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Hoy en la Feria del Libro de Cali, charla con el laureado novelista argentino Martín Kohan. Llega con una autobiografía en retazos de memoria. | Foto: Especial para El País

ARGENTINA

Martín Kohan presenta su novela escrita en fragmentos 'Me acuerdo', en la FIL Cali Virtual

El escritor y crítico argentino Martín Kohan es uno de los invitados a la Feria Internacional del Libro de Cali. Hoy en charla virtual, presentará su libro ‘Me acuerdo’, una novela escrita a partir de fragmentos.

16 de octubre de 2020 Por:  L.C. Bermeo Gamboa, reportero de El País

Recordar es vivir, dice el refrán. Pero, ¿quién recuerda un libro, una película o una canción completa? ¿Cada palabra, escena o nota musical? Incluso para un especialista, afirmar que sí lo recuerda, resultaría sospechoso, y soberbio. ¿Qué le dice Sancho a su mujer Teresa Panza en el capítulo XXXVI de la segunda parte del Quijote? ¿Tenía escote o no el vestido que Audrey Hepburn usó en el baile, al final de ‘My Fair Lady’? ¿Cuál es la nota que hacen los oboes cuando acaba el primer movimiento del concierto de Brandenburgo No. 2 de Bach?

A menos que estemos preguntándole a Funes El Memorioso o a un programa informático, con un algoritmo más exacto que Google, la única forma de saberlo es volver al libro, a la película y la partitura. Por fortuna, estas obras están allí intactas, para cuando deseemos buscarlas, conservadas en formatos que resisten al tiempo. En cambio, cuando deseamos recordar algún momento de nuestras vidas, cuando le exigimos a nuestra memoria que nos devuelva un informe del pasado individual, lo que recibimos no es un relato coherente y lineal, la transcripción de una eficiente secretaria.

Sonidos a veces obsesivos, imágenes hermosas o perturbadoras, frases y frases sin conexiones, olores profundos y delicados, un sinfín de fragmentos caóticos, como las ruinas de una ciudad antigua, nuestra vida, destruida por la barbarie del olvido.

No obstante, el asombroso poder reproductivo del lenguaje humano logra que de algún modo, cuando esos fragmentos son puestos uno tras otro en una página en blanco, recobren un nuevo sentido con una claridad conmovedora. De esta forma fragmentaria está construida ‘Me acuerdo’ (2020), la más reciente novela de Martín Kohan, el escritor argentino que estará hoy a las 3:00 p.m. en una charla virtual de la Feria Internacional del Libro de Cali.

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Martín Kohan nació en 1967, en Buenos Aires y hace parte de una generación de autores-críticos argentinos, entre los que se encuentran también Juan José Saer, Ricardo Piglia, Liliana Heker y César Aira. Desde muy pequeño Martín estuvo inmerso entre libros, y aunque nunca se impuso la idea solemne de ser escritor, siempre supo que se dedicaría a la literatura, no necesariamente escribiendo. Por eso estudió letras y ahora ejerce como profesor de teoría literaria en la Universidad de Buenos Aires, hablando y discutiendo sobre cómo está hecha la literatura. Por esta vía no tardó en hacerse crítico literario, dedicando algunos de sus libros a grandes críticos como en ‘Zona urbana, Ensayo de lectura sobre Walter Benjamin (2008), o a temas diversos como el bolero, en ‘Ojos brujos, fábulas de amor en la cultura de masas’ (2016).

Pero la crítica literaria, a su vez lo llevó a escribir ficción con una perspectiva más compleja de las formas y las estructuras de narrar historias, así es como ha escrito más de once novelas y libros de relatos, siempre jugando con la forma de contar, ya que para Martín Kohan, escribir una novela es también una forma de hacer una crítica de la forma de escribir novelas.

Entre sus novelas más importantes están, ‘Ciencias morales’ (2007), obra ganadora ese mismo año del Premio Herralde en España. En 2017, publicó el libro ‘1917’, un híbrido de ensayo y relato donde toma pequeños detalles históricos, como instantáneas que de algún modo proyectan la magnitud de ese año crucial del siglo XX. Ahora, en ‘Me acuerdo’, Kohan retoma una fórmula de ‘I remember’, creada por Joe Brainard en 1970 y luego seguida por Goerges Perec con ‘Je me souviens’ en 1978. En este caso, el argentino reconstruye su infancia, a través de pequeños fragmentos, cercanos al aforismo y la poesía, por su poder evocador. Basta decir, “Mariquel usaba una malla roja enteriza”, un nombre y un color, como única prueba de que se ha vivido.

Antes de una de sus clases virtuales, desde su casa en Buenos Aires, el autor argentino habla sobre teoría, crítica e hibridez literaria. También de masculinidad y boleros.

