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¿Por qué muchos no le creen al 'apretón' del Gobierno?

Caída en renta petrolera y costos del posconflicto presionan las finanzas estatales. Piden que se profundice la austeridad. Otros no respaldan apretón del 2016.

24 de enero de 2016 Por: Redacción de El País

Caída en renta petrolera y costos del posconflicto presionan las finanzas estatales. Piden que se profundice la austeridad. Otros no respaldan apretón del 2016.

El pasado miércoles, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, mostró en su cuenta de twitter un tiquete de vuelo en clase económica hacia Davos, Suiza, (más una foto en el avión) para asistir al Foro Económico Mundial con lo que dio a entender su compromiso con el 'apretón' anunciado para el 2016. Lea también: Santos pide a ministros "ajustarse el cinturón" ante panorama fiscal del país

A muchos el mensaje del jefe de la cartera de las finanzas públicas no les convenció, pues según los analistas  el nuevo plan de austeridad lanzado por el presidente Juan Manuel Santos, debería profundizarse más, a través de un recorte de nóminas en entidades estatales y de privilegios salariales de los que gozan miles de empleados. Pero se corre el riesgo de que el desempleo aumente.

Otros por el contrario, consideran que en este momento de desaceleración de la economía, el gasto público no puede recortarse, ya que ello iría en contravía de la reactivación.

El origen de la temporada de 'vacas flacas' obedece a que la renta petrolera se esfumará en los próximos doce meses ante el fuerte desplome del precio del crudo, el  cual ronda los US$30 por barril, y así lo reconoció el propio Santos.

 Por esa vía, el Gobierno perdió $10 billones en el 2015. Es decir, impuestos que dejó de recibir el fisco de las empresas que explotan crudo en el país.

Ante tal panorama, la  administración Santos aseguró que la austeridad le permitió al país un ahorro de $9 billones en el 2015. Y la idea es recortar otros $5,3 billones este año  en gastos, entre los cuales figuran cero viajes en primera clase por parte de  ministros y altos funcionarios, menos llamadas por  celulares,  papelería, pago de viáticos,  publicidad, vehículos, entre otros rubros.

 Francisco Cubillos, director del programa de administración de la Universidad del Rosario, recalca que “el Gobierno debería ahondar más en la austeridad, porque aún existen organismos oficiales con nóminas muy altas de personal, que deberían ser objeto de estudio”.

El País estableció que una de esas entidades es la Cancillería que posee 824 cargos en el exterior, 522 en el país, más 1338 de apoyo  en el área de migración. De hecho, este ministerio fue el más favorecido en el Presupuesto General de la Nación del 2016 con un aumento del 21,4 % en sus recursos, junto a Planeación Nacional cuyo presupuesto fue ajustado en 39 %.

Cubillos recalca que como están las cosas, una próxima reforma tributaria —que se prevé será muy agresiva— podría  apalancar el gasto público en esta coyuntura de ‘vacas flacas’, ya que el recorte anunciado para este año podría ser insuficiente.

¿Dónde está el apretón?

En el 2015 el plan de austeridad obligó a 150 entidades estatales a un recorte del 10 % en sus  gastos de funcionamiento, lo que generó un ahorro de $220.000 millones.

Asimismo, a través de otras directivas, según Santos, “se produjeron ahorros adicionales de un 10 %  por $207.000 millones”.

Por su parte, la Agencia ‘Colombia Compra Eficiente’  permitió ahorrar más de $200.000 millones en licitaciones públicas, especialmente de servicios de comunicaciones, combustibles, papelería, mantenimiento, dotaciones, entre otras.

Para el 2016, de acuerdo con la instrucción presidencial, la idea es añadir ahorros similares, aunque ya el Congreso de la República  aprobó una reducción del 2,5 % en las partidas para ministerios y departamentos administrativos en  un Presupuesto General de $215 billones. Esos recortes  suman $5,3 billones. 

Aún con tales cuentas, el ex candidato presidencial, Francisco Santos señaló  en su cuenta de twitter que los anuncios de austeridad son una “hipocresía”, porque en el Palacio de Nariño se gastaron $600 millones en cortinas y fue adquirido un avión para la Primera Dama.

El dilema: gastar o más déficit

En tiempos de desaceleración económica, los analistas consideran que recortar el gasto y la inversión pública constituye un riesgo.

De hecho, el reconocido consultor Mauricio Cabrera, sostiene que “el tema es complicado porque el déficit fiscal es preocupante, pero reducir el gasto frena más la economía, no importa donde se haga”.

Frente a ello, considera que el Gobierno “debe hacer un balance muy complejo entre  dos objetivos —gastar o tener más déficit— si se quiere que el PIB crezca. Es una disyuntiva muy difícil de manejar”.

 De acuerdo con cuentas del Gobierno, el ‘hueco’ fiscal previsto para el 2016 será de unos $24,5 billones,  3 % del Producto Interno Bruto, PIB. Un lastre que será pesado de cargar cuando se firme el acuerdo de paz.

Por su parte, Julio César Alonso, director del Centro de Economía y Finanzas de la Universidad Icesi, recalca que “el momento es difícil, dado que se vienen gastos para el posconflicto en momentos en que la principal fuente de ingresos de los últimos diez años, como era la renta petrolera, se cayó de forma dramática”.

El analista coincide con Cabrera al señalar que un recorte en el gasto no solo tiene implicaciones políticas, sino para la reactivación de una economía que no crecerá más del 3 % este año.

De allí que algunos sectores temen que los $6,4 billones por la venta de Isagén se utilicen no en las vías prometidas, sino en gasto. “Es algo que el país debe vigilar porque la venta fue ilegal”, señala el senador Jorge Robledo.

Por su parte, el analista  Jorge Iván González en el portal Razón Pública expuso que “en el presupuesto de 2016 el Gobierno asume una austeridad que ha probado sus peligros en el mundo, confía demasiado en la inversión privada y reduce el gasto público que había jalonado la economía”.

 Así las cosas, el escenario no es nada fácil, pues si el gasto público se desborda será aún más complicado superar el déficit fiscal.

Mientras tanto, una reforma tributaria está al acecho, ya que  la mayor parte de ese ‘apretón’ le costará a los bolsillos de los colombianos, sean empresarios o ciudadanos del común.

¿Impuestos, la salida? Desde el  año pasado se viene hablando de un reforma tributaria para  tapar no solo el  ‘hueco’ fiscal, sino los futuros costos del  posconflicto.  Pero esa   nueva reforma estaría en veremos ya que el Gobierno está en el dilema de presentarla o no al Congreso antes de julio, pues la misma coincidiría con el plebiscito por la paz.  Varios de  los analistas aseguran “que el ambiente político está  complicado, ya que el Gobierno no estaría en capacidad de darse la pela en ese sentido”. Lo cierto,  dicen, es que el citado proyecto no pasaría en el Congreso, y  menos  un alza del IVA del 16% al 19% y la ampliación de la base para gravar más productos y servicios.Sin embargo,  el economista Francisco Cubillos, dice que “no existe  otra salida, que la de subir los impuestos, para de alguna forma   compensar lo perdido en  renta petrolera”.

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