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El juez, una dupla imperdible en el cine

Robert Downey Jr. regresa a la pantalla grande dejando a un lado los papeles de superhéroe para encarnar un personaje de la vida real, de carne y hueso.

9 de noviembre de 2014 Por: Redacción de GACETA

Robert Downey Jr. regresa a la pantalla grande dejando a un lado los papeles de superhéroe para encarnar un personaje de la vida real, de carne y hueso.

Hank Palmer (Robert Downey Jr.) es un prestigioso abogado litigante de una gran ciudad que ha construido una exitosa carrera en torno a defender acusados que él sabe que son culpables.Pero a pesar de llevar una vida profesional llena de logros, su vida personal es diametralmente opuesta gracias a una esposa de la que está separándose y unos padres que no ve desde hace muchos años por diversos motivos. Precisamente es durante un juicio que Palmer es notificado de la muerte de su madre, razón por la cual decide viajar inmediatamente a su pueblo natal para llegar a tiempo a la velación y posterior entierro.El reencuentro familiar, como es de suponerse, no es del todo feliz: muerta la madre, quedan dos hermanos (uno de los cuales quedó con serias consecuencias mentales luego de sufrir un accidente automovilístico) a los que no ve desde hace tiempo y un padre, Joseph Palmer (Robert Duvall), que funge como el prestigioso juez del pueblo con el que tampoco ha tenido contacto alguno.Cuando las cosas no se pueden poner peor, el cine se asegura de hacerlo posible: Joseph Palmer es sospechoso de muerte al mismo tiempo que está tratándose un cáncer con sesiones de quimioterapia. De ahí en adelante, la inercia parece obvia: recomponer las relaciones familiares con un hermano con el que hay sentimiento de culpa y un padre que ha rechazado durante 15 años por no haber sentido su apoyo y aprobación en lo que se refiere a su carrera como abogado. Este largometraje sirve para dar por sentado dos cosas. La primera es que si bien el argumento se va tornando lento, no es regla general que cuando un director de películas de humor decide dar el salto al cine dramático, el resultado sea necesariamente malo. David Dobkin, quien dirigió ‘Wedding Crashers’ entre muchas otras, logró sacar adelante un filme que pudo no haber salido tan bien. La segunda tiene que ver, por supuesto, con las actuaciones de Robert Duvall y Robert Downey Jr. quienes comprueban, una vez más, que cuando dos grandes actores son protagonistas, no solo no se opacan sino que se ayudan a sacar lo mejor de sí mismos hasta complementarse. Al punto que ir a verlos sea una obligación moral.

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