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Actualmente, el Colegio cuenta con un grupo de profesores altamente calificados para sus asignaturas y ofrece una formación religiosa orientada en valores. | Foto: José Luis Guzmán / El País

EDUCACIÓN

El 'milagro' que salvó al colegio María Auxiliadora de Cali

La historia del 'milagro' obrado por la Virgen y las exalumnas que salvaron del cierre al Colegio María Auxiliadora. Hoy es mixto, bilingüe y tiene una planta física idónea. Varias generaciones se unieron para lograrlo.

5 de septiembre de 2021 Por: Isabel Peláez R. / Reportera de El País

Para Sor María Teresa, directora de la comunidad de hermanas salesianas, ver llegar, en medio de un diluvio, el pasado miércoles por las puertas del colegio, a niñas y niños, fue como celebrar unos votos perpetuos o un 24 de mayo, Día de María Auxiliadora.

Confiesa que desde el año pasado ha vivido los dolorosos, ante el anuncio del cierre del Colegio María Auxiliadora, una institución que va a cumplir, en octubre, 88 años educando con la pedagogía salesiana a las niñas de Cali. “Como directora me ha tocado una etapa difícil, pero también gozosa, porque a la par con esta situación que parecía el fin, salen las exalumnas —en especial la promoción 1990—, y dicen ‘nosotras haremos todo para salvar a nuestro colegio’, eso es una dicha”.

Cuenta la hermana que desde hace seis años empezó a disminuirse el alumnado, por ende las entradas, y aunque el Centro de la Provincia ayudaba a pagar nómina, llegó el momento en que no podía sostener el colegio en Cali, había otras prioridades. Y cuenta que aunque la madre provincial albergaba en su corazón el deseo de no cerrar, llegó enero y en su visita emitió el comunicado a padres de familia del cierre definitivo del colegio.

Cuenta Sor Teresa que una exalumna, Adriana García, quien es abogada, le pidió que sugiriera dos nombres de otras egresadas, “para que nos ayuden a salvar el colegio”.

“Y se me vinieron dos a la cabeza, me acordaba de ellas pequeñas, porque yo también viví en el colegio recién profesa: Katy Franco y María Claudia Romo, pero no tenía idea de qué habían hecho ellas en la vida, yo creo que eso me lo sopló la Virgen. Luego me dicen que Katy Franco es una pedagoga que ha manejado 18 colegios, María Claudia Romo es poderosísima en asociaciones y corporaciones. Y ellas tres hicieron un estudio financiero con toda la información que la Provincia les dio. Después me dijeron: ‘no somos personas de plata, necesitaríamos un músculo financiero de unos $300 millones, para la continuidad del colegio. Pero nosotras no teníamos con qué’. Y a una de ellas se le zafó en un chat de su promoción decir: ‘Se cierra el colegio en Cali’ y la noticia se hizo viral, el exalumnado se pronunció: ‘No se cierra, esa es mi casa, yo me crié ahí, mi mamá, mi abuelita, mis tías, mi tatarabuela, son exalumnas, tenemos que hacer algo. Y a una de ellas se le ocurrió recoger fondos o como se dice coloquialmente ‘armar una vaca’ en una plataforma digital”.

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“Imagínate que una de las exalumnas mayores —de 90 años—, me llama y me dice: ‘Hermana directora, yo tengo platica, pero a una vaca no se la voy a dar, dígame más bien una cuentica de un banco en la que sea capaz de consignar. Y aportó $5 millones”, narra la hermana María Teresa.

La hermana provincial dio un plazo para conseguir el músculo financiero que proponían las exalumnas fundadoras, el 25 de marzo sería la fecha límite. “Por ley debo enviar una carta a la Secretaría de Educación, anunciando el cierre del colegio”, dijo ella. “Cada promoción empezó a recoger fondos, a hacer videos y la cifra subió hasta el punto que la Asociación de Exalumnas tuvo que prestar la cuenta suya para que consignaran allí. El 24 de marzo decidieron no decir cuánto faltaba para que la gente no se desanimara y dar el total recogido el 25 en horas de la noche. Y pasamos de $300 millones”, relata la hermana María Teresa como dando fe de un milagro.