¿Considera que existe un prejuicio creativo contra el crítico literario?

Hay una concepción de la escritura crítica en Walter Benjamin, fundamental para mí, y es que debemos resistirnos a ese reparto arbitrario de roles en la literatura, que ponen al escritor de ficciones y al poeta en primer lugar de creatividad, dejando al crítico literario con una relación más instrumental que creadora frente a la escritura.

Pero para Benjamin, como para mí, la escritura del crítico es tan creativa como la del novelista, cuentista o poeta. Las obras de críticos como el mismo Benjamin y Roland Barthes, entre otros, demuestran ese poder creativo, por eso mi premisa es que el crítico literario debe ser también un escritor. Estoy absolutamente en contra de asumir al crítico como un escritor frustrado. Tenemos las mismas exigencias del lenguaje que todos los escritores, claro que no todos los críticos logran alcanzar ese nivel creativo.

¿Cuál es su interés por la hibridez literaria y las formas narrativas?

Mi relación crítica con la escritura no la he dejado solo en mis ensayos, siempre la he llevado a también a mis novelas. Entonces, en libros como ‘1917’ he podido mezclar tramos de argumentación teórica con descripciones propias de las ficción, puesto que el ensayo es un género de mucha libertad, puedo lograr que tenga el mismo poder de seducción y suspenso de cualquier narración.

Y así como en el ensayo, debemos entender los géneros literarios, siempre de forma abierta y encontrar todas las combinaciones posible, así la escritura puede potenciarse.

Mi idea de narrar también involucra la pregunta por cómo narrar, porque incluso la fluidez y la espontaneidad de una narración obedece a procedimientos literarios.

De modo que tengo un interés particular por escribir textos donde, no necesariamente de una manera explícita, se advierta la complejidad de la construcción narrativa, que el lector se pregunte como el mismo autor, ¿cómo fue escrito esto?

Precisamente, ¿cómo surgió la idea de una novela escrita en fragmentos?

Este texto lo escribí en una + directa de la lectura del ‘Me acuerdo’ de Joe Brainard y el ‘Me acuerdo’ de Perec, siguiendo una tradición muy singular de la escritura que es el de estos autores experimentales.

Si bien el material de mi ‘Me acuerdo’, es mi propia vida, no obedeció a un interés autobiográfico de dejar fluir mis propios recuerdos, es decir, no se trató de hacer memoria en una narración.

En este caso, la forma fragmentaria lo que busca es un efecto de contención, hacer de los recuerdos un objeto de contemplación, como algún artefacto de colección, cada uno con un gran poder evocativo en su interior, pero sin explotar.

Es como leer un catálogo o inventario, salto de un recuerdo a otro, sin elaborar las narraciones que supondría existen entre uno y otro, el poder de estímulo y las resonancias afectivas están allí contraídas, esperando que cada lector las desate.

¿Qué lo motivó a escribir un libro sobre el bolero?

Hay algo que me acercó especialmente a los boleros y a los tangos sentimentales, que son como su variante argentina, y es que allí hay un discurso amoroso que está relacionado con la masculinidad, con un imaginario de la virilidad donde los sentimientos están reprimidos. Porque a esas generaciones de niños que crecieron con esta música se les enseñaba a no llorar y se les imponían una serie de restricciones respecto de la sentimentalidad, algo que los boleros y estos tangos parecían liberar. Esta música popular de alguna forma permitió que los hombres manifestaran esa cursilería, porque todos la llegamos a sentir alguna vez, como cito en mi libro ‘Ojos brujos’, hay una frase de Ramón Gómez de la Serna que lo resume: “cursi es todo sentimiento que no se comparte”.

Hoy en la FIL Cali

- Homenaje
Coversación del rector Edgar Varela Barrios con Diego Martínez Lloreda sobre los 75 años de Univalle.
6:00 a 6:45 p. m.

- Ver para leer
Presentación del libro ‘Teoría optimista del fracaso’, de Ignasi Giró. A cargo de Heinar Ortiz.
2:00 a 2:45 p. m.

- Libro ‘Calamares en su tinta’, de Juan Esteban Constaín.
4:00 a 4:45 p. m.

- Presentación de los dos tomos de ‘Correspondencia 1970-1973’, de Andrés Caicedo. A cargo de Jaime Manrique y Juan David Correa.
6:00 a 6:45 p. m.

- Presentación del libro ‘Reporteras, secretos del oficio’, a cargo de Rosa María Agudelo, Alda Livey Mera Cobo y Gloria Inés Arias.
7:00 a 7:45 p. m.

- Transmisión de los eventos por @califerialibro en Facebook y en la página: filcali.com

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