años. Nació en Saravena, Arauca, y estudió ingeniería metalúrgica. Al principio se encargó del mantenimiento de nivel mayor de las aeronaves, pero desde que realizó una maestría en manufactura aeroespacial en Inglaterra la nombraron Jefe del Centro de Investigación en Tecnologías Aeroespaciales, Citae.

Desde allí un grupo de físicos, ingenieros mecatrónicos, ingenieros informáticos, administradores aeronáuticos y geólogos expertos en sistemas y en análisis de imágenes, monitorean el Facsat 1, que pesa lo que un bebé, 4 kilos, y posee un lente con resolución de 30 metros por píxel para tomar fotos. Las imágenes las podrá captar aproximadamente hasta 2023, pues su ‘vida útil’ se calcula en cinco años.

Cuando le pregunto a la Mayor si acaso con ese aparato se podrían identificar las pistas del narcotráfico, o los cultivos ilícitos, o seguir la ruta de un grupo armado ilegal – “como en el cine” – se sonríe por semejantes expectativas.

– El Facsat – 1 tiene un rol científico y académico. Distintas entidades nos hacen requerimientos para, por ejemplo, detectar patrones de minería a cielo abierto, como cambios en la coloración de los suelos y deforestación. Se han identificado unas zonas posiblemente afectadas, y el satélite hace la toma de imágenes del área. También el Servicio Geológico nos ha solicitado tomas de los nevados, para verificar su estado debido al cambio climático. Igualmente se monitorean incendios forestales y cambios en la cobertura de bosques, y hacemos vigilancia de la Sierra de Chiribiquete, un parque nacional natural amenazado por la deforestación.

Con el Facsat 1 también se pretende mejorar las comunicaciones satelitales de la Fuerza Aérea Colombiana desde la Antártida, donde a inicios de 2020 se instaló una antena prototipo para monitorear el satélite.

Además, con él se capacitan los futuros pilotos y posibles astronautas colombianos en los conocimientos espaciales. La razón por la que el satélite se monitorea desde Cali y no desde Bogotá es justamente esa: es en Cali donde está la Escuela Militar de Aviación de la Fuerza Aérea.

Ya son varios los pasantes del Sena y universidades que han tenido la oportunidad de fotografiar la geografía colombiana desde el Comando terrestre donde se controla todo, al norte de la ciudad. En alianza con la Universidad del Valle se diseña también una maestría aeroespacial que se abriría en 2021.

– Colombia no puede seguir rezagada en la investigación espacial, y uno de los logros del satélite es ese: crear conocimiento de estos sistemas y todo lo que hay a su alrededor, electrónica, Big Data, inteligencia artificial. Estamos creando capacidades para potenciar la industria espacial, que genera tecnología que no es exclusiva de misiones espaciales, sino que la usamos en la vida cotidiana. También sensibilizamos a los ciudadanos sobre las bondades de contar con satélites de observación terrestre que nos permitan controlar incendios, deforestación, los cambios ambientales en los territorios – continúa la Mayor.

505 kilómetros es la distancia aproximada entre el satélite Facsac 1, y la Tierra.

Para monitorear el satélite hay un turno de 24 horas durante ocho días. Eso quiere decir que el físico o el ingeniero asignado debe verificar tanto en la mañana como en la noche que el satélite se encuentre bien de ‘salud’: que el estado de sus baterías sea el óptimo, así como su computador abordo, y registrar esas estadísticas.

También se hace una programación semanal con base en un software que proyecta la trayectoria, el horario y la elevación del satélite en un determinado momento. E igualmente se deben monitorear las condiciones meteorológicas. Si el día está muy nublado se aborta la captura de fotos – no salen bien – y en cambio en el Comando se dedican a otros menesteres: descargar datos, analizar imágenes previas, clasificarlas, enviarlas a las entidades que se las solicitan, trabajar en una nueva misión espacial: construir, en Colombia, un satélite.

Para lograrlo se unieron tanto la Fuerza Aérea como la Universidad del Valle, la Universidad Industrial de Santander y la Sergio Arboleda, que ya envió un satélite al espacio: el Libertad 1. Al parecer la batería se descargó muy pronto, pero alcanzó a transmitir información durante 30 días, en los que emitió datos telemétricos sobre su estado de funcionamiento, su posición respecto al Sol y a la Tierra, además de 11.000 paquetes de datos sobre el universo.

La Mayor Sonia Rincón asiente muy segura cuando alguien le menciona entonces que el espacio no es un asunto exclusivo de Rusia, o China o Estados Unidos, las grandes potencias. El espacio es libre, aclara, y el país tiene mucho qué hacer en él.

– Mucha gente de Colombia ya trabaja en misiones espaciales. El doctor César Ocampo, para citar solo un caso, y quien nació en Armenia, trabaja para la Nasa. Hace los cálculos para llegar a Marte. Los colombianos tenemos mucho potencial. Con el Facsat 1 comenzamos a aprovecharlo, a generar conocimientos. Recuerdo que cuando aprendíamos a apuntar el satélite para tomar las fotos del país, quedó una donde se veía la curvatura de la Tierra. Era una foto muy bella. Ese asombro por todo lo que tenemos por descubrir nunca desaparece.

Maestría aeroespacial

Univalle y la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez trabajan para ofrecer de manera conjunta una maestría en ingeniería aeroespacial.

Será una maestría de cuatro semestres, que iniciaría en el primer semestre de 2021. El objetivo del programa, explica el profesor Joao Luis Ealo, director de la Escuela de Ingeniería Mecánica univalluna, está enfocado en formar magísteres capaces de realizar desarrollos tecnológicos en el área de la ingeniería aeroespacial.

Son cuatro áreas de formación ya definidas: aerodinámica y propulsión, navegación y control, materiales y estructuras aeroespaciales y gerencia en la industria aeroespacial. “Hay toda una dinámica en la región en lo aeroespacial que esperamos se fortalezca con este programa”, dice el profesor Ealo.

La Fuerza Aérea espera lanzar próximamente el Facsat 2, un modelo de satélite más avanzado que el que actualmente se mantiene en órbita.

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