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Espectadores de lujo en Cascajal: la gratificante visita que recibió el uruguayo Santiago Silva, arquero del América de Cali
Los rojos de Cali se alistan para afrontar partido ante Envigado, por la fecha 13.
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26 de sept de 2025, 07:47 p. m.
Actualizado el 27 de sept de 2025, 12:07 a. m.
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Mientras los jugadores del América entrenaban este viernes a todo vapor bajo un sol radiante en la sede de Cascajal, en la pequeña tribuna que da a la cancha principal, dos personas seguían con mucha atención los trabajos que adelantaban los tres arqueros del América.
Miguel y Alika, los padres de Santiago Silva, portero del cuadro escarlata, no se perdían los movimientos de su hijo, así como los de Joel Graterol y Jorge Soto, quienes constantemente eran ‘bombardeados’ por Ricardo Ribeiro, entrenador de arqueros, y sus colaboradores.

Miguel y Alika llegaron hace una semana a Cali, después de recorrer los 500 kilómetros que separan a su ciudad natal, El Salto, con Montevideo, y luego de tomar un avión que en seis horas los trajo primero a Bogotá, y después a la capital vallecaucana.
“Es la primera vez que venimos a Cali y nos ha parecido una ciudad maravillosa; hace un poco de calor, pero así es El Salto, nuestra población que está al noroeste de Uruguay. No tiene mar pero sí un río que la hace acogedora”, dice Miguel, mientras degusta el famoso mate, una bebida infaltable para cualquier nacido en el sur del continente.
Alika es más tímida para hablar, pero asegura que tuvo sensaciones encontradas cuando su hijo le dijo en enero de este año que vendría a jugar en el América de Cali.
“Fue muy duro porque era la primera vez que lo íbamos a tener muy lejos, pero también mucha felicidad porque se le presentaba una gran posibilidad”, dice la madre del arquero uruguayo, mientras sigue los movimientos de su hijo, que vuela ante cada pelotazo que le mandan desde un sector de la cancha principal de Cascajal.

La visita de los padres se dio en un momento crucial para Santiago, quien hace rato no juega como titular y eso, de alguna manera, golpea a cualquier jugador.
“Lo vinimos a apoyar, queremos que esté bien; él en cierta forma es muy fuerte, entendemos la situación en el equipo y sabemos que en cualquier momento se le va a dar la posibilidad de volver a jugar”, dice Miguel.
Miguel y Alika, por su parte, aseguran que antes del viaje a Cali, todos los días sagradamente hablaban por teléfono con Santiago para ver cómo estaba.
“Unas veces lo llamábamos nosotros, y otra veces lo hacía él. Siempre le dábamos apoyo, nos decía que ha sido una buena experiencia, y que el trato que le han dado acá ha sido muy bueno”, confiesa el progenitor.
Por su parte Alika ratifica que todos los partidos del América los ven por televisión en El Salto: “No nos perdemos un partido, tenemos una aplicación en el televisor que nos permite ver los canales de Colombia. Nadie se mueve de la silla cuando juega América”.
De hecho, Miguel y Alika se consideran ya dos americanos, se sienten a gusto por el trato recibido y dicen que esperan que el equipo siga mejorando para lograr la clasificación.

El entrenamiento termina en Cascajal y Santiago, visiblemente cansado y sudoroso, se acerca y se sienta al lado de sus padres y de su esposa que también siguió de cerca los trabajos en la sede deportiva de los rojos.
A los pocos minutos, la familia se va a descansar, optimistas los padres de que su visita sea el envión motivacional que necesita Santiago para volver al arco del cuadro escarlata.
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