Y las exalumnas, las de todas las generaciones, empezaron a soñar con el colegio que querían. Se reunieron con la madre provincial. Dicen que hasta María Auxiliadora puso su cuota. Fueron 1000 exalumnas que forman la corporación Corposedes, que opera y administra el colegio, 40 más que participan activamente y de ellas un grupo de ocho fundadoras, que le metieron el hombro al proyecto de manera voluntaria. Buscaron perfiles de rectoras, de profesores, que desde el pasado 17 de agosto asisten a reuniones para conocer el modelo salesiano y saberlo transmitir.

“Estamos felices de ver que todo lo que las monjitas oramos fue escuchado, aunque estábamos dispuestas a hacer la voluntad de Dios, pedimos a María Auxiliadora ‘que no se vaya el carisma de Cali, que nuestras niñas no pasen a otras manos, que la educación católica se preserve, que después de ver cerrar otros colegios católicos, no cierren el nuestro’. Aunque respetamos otras confesiones religiosas, para nosotras es importante luchar por la nuestra”, dice Sor María Teresa.

La hermana se siente contenta de ver el crecimiento del colegio, gracias a las exalumnas auxiliadoras, “ahora es mixto y bilingüe. Los nuevos están fascinados con esta casa tan grande, con los salones tan amplios que facilitan el distanciamiento y la bioseguridad. El salón de juegos se convirtió en un amplísimo comedor. Tenemos nuestra bella capilla, el teatro y el polideportivo que es muy apreciado en la ciudad —tres clubes lo están alquilando—, así como el tercer y cuarto piso que los usa la Universidad Autónoma de cinco a diez de la noche, mientras el patio de arriba con cancha de básquetbol les sirve de parqueadero de motos a los universitarios y el de entrada con capacidad para 65 carros”.

“Mi colegio es mi hogar, cuando supimos que iban a cerrarlo nos entró una angustia espantosa”, admite María Cristina Yusti, cuya promoción cumplirá pronto 60 años de egresadas.

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Ella llegó a sus 6 años al que por ese entonces era un internado. “Era la más chiquita, resultado de un hogar fallido, quedé bajo la tutoría de un tío que era soltero, médico, muy ocupado y no podía encargarse de mí, como era el médico de las hermanas salesianas, me recibieron en el colegio con mis muñecas. Allí viví hasta que me gradué de bachillerato”.

“Las hermanas nos inculcaron el amor por María Auxiliadora y nuestro valor como mujeres. No eran partidarias de que nos quedáramos en casa criando muchachitos. Me ayudaron a entrar a la Universidad del Valle, donde estudié Ingeniería Electromecánica, fui la segunda mujer que hizo esta carrera en el país. Cuando dije que quería ser monja, ellas no me recibieron, dijeron ‘usted no tiene vocación, lo que pasa es que vivió toda la vida con nosotras y cree que tiene, pero no’. Eran sabias. Nos educaron para ser buenas madres, decían ‘no olviden nunca que tienen cuna’”.

Aún estudiando en la universidad, María Cristina siguió viviendo en su colegio el primer año. “Me casé en la capilla de María Auxiliadora y renové mis votos matrimoniales, de ahí salí para la luna de miel, yo era la hija de las monjitas. Me consiguieron un apartamento en Bogotá frente al colegio. Y cuando tuve mi bebé, me llevaban comida. Fueron divinas, les debo todo lo que soy, me enseñaron todo lo que sé”.

