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'El engaño del siglo', la película que habla sobre el escándalo del ciclista Lance Armstrong

'El engaño del siglo' ('The program' en su título original) narra el escándalo del ciclista estadounidense Lance Armstrong, su ascenso y su caída por cuenta del descubrimiento del dopaje al que se sometió durante varios años.

11 de septiembre de 2016 Por: Claudia Rojas Arbeláez * / Especial para GACETA

'El engaño del siglo' ('The program' en su título original) narra el escándalo del ciclista estadounidense Lance Armstrong, su ascenso y su caída por cuenta del descubrimiento del dopaje al que se sometió durante varios años.

Al mejor estilo de una tragedia griega, en 'El engaño del siglo' observamos el ascenso y la derrota de un hombre que para muchos era el héroe virtuoso que venía en rescate del espectáculo deportivo del ciclismo de ruta, siendo no solo un gran atleta sino un ejemplo de vida al ser superviviente de un cáncer.

Su nombre era Lance Armstrong y su historia no podía ser más vendedora.  Estados Unidos, empezaba a hacer potencia en el tour de Francia y todo gracias a un hombre que además de ser criado por una madre soltera, y de subir las montañas a una velocidad asombrosa, había creado su propia fundación para la investigación del cáncer. 

Sin embargo tanta perfección llamó al atención de un periodista llamado David Walsh.  A quien se le hizo raro que de un año para otro, este ciclista pasara del puesto 39 al primero en una etapa de montaña en Francia. 

Su sorpresa y preocupación no fueron tomadas en serio ni por su jefe ni por sus compañeros, es más, lo miraron feo y lo acusaron de ser resentido y no poder reconocer los triunfos ajenos.  A pesar de esto él no lo perdió de vista: lo siguió, reunió pruebas, escribió y publicó.  Primero un libro, ‘Los secretos de Lance Armstrong’, que solo sería publicado en francés y que, por supuesto, generó toda suerte de reacciones, sobre todo negativas.  Sería el comienzo de un infierno para Walsh que no solo fue señalado, apartado y censurado por sus compañeros y por las directivas del ciclismo mundial, sino también demandado (él y el periódico) por difamación, por el mismo Armstrong.  

Muchos años habrían de pasar para que la verdad saliera a la luz y las investigaciones empezadas por Walsh dejaran de ser rumores y se convirtieran en hechos.  Entonces la vida y el mundo ciclístico le darían la razón. Su jefe también.

Esta historia es, sin duda, el motor que impulsa la película que está basada en las investigaciones que Walsh publicaría años después.   Sin embargo en ‘El engaño del siglo’, Armstrong es el protagonista con el que nos enganchamos desde el comienzo. A él es a quien acompañamos desde las primeras secuencias como aquel deportista hambriento de triunfo y reconocimiento y que está dispuesto  a ser uno de los mejores del mundo. 

 Quedamos enganchados. Queremos saberlo todo. A partir de ese momento, los espectadores no podrán dejar de seguir esta trama que se teje sin pausas, primero para dejarnos conocer también al médico Michel Ferrari, un italiano sin escrúpulos que se busca la manera de aprovechar las medicinas para propósitos poco éticos.  El primer encuentro del ciclista texano no resulta trascendental.  Ferrari no se enfoca en sus fortalezas, en realidad Armstrong no tenía ninguna, era un ciclista promedio con bastante masa muscular, algo de peso y un rendimiento bueno pero lejos de ser el mejor.    

Poco a poco empezamos a ver sus entrenamientos y rutinas que incluían una que otra ayudita no legal para luego caer de lleno en el descubrimiento y tratamiento de su cáncer.   Así, la película va avanzando entre personajes que entran y salen de la vida del ciclista a su completa discreción y antojo.  La trama se torna vertiginosa en medio de secuencias de planes, doping y engaños cómplices.  Las estrategias primero trazadas por Ferrari, pero después ejecutadas y orquestadas por Armstrong para todo su equipo, nos deja ver de manera clara que el director Stephen Frears se despojó de cualquier objetividad posible y se concentró solo en mostrarnos el lado más villano de Armstrong.   

Esta no es, para nada, la película donde el espectador podrá conocer las facetas más íntimas, sus temores e  inseguridades sino su soberbia, su frialdad y su alto poder de traición. 

En medio de secuencias que pueden resultar similares unas de otras y que se cruzan con registros reales de la época, hay que destacar la actuación de Ben Foster (como Armstrong), un actor que si bien había tenido algunos protagónicos en películas poco relevantes, expone su talento y ¡de qué manera!

 También Jesse Plemons (Floyd Landis) y Chris O’Dowd (David Walsh) dan cuenta de la impecable dirección de Stephen Frears  a quien recordamos por sus películas ‘La reina’ (2006) y ‘Philomena’ (2013), de protagonistas femeninas pero también igual de decididas.  Esta vez se trata de  un hombre que no estaba dispuesto a reconocer sus errores, que prefiere mentirse a sí mismo antes de admitir que se ha quebrado.  Pero tal vez lo haga por no crear otra decepción en aquellos que lo ven como un ídolo.  Y ahí Frears, bien le da una oportunidad a este hombre que en medio de todo solo equivocó su camino. 

Por eso, quienes observamos su vida no podremos dejar de sentir la compasión y el horror que sentían los griegos al observar la tragedia.  Asistimos, pues, a una tragedia anunciada

“Quienes observamos su vida no podremos dejar de sentir la compasión y el horror que sentían  los griegos al observar la tragedia.  Asistimos, pues, a una tragedia anunciada”.

Docente Universidad  Autónoma de Occidente / * @kayarojas 

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