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Cinco razones para releer a Octavio Paz

Recordado por sus ensayos políticos, por sus reflexiones sobre el arte contemporáneo, por su poesía erótica y por ese afán de encontrar una identidad para los mexicanos que expuso desde muy joven en su obra cardinal, ‘El laberinto de la soledad’, Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, sigue tan vigente como hace 80 años. En el centenario de su muerte, cinco razones para acercarse a su obra.

16 de marzo de 2014 Por: Redacción de GACETA

Recordado por sus ensayos políticos, por sus reflexiones sobre el arte contemporáneo, por su poesía erótica y por ese afán de encontrar una identidad para los mexicanos que expuso desde muy joven en su obra cardinal, ‘El laberinto de la soledad’, Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, sigue tan vigente como hace 80 años. En el centenario de su muerte, cinco razones para acercarse a su obra.

Si la extensa personalidad de Octavio Paz cupiese en una sola palabra, quizá la que mejor le calzaría sería apasionado. Así lo cree el escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez, editor de la revista Artes de México, quien tuvo la fortuna de conocer al premio Nobel mexicano y entablar con él una amistad personal y de colegaje que se prolongó por años. “Era un tipo tan absolutamente apasionado a quien, parecía, nada le era indiferente. Era capaz de hacer las cosas más irreverentes o extrañas como responder el teléfono a las 4 de la mañana a un joven poeta que no conocía, pero que le sonaba interesante, y quedarse allí, cuatro horas con él, solo por la pasión de escuchar algo que, creía, tenía que escuchar”, dice.Por eso, a quienes lo conocieron, nunca les resultaron extraños sus comportamientos a veces extremos, siempre apasionados: huir con una amante 25 años menor que él, siendo ella la esposa de un diplomático francés; liderar un movimiento en Nueva Delhi para promover la poesía moderna en los años sesenta; renunciar a su cargo de embajador en protesta por la masacre de Tlatelolco, evento que marcó hondamente su vida; defender a un poeta absolutamente desconocido.Quizá no pudo haber sido de otro modo. Nieto de un soldado retirado de las fuerzas de Porfirio Díaz, e hijo de un abogado de Emiliano Zapata quien, además, participó en la reforma agraria, Paz creció en plena Revolución mexicana y eso, más que nada, encendió sus pasiones y marcó su estilo de vida.Fue justamente esa pasión, cree hoy Ruy Sánchez, la que lo llevó a crear una basta obra (cerca de 14 tomos); una de las más lúcidas de su época y que hoy, al celebrarse los cien años de su natalicio, sorprende por su vigencia. Basta revisar ensayos suyos, sus textos, sus libros, para saber que fue un adelantado a su tiempo. “Quien lea hoy ‘El ogro filantrópico’, escrito por Paz en 1979, podrá comprender –así sea mexicano o extranjero- lo que está sucediendo hoy en México. Es que ya para esa época, él fue capaz de ver que, por ejemplo, el PRI no era un partido político, sino un sistema político que unía a las tres fuerzas que ahora se llaman partidos”. Lo mismo sucede con el arte. Su famoso ensayo sobre Marcel Duchamp, ‘El castillo de la pureza’, aporta las claves necesarias para entender de qué se trata esa batalla que hoy, 40 años después, se libra entre el arte moderno y el arte contemporáneo. Pero, ¿cómo abordar la inmensa obra de Paz? ¿Cómo acercarse a ese laberinto sin perderse en el intento?Esa es una pregunta que ha interesado a Ruy Sánchez desde 1990, cuando Octavio Paz recibe el premio Nobel de Literatura y todas las miradas se vuelcan hacia él. Fue en aquel año que recibió el encargo de una editorial norteamericana de hacer un libro didáctico sobre el escritor mexicano, una suerte de Octavio Paz para neófitos. Y el reto le sonó. Entonces se sumergió en los vericuetos de sus ensayos políticos; en sus aproximaciones a la historia mexicana y ese afán por darle una identidad a su país; en sus poemas eróticos; en su visión sobre Oriente; en sus críticas literarias sobre autores rimbombantes y poetas anónimos. El resultado, además de decenas de artículos publicados en revistas de diferentes países, es un libro recientemente publicado por el Fondo de Cultura Económica en México, ‘Una introducción a Octavio Paz’ cuyo propósito es, según Ruy Sánchez, “que todos podamos leer más la obra de este importantísimo y gran escritor”. Justamente con ese fin, y aprovechando su presencia en Colombia, le pedimos cinco razones para acercarnos a la obra de Octavio Paz. Estas son sus propuestas.1.La política y la historia.“Al haber sido nieto de un revolucionario, postindependentista, e hijo de un revolucionario zapatista, Paz empieza a tener, desde muy niño, una conciencia política muy arraigada. Después le toca, en la escuela, con los poetas que introdujeron la vanguardia en México, es decir la generación de contemporáneos, y eso lo afianza en sus ideologías. Más adelante viene la post revolución mexicana, la guerra de España y la post guerra europea, su viaje a la India y, finalmente, la matanza de Tlatelolco. Todo esto marca su ser político e histórico. Pero, quizá lo más valioso es que Octavio Paz, como solo lo pueden hacer los adelantados a su tiempo, logró transformar su mirada a esos hechos políticos e históricos en una visión. Y para hacer eso hay que enfatizar lo que decía Aristóteles sobre la diferencia entre el historiador y el poeta: el historiador habla de las cosas que fueron, y el poeta de las que fueron, de las que podrían ser, y de las que deberían ser. Es decir que para transformar la mirada hay que tomar distancia, profundizar y tener una perspectiva, y eso hizo Paz. Basta leer hoy ‘Ogro filantrópico’, escrito hace más de tres décadas, para entender lo que pasa en el México de hoy”.2.La poesía.