Por eso, saber que su colegio, que fue su hogar, se iba a acabar, le partió el corazón, “las exalumnas salesianas lo consideramos nuestra casa. Y a pesar de ser un internado, nunca fue un castigo para mí o mis compañeras. El sistema de Juan Bosco es de amor, de buena relaciones, no concibe castigos físicos. Nunca vi a ninguna niña llorar”. En 1962 el Concilio Vaticano II abolió los internados en las ciudades y los dejó solo en las zonas rurales, sin embargo María Cristina siguió viviendo en su colegio, y de tercero de bachillerato a sexto fue la única interna. “Dormía en un cuartico encima de la capilla, muy lindo, aún existe”, asegura esta exalumna que recuerda con especial cariño a Sor Leticia Sánchez, quien ya murió y a quien llamaba “mami”. María Cristina es una de las infaltables a la cita todos los 24 de mayo en el Colegio, donde con una emotiva eucaristía, a la que asisten alumnas y exalumnas, se celebra el Día de María Auxiliadora.

María Cristina dice que allí recibió una formación espiritual muy linda, en la cual la Virgen era la imagen a seguir. Las monjas le enseñaron a bordar, “para el bautizo de mi última nieta le hice un mantón bello. Aprendí también a pintar porcelana y acuarela”.

Así que ante la aterradora idea de que cerraran su colegio, le pidió consejo a su hijo que es consultor de empresas, y este le dijo que debía volverse bilingüe, mixto y moderno para que fuera viable. “La muchachas jóvenes, que ahora están en cargos importantes, fueron las de la idea de crear una cuenta para iniciar el proyecto y gracias a Dios se pudo recoger esa platica”.

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Katy Franco Armenta, vicepresidenta de Corposedes, que opera y administra el colegio, y es asesora pedagógica, fue una de las gestoras del proyecto. Esta exalumna de la promoción de 1977 recuerda que no era muy juiciosa, aunque sí aplicada, activa y deportista, “las hermanas fueron comprensivas ante mis travesuras y necedades, y valoraban más mis virtudes. Las hermanas nos daban responsabilidades desde muy niñas a cada una: ‘Usted va a estar a cargo de la campana, usted de la puerta del salón, otra de los balones, una más de que el tablero esté limpio’, eso lo llenaba a uno de orgullo, hoy en día pienso que eso nos hizo ser responsables, cumplidoras del deber y comprometidas con nuestra causa”.

A su memoria llegan también las veces que le encomendaron el cuidado de otra alumna más pequeña. “Ahora que estamos en esta causa, me encuentro exalumnas que me dicen: ‘Katy, yo te guardo un gran cariño, es que tú me cuidabas en el bus, tú me llevabas hasta el salón, tú me rescataste mi lonchera un día que se me perdió’, y eso me llena de alegría. Ahora que reabrió el colegio, es hermoso ver cómo niñas de octavo, noveno, décimo y once se preocupan por los más pequeños, los cuidan”.

Katy no olvida a Sor María Carrasquilla, una hermana psicóloga que llegó de Italia con la idea de realizarles a las niñas pruebas de aptitud profesional. “Contraté la prueba. Cuando me dijo que servía para muchas cosas, le dije que me devolviera la plata, necesitaba que me dijera solo para una. Después de las carcajadas de las monjas ante mi indignación y de haber considerado estudiar medicina o psicología, al colegio llegaron representantes de la Universidad San Buenaventura y hablaron de una carrera que iban a abrir, educación preescolar, me encantó, por la experiencia que había tenido de cuidar a las niñas más pequeñas. No me equivoqué, esta profesión ha llenado mi vida y me ha hecho muy feliz”.

Ella no solo tuvo su propio jardín infantil, enseñó en universidades como Cenda y San Buenaventura, en colegios como el Stella Maris, gerenció el departamento de Educación y Cultura en Comfenalco, y los últimos 15 años de su vida profesional fue gerente de Educación y Cultura en Comfandi, liderando colegios, centros culturales, programas técnicos y tecnológicos para el Valle. Cuando se pensionó, le habló a la Virgen María Auxiliadora: “Madre, me siento jubilada, no pensionada, aún tengo muchas pilas”, y la llamaron de la Secretaría de Educación a trabajar con ellos.

Por eso, cuando Adriana García, presidenta de Corposedes, le contó que iban a cerrar el Colegio María Auxiliadora, sintió una gran tristeza, “para mí como educadora, que se cierre una institución de esta calidad en Cali, con una formación en valores y en la fe, es una pérdida muy grande”. Contactó a las exalumnas que más pudo y encontró que ocupaban cargos importantes y que eran queridas y valoradas por su comunidad, reflejo de la buena formación recibida.

