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Julio César Londoño.

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"No soy digno de la novela": Julio César Londoño

Julio César Londoño prefiere el cuento a la novela. El escritor presenta en la Filbo Los Cuentos Exactos y Los Pasos del Escorpión.

27 de abril de 2017 Por: Isabel Peláez / reportera de El País 

El escritor, crítico literario, biógrafo y cuentista palmirano Julio César Londoño estará presente mañana en la Feria del Libro de Bogotá, Filbo, con sus libros Los Cuentos Exactos y Los Pasos del Escorpión.

Dice que insiste en el cuento, aunque no sea un género comercial porque le gusta mucho. “Y uno hace lo que quiere y lo que puede. La novela es mucho más comercial, un pasaporte a la gloria, pero no es un género que yo maneje. No soy buen lector de novelas, por lo tanto no soy autor de novela. Yo hice una que se llamó Proyecto Piel, fue finalista del Premio Planeta, pero me cuesta mucho el género en realidad. No soy digno de la novela”.

¿En qué radica la exactitud de sus cuentos?

Pensé ponerle antes ‘Cuentos completos’, pero ya es un título que se ha usado mucho, entonces puse un adjetivo parecido. Y de alguna manera sí son exactos porque no son cuentos con final abierto, muchos de ellos son de ingenio, con un final cerrado, rotundo. De modo que la palabra ‘exactos’ no es puramente retórica, tiene mucho que ver con el contenido del libro y la forma de los cuentos.

¿Hay un hilo conductor o un eje temático que una a todos estos cuentos?

No. Algunos libros famosos tienen unidad temática, pero no creo que el libro de cuentos deba tener unidad temática, porque uno no se sienta a decir “voy a escribir un libro de cuentos de amor”, sino cuentos, que son piezas perfectamente autónomas que uno después las compila. Descreo mucho de la famosa unidad temática de los libros de cuentos.

¿Qué temáticas inspiran sus cuentos?

La inteligencia artificial, la memoria, la seducción, hay dos o tres cuentos históricos, uno sobre Colón, otros sobre Einstein y Kafka, otro sobre Andrés Bello, una correspondencia imaginaria entre ellos, hay otros sobre las sagradas escrituras, hay otro sobre el azar y el ajedrez.

¿Hay también alusiones a su infancia? ¿Como cuáles?

Sí, hay un cuento, ‘Mariana y el triciclo’, que tiene que ver con los recuerdos de infancia. Y en los demás cuentos debe haber algún elemento autobiográfico. Todos los autores tenemos allí alguna referencia personal en las historias y mi libro no es la excepción.

La ciencia es un referente en sus cuentos y ensayos, ¿pudo ganarle en su vocación la ciencia a la literatura?

Sí, me interesó mucho en un principio. Incluso comencé a estudiar ingeniería eléctrica, pero después definitivamente me decanté por la literatura. Y quedó de todas maneras allí la nostalgia de ese viejo amor por la ciencia. Me sigue interesando, leo mucho ensayo de divulgación. Ya no puedo seguir al pie de la letra un texto riguroso sobre ciencia porque no obtengo la información precisa, pero sí me interesa mucho el ensayo de divulgación científica, lo leo y lo escribo y me encanta.

¿Cuál es su método para escribir cuentos, el que recomienda a sus estudiantes?

Los cuentos tienen dos fuentes, una son los mismos cuentos famosos, esos autores consagrados que ya son parte del imaginario colectivo de los escritores y lo otro son las vivencias. Esos son los dos grandes filones de un cuentista. O hace variaciones ya de temas famosos de los cuentos o escribe algo muy personal. A mis estudiantes les recomiendo ese par de cosas y leer cuentistas, es una gran fuente de información.

¿Cuánto hay de literatura en sus columnas?

Pues uno trata, si uno es escritor, que la columna de uno tenga un relieve en su prosa, que haya una figura irónica bien tallada. Aunque en las columnas la idea prima mucho sobre el lenguaje, pero hasta donde es posible, uno siempre quiere que su columna tenga una impronta literaria. Y ojalá que en mis columnas haya algo de eso, uno está dando información, opinión, pero en algún párrafo uno quiere decir algo con cierto vigor y de poner una nota musical o literaria.

En una canción, José Luis Perales acusa a su verdugo de decirle “eso ya lo has cantado”, ¿qué le dice a usted el suyo?

Seguramente me puede decir algo muy parecido: “otra vez vienes con tus mismos temas”. Pero bueno, supongo que con el paso del tiempo uno va afinando sus métodos de razonamiento y de escritura, entonces yo podría decirle a mi verdugo “estoy cantando la misma canción pero más afinado”.

¿Por qué los jóvenes deberían leer más cuentos y más ensayos?
Bueno, a los viejos y a los jóvenes no me canso de recomendarles que lean literatura.

La información es solo una parte del espectro de las cosas que debe leer una persona. Pero cuando se lee un cuento es una historia más de razón-emoción, y eso no debería descartarlo nadie, porque el relato no es una función exclusiva del literato, todo el mundo cuenta historias, todo el mundo quiere escuchar historias y hay que oírlas de labios del profesional, que es el dramturgo, el cuentista, el novelista.
Y sobre el ensayo, cualquier ciudadano debe estar informado de lo que pasa en ciencias, en humanidades. Uno debe tener una información lo más amplia posible para seducir, negociar, socializar, para que tu proyecto esté mejor presentado, para que tus decisiones en las elecciones sean mejores. Mientras no tengamos una amplia formación en temas diversos no vamos a funcionar bien como personas, como papás ni como lectores, mientras sigamos teniendo una información deficiente, la democracia no dejará de ser apenas una bonita palabra.

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