“Octavio Paz crece en una época en que las vanguardias artísticas comienzan a internacionalizarse. Así, esas tendencias europeas llegan a América Latina, y es él el primero que usa algunas técnicas y modos de ser de esa poesía vanguardista como el simultaneismo, utilizado por Apolinaire. Paz se dedica a estudiarlos detenidamente, y con su obra ´Piedra de sol’ (1957) hace un gran rompimiento de lo que era hasta entonces la poesía mexicana”.Una presencia como un canto súbito / como el viento cantando en el incendio,/ una mirada que sostiene en vilo / al mundo con sus mares y sus montes, / cuerpo de luz filtrado por un ágata, / piernas de luz, vientre de luz, bahías, / roca solar, cuerpo color de nube,/ color de día rápido que salta, / la hora centellea y tiene cuerpo,/ el mundo ya es visible por tu cuerpo, / es transparente por tu transparencia.“Así mismo, cuando Paz se expone al surrealismo empieza a ser otro: escribe poemas con los ojos cerrados, explora el sueño, explora la noche. A partir de ese momento, toda su poesía se va a convertir en una exploración de estas esas posibilidades. Pero hay algo que se mantiene hasta el final y es el propósito de que su poesía esté llena de historia”, explica Ruy Sánchez.3.El arte.En el terreno del arte, la coyuntura que se vive ahora, una polémica feroz entre el arte moderno, que es la pintura que conocimos en el Siglo XX, y el arte contemporáneo, que es el de las de instalaciones y perfomances, Octavio Paz la ‘predijo’ más de cincuenta años atrás. Sus reflexiones, por ejemplo, sobre Marcel Duchamp, dan elementos para comprender el arte contemporáneo. “Es que ya en 1912, Duchamp se levanta contra la pintura retiniana y empieza a hacer un arte extrañísimo, que para entonces no podía ser aceptado como arte en su momento. Pero Octavio Paz supo darnos claves para comprenderla y entender lo que pasa hoy. ¿Por qué? Porque no tiene una mirada de crítico de arte, sino de poeta”, dice Ruy Sánchez. De igual forma, da la batalla por defender a pintores que eran mal vistos en la época, como Rufino Tamayo que, en lugar de pintar la épica de la Revolución, pinta rojo sobre rojo sobre rojo. Paz, entonces, se preocupa por comprender qué importancia tiene que este hombre se preocupe por el rojo y haga de eso una obra que, además, tiene ecos en el México prehispánico.4.La edición.Otra de sus grandes pasiones fueron las revistas. A lo largo de su vida fundó al menos seis, entre ellas Taller, El Hijo Pródigo y La Mítica Vuelta, que nació en 1976. Buena parte de ellas las dedicó no solo a los ensayos, sino a la crítica literaria. Cuenta Ruy Sánchez que cuando trabajaron juntos en Vuelta, solía recibir grandes cantidades de libros, incluso muchos más de las que era capaz de leer. “De pronto se aparecía en la revista con una reseña de uno de esos escritores o poetas que no conocía, un absoluto desconocido, pero cuyo tema le había apasionado, y entonces la publicaba”, recuerda.5.El amor y el erotismo.Dueño de unos ojos azules intensos y una figura muy varonil, Paz siempre contó con la admiración del género femenino. Y él supo corresponder: tuvo una agitada vida amorosa. Aunque estuvo casado tres veces, quizá su momento más apasionado en el amor fue cuando, siendo embajador de la India, se enamoró locamente de una joven 25 años menor que él, casada a su vez con un diplomático francés. Y se fugan juntos. Desde entonces, explica Ruy Sánchez, su método de hacer poesía se transforma en erótico. “Entendió el erotismo en el sentido más amplio: de contacto con el mundo a través de todos los sentidos. Y eso se debe mucho a los años que pasó en la India”.Paz siempre quiso escribir un libro extenso sobre el amor, y con el tiempo, cuando vio cerca el fin de la vida, hizo una síntesis de ese proyecto que se llamó ‘La doble llama’. Allí, él refleja que la esencia entre el erotismo y el amor se convierte en una manera de estar en el mundo. “Es entonces cuando empieza a haber una metamorfosis en todas su preocupación poéticas”. Un ejemplo es ‘Cuerpo a la vista’. Cuerpo a la vistaY las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo:tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,sitios en donde el tiempo no transcurre,valles que sólo mis labios conocen,desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,cascada petrificada de la nuca,alta meseta de tu vientre,plata sin fin de tu costado.Tus ojos son los ojos fijos del tigrey un minuto después son los ojos húmedos del perro.Siempre hay abejas en tu pelo.Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojoscomo la espalda del río a la luz del incendio.Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcillay en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grisesla noche de los cuerpos,como la sombra del águila la soledad del páramo.Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,boca del horno donde se hacen las hostias,sonrientes labios entreabiertos y atroces,nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible(allí espera la carne su resurreccióny el día de la vida perdurable)Patria de sangre,única tierra que conozco y me conoce,única patria en la que creo,única puerta al infinito.

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