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Detalles de la charla íntima sobre cine de Ciro Guerra en Cartagena

El director de 'El abrazo de la Serpiente' participó en un conversatorio en el marco del Hay Festival, un evento en el que confesó se siente en casa.

1 de febrero de 2016 Por: Elpaís.com.co l Colprensa - El Universal

El director de 'El abrazo de la Serpiente' participó en un conversatorio en el marco del Hay Festival, un evento en el que confesó se siente en casa.

Ciro Guerra, el director del filme colombiano 'El Abrazo de la Serpiente', nominado al Óscar en la categoría Mejor Película Extranjera, contó sus intimidades con el cine en una charla realizada en la Institución Universitaria de Bellas Artes de Cartagena.

Fueron tantos los que llegaron al lugar para escuchar al realizador hablar  sobre la producción de su película, que muchos se quedaron por fuera.  

A poco menos de un mes de asistir a la ceremonia de los premios más prestigiosos del séptimo arte, el director comentó cómo es el oficio de la puesta en escena.

“Lo que a mí me interesa realmente es contar historias. Esa es mi vocación, mi sueño. La puesta en escena para mí es más intuitivo. Lo que sí es importante para mí y que significa un proceso de aprendizaje es el trabajo con los actores”, dijo.

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El cineasta quiso dejar claro que para él, el cine no es un trabajo, es un gran juego. “Si te rodeas de gente excelente, lo mejor que puedes hacer es callarte y dejarlos trabajar. La clave es elegir bien con quién te juntas y luego estimularlos para que entren en esa energía placentera del disfrute”.

En medio de la buena racha que vive el cine colombiano fuera y dentro del país, Ciro fue cuestionado en varios temas, uno de ellos su percepción de las nuevas generaciones, frente a lo que fue claro al decir que lo más importante es que el país tenga una temperatura en la que la gente pueda soñar. 

“Cuando yo empecé, decir que quería hacer cine era como decir que quería ser astronauta. Uno sentía que la gente le decía y le repetía: usted no puede soñar, pero cuando uno persiste y a esa persistencia se le suman otras personas, las energías del cosmos se alinean y suceden grandes cosas como la Ley del Cine, en Colombia. El cine es una llama, es como una vela que debes mantener encendida en una montaña rusa acuática. En ese recorrido salen muchos que quieren apagarla. Siento que ahora hay gente joven que tiene el talento para mantener esa llama viva.

El director respondió las diferentes preguntas del público, conformado en su mayoría por estudiantes de la universidad. Una de ellas fue si cree que ya se le calló la boca al periodista  que hace algunos años  dijo que hacer cine no era para colombianos, que eso había que dejarlo para quienes sabían hacerlo. 

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“Claro que ya hicimos que se tragara sus palabras. Vivimos en un país que por mucho tiempo se ha odiado así mismo, se ha burlado de sí mismo y debemos darle la vuelta a eso”, dijo enfático Guerra, quien recientemente fue destacado por la revista Variety como uno de los diez directores para ver en el 2016.

También fue cuestionado sobre si ha estudiado la obra del escritor caleño Andrés Caicedo (1951-1977), quien vivió en una época en la que  los cineastas locales  vivían en una utopía.

 “He conocido el espíritu de Andrés Caicedo a través de las personas a las que inspiró. Trato de no pensar mucho en él porque me duele la manera cómo se apagó. Me imagino que se sintió siempre un incomprendido. Debió sentirse como un extraterrestre en ese momento, pero hoy su semilla ha germinado, está más vivo que nunca”.

Ciro Guerra confesó que el Hay Festival es su carnaval personal y que asiste desde los 18 años porque es el espacio donde se encuentra con sus amigos. Cuando empezó a ir  veía a Víctor Nieto y a Jorge García Usta, que eran quienes manejaban el festival, como unas personas inalcanzables. Ahora su percepción es distinta porque son sus amigos, lo que lo hace sentirse mucho más cercano al evento.

El también director de ‘Los Viajes del Viento’ (2009) y ‘La Sombra del Caminante’ (2004) admitió que no le gustan las  películas en computador, ni en DVD. “Para mí la magia de la pantalla grande es inigualable. Lo bueno de la cinefilia es que es inagotable. Yo no podría pensar en suicidarme con tanto cine para mí”.

Es debido al respeto que le tiene al arte, su arte, que para él es doloroso el proceso de postproducción, el que implica dejar por fuera mucho material. “En todas mis películas he tenido que sacar mis escenas favoritas. Eso es algo que no voy a superar. Mis películas siempre empiezan de una forma diferente a como las había pensado, ellas arman su propia vida”, explicó.

Escribir los guiones tampoco le resulta más fácil. “En mi mundo lo ideal sería tomar una cámara y contar la historia, pero la realidad es que no se puede hacer de este modo. Se requiere de un proceso que para mí es antinatural porque no soy escritor. Debo hacer un arte diferente al mío para llegar a lo que deseo y tengo que hacerlo perfecto”, le confió al auditorio.

“Estos guiones metódicos son los que me hacen odiar la escritura. De pronto me sentiría más cómodo si fuera un derroche de palabras. Para mí el guión es como meter un elefante blando en un cajón de plástico en el que no cabe. Pero indudablemente debe quedar bien hecho para que todos entiendan la película”, agregó.

Uno de los aciertos de su última película fue la inclusión de actores naturales. Sin embargo, aseguró que su  mejor experiencia es con los actores de teatro porque tienen rigurosidad, pasión, se entregan tanto que tienen poca consciencia de sí mismos. “Hay actores que van más allá de lo que se puede representar. Para mí no son actores naturales sino sobrenaturales porque tienen una experiencia de vida que los hace diferente y eso genera una tensión valiosa en el espectador.  Uno los escoge de acuerdo a lo que estás contando”, concluyó.

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