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Cuando Katy revisó junto a Adriana los estados financieros del colegio, vieron que pese a que los ingresos estaban bien manejados, las alumnas eran muy pocas, por la falta de mercadeo, difusión e innovación. “Cuando surge la idea de hacer viable el colegio y recoger fondos para darle una estabilidad de un año, mientras lo potencializábamos, empezamos a ver muchas posibilidades”.

De acuerdo con María Claudia Romo, de la junta directiva de Corposedes, “junto a Adriana García y Katy Franco, evaluamos la parte financiera, pedagógica, de mercadeo y la proyección de sostenibilidad y se encontró que si había un apoyo de la Red Institucional del Exalumnado y el compromiso de este para sacar adelante al colegio, este era viable”.

Cuenta que fueron las egresadas más jóvenes, de la promoción 1990, como Luz Marina Muñoz, la cantautora Vicky Echeverri, la abogada Carolina Escrucería, entre otras, quienes a través de ‘la vaca’, hallaron el vehículo para llegar a los corazones de todas. “Unimos fuerzas las más maduras con las más jóvenes y tocamos las fibras de los líderes de cada promoción que se unieron al proyecto Cuestión de Corazón, liderado por la comunicadora Zulma Lorena Ruiz y un equipo de mercadeo, a la cabeza de María Virginia Bonilla Franco. Se hicieron videos y mensajes diarios de motivación por redes sociales. Tuvimos infinidad de charlas por zoom con líderes educativos y comunidad del colegio”.

María Claudia, promoción 1980, recuerda las clases de filosofía con Sor Magdalena Mojica, así como las de física, química y literatura, pero en especial, la paz y la alegría que se respiraba en salones y pasillos.

Vicky Echeverri, de la promoción 90, quien fue presidenta del colegio en quinto de bachillerato y hoy es cantautora internacional, radicada en Miami, tiene vivo en su memoria el momento en que le anunció a Sor Magola que iba a representar al colegio como solista en el Festival de Calatrava, en el Colegio Lacordaire y ella le dijo: “Usted sola no va, tiene que ir en grupo, aquí somos unidas”. A sus 15 años montó un coro con Claudia García, Catalina León, Marcela Idárraga, Mónica Valencia, Liliana Vera, fueron cerca de 20 alumnas, que finalmente ganaron la Gran Cruz de Calatrava en 1989. “Uno aprende que es más lindo unirse y sacar adelante un premio o el colegio, eso nos enseñaron las hermanas, que la unión hace la fuerza”.

Cambios

Actualmente, el Colegio cuenta con un grupo de profesores altamente calificados para sus asignaturas y ofrece una formación religiosa orientada en valores.

Tiene énfasis en tecnología, matemáticas e inglés, a una coordinadora académica y maestros bilingües y reactivó el laboratorio de idiomas.

Hay varios convenios con instituciones como la Universidad Autónoma, que trabaja en las áreas básicas que se ven en educación secundaria. Así que un estudiante del colegio que ingrese a dicha institución, ganará varios semestres de la carrera que escoja. La planta física se ha renovado y se ha adecuado mobiliario y tecnología, el colegio tiene dos plataformas digitales.

Promoción del 90

“María Ximena Arango me dijo: ‘el colegio se va a acabar y Luz Marina Muñoz está armando ‘vaca’ porque Katy Franco y Adriana García hicieron un estudio y se necesitan fondos. Llamé a Carolina Escrucería, Adriana García, Luz Marina Muñoz, Diego Morán, Sor María Teresa y nos reunimos. Adriana dijo que necesitábamos juntar $300 millones en 20 días, me asusté, pero dije ‘vamos a hacerle, lo importante es tratar’. De esa reunión nació todo, reunimos videos de exalumnas y los movimos en redes”, dice Vicky Echeverri. También se unieron Norma Peláez, Mónica Rodríguez, Claudia García, Liliana Velasco, Nelly Payán.

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