Diversidad: Cali, una ciudad que hizo de la diferencia su mayor fortaleza

Abril 25, 2020 - 09:45 a. m. 2020-04-25 Por:
Redacción de El País

Diversidad en Cali.

Cali es mucho más que una ciudad. Es una raza, una religión, una cultura, un sabor, una danza. Y eso, para quienes tienen distintas formas y costumbres de habitar el territorio, la convierte en un ser excepcional.

Esa ciudad cultural y racialmente amurallada de décadas atrás, que representaba para muchas comunidades una carrera de 400 metros con obstáculos, con los años se equipara más a una de cien metros planos.
Cali es la capital y la sucursal de tantas cosas y sin embargo siempre tiene espacio para un reconocimiento más. Para ser considerada la ciudad afro e incluyente de Colombia por la reivindicación de los derechos de las comunidades negras o la ciudad multicolor por sus avances en diversidad y equidad de género.

Con la madurez y la capacidad de aplicar en armonía el marco normativo legal con los preceptos que contempla la jurisdicción especial indígena, y a su vez con el encanto y las oportunidades que fueron capaces de detener en su suelo el trasegar de un gitano, el último de la cultura ROM.

Así viven y sienten la ciudad cuatro de las principales comunidades que habitan en ella y que coinciden en que Cali, la capital de la diversidad, tiene la capacidad innata de convertir en caleño a todo aquel que pise su suelo sin importar el color, la religión o el lugar en el que haya nacido.

“El Petronio es el símbolo de la inclusión”

Más de 100 mil personas participaron del Festival de Música del Pacífico.

Foto: Aymer Andrés Álvarez | El País

Las conquistas sociales y los espacios de participación y poder que han obtenido las comunidades afrocolombianas en Cali son parte de un proceso evolutivo de varias décadas.

Para quienes llegaron hace cerca de 40 años desde distintas regiones del Pacífico huyendo de desastres naturales o el embate de la pobreza y la falta de oportunidades, la capital del Valle era una ciudad infranqueable en términos de diversidad.

“Eso fue evolucionando y hoy Cali es la ciudad afro e incluyente de Colombia, sin desconocer que aún hay comportamientos de personas que arrastran ciertos perfiles de exclusión y racismo, pero indudablemente Cali nos acogió y ya no es una rareza que un afrocolombiano, hombre o mujer, se destaque en la ciudad”, resalta Óscar Gamboa Zúñiga, líder afro y excandidato a la Gobernación del Valle.

Pero si bien la mentalidad del caleño se fue abriendo de a poco al reconocimiento y la aceptación de otras etnias y culturas en la ciudad, el evento que terminó de moldear ese punto de encuentro entre blancos y negros fue indudablemente el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, en el que durante tres días toda la ciudad, desde el estrato 1 al estrato 6, se junta en un solo escenario.

“El Petronio es el símbolo de la inclusión en Cali. Un empresario muy querido me contó que en el Club Colombia, donde llega la alta sociedad caleña, se bailó ‘La vamo a tumbá’. Eso es sociedad, eso es inclusión. Falta muchísimo todavía, pero en Cali indudablemente nos sentimos acogidos”, señala Gamboa.

Hoy en Cali, la de todos, no es raro que un afro aspire a la Alcaldía o, como en el caso del mismo Óscar Gamboa, a la Gobernación del Valle o estén al frente de destacados cargos públicos.

Esto es el resultado, señala Gamboa, de que también la conducta al frente de lo público haya roto paradigmas.

“Hemos sabido responder en los cargos públicos y con nuestra conducta hemos defendido esta ciudad que nos acogió y en la que convivimos todas las expresiones étnicas”.

“A pasos agigantados en los temas Lgbti”

La fuerza que año tras año va logrando la Marcha de la Comunidad Lgbti en Cali es un claro ejemplo de una sociedad que reconoce la diferencia y entiende que la diversidad no se mide simplemente en términos étnicos o raciales.

Aunque falta mucho por andar, lo importante es que Cali ya va en camino, con la bandera multicolor en la mano, al reconocimiento de los derechos fundamentales y las garantías plenas en materia de diversidad de género.

El Acuerdo 0461 del 2019 le permite a la Administración Municipal avanzar a través del programa ‘Cali Diversa’, en una política pública para personas con orientaciones sexuales distintas.

“Somos seres humanos distintos, que aman distinto, que sueñan distinto, piensan distinto, que creen distinto, pero sobre todo que desean aportar a las transformaciones de una ciudad que tiene que contemplarse y sentirse orgullosa de su diversidad”, dice Óscar Eduardo Solarte, activista y creador de eventos culturales en defensa de la población Lgbti.

Destaca que cada vez surgen más líderes y lideresas en la búsqueda de la reivindicación y la garantía de sus derechos, así como la partición de más miembros de la comunidad en el escenario político electoral.

“Hemos avanzado con la aprobación de la política pública, que es el derrotero para la garantía de los derechos civiles y políticos, y esperamos su aplicación plena... Amar es un derecho y el amar no puede estar guiado por una línea de dominación sexista o heteropatriarcal porque es un sentimiento totalmente humano”.

Si bien ciudades como Bogotá y Medellín ya tienen un mayor recorrido, considera Óscar Eduardo que Cali va caminando a pasos agigantados en los temas de la comunidad Lgbti.

“Se fortalece la relación con los indígenas"

El ser reconocidos en la diversidad y mantenerse organizados como cabildos en la ciudad de Cali, con su gobierno propio, es quizá el avance más significativo que han logrado las comunidades indígenas residentes en la capital del Valle.

“Nuestra relación con las autoridades locales es una relación que se ha venido fortaleciendo con el tiempo”, explica Yuli Meneses, líder indígena que ha hecho parte de varios de los procesos de integración de los cabildos y el Municipio de Cali.

Pasaron cinco años desde que se constituyó el primer cabildo en la ciudad, el cabildo Inga en 1998, hasta que en el 2003, en un proceso de incidencia política, el Gobierno de John Maro Rodríguez les permitió alcanzar el anhelo de posesionar sus autoridades ante la Administración Municipal.

Poco a poco se ha ido disipando esa idea que tenían muchos de que los indígenas no deben estar en la ciudad sino en las montañas y Cali es símbolo de esos logros y ese reconocimiento de comunión y de multiculturalidad que reza en la Constitución.

“El aporte que le hacemos, tanto a la comunidad como a Cali es que hemos sabido ser un eficiente organismo de control. Nosotros descongestionamos los despachos judiciales y tanto reconocimos nuestro gobierno propio que si usted tiene una dificultad con una persona de la comunidad, busca al Cabildo y ahí se atienden demandas de inasistencia alimentarias, civiles y es ahí donde dirimimos conflictos”, explica Yuli Meneses.

Es consciente de que faltan cosas por mejorar, pero tienen la enorme ventaja de contar con una Mesa Central de concertación que es un instrumento de diálogo directo entre las autoridades municipales y las autoridades indígenas.

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