El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Gaceta

Artículo

Felipe Londoño fue productor transmedia de la película ‘¡Qué viva la música!’, de Rodrigo Guerrero y Carlos Moreno, basada en el libro de Andrés Caicedo. | Foto: Foto: Bernardo Peña / El País

ESCRITORES COLOMBIANOS

Crímenes y fantasmas: así es la primera novela del escritor Felipe Londoño

La primera novela de Felipe Londoño es la historia de un asesino que es acosado por las voces de sus víctimas, al borde de la locura acepta un último encargo. Ficción.

23 de febrero de 2023 Por:  J. C. Moreno Urán y L. C. Bermeo Gamboa, reporteros de El País

Todas las novelas del género negro, o noir, giran en torno a un crimen, casi siempre un asesinato, y tradicionalmente se narran desde la perspectiva de la ley, de allí que los personajes más icónicos sean detectives o policías. Pocas veces, el narrador es el mismo asesino, como sucede en ‘El asesinato de Roger Ackroyd’, de Agatha Christie. Y más escasas, son las historias narradas por un criminal, bastante delirante, que tiene dificultades para cometer el asesinato que tiene por encargo.

Este es el caso de ‘La última mano de Seisdedos’, el debut literario de Felipe Londoño Amaya, quien después de trabajar muchos años con la historia, escribiendo y reescribiendo, acaba de publicarla con Editorial Planeta.

Lea además: ¡A desempolvar las corbatas! Convocan a fans de RBD ante posibilidad de concierto en Cali

Esta es su primera novela, ¿cuál es la historia detrás de la publicación?

El cuento es que escribí esta novela hace 22 años cuando trabajaba en Soho, inicialmente quería escribir un guion, pero me sugirieron que mejor hiciera una novela, entonces me mandé la primera vez. Como 7 años después, el periodista Simón Posada me dijo, “Oiga, imprima esa historia, que usted da mucha lora con que tiene una novela”. La imprimí y él me la devolvió toda rayada para que la reescribiera. Ahí se quedó frenada, porque en esos años yo trabajaba en medios y era fotógrafo. Pero hace dos años, en una conversación con Valentín Ortiz, que es editor de la Escuela de Sabios en México, me dijo: “Qué verraquera ese cuento suyo”, cuando se la conté en una rumba. Se la envié y me dijo: “Esto es una putería, pero hay que trabajarle”. Y hace año y medio me tiraron el tarot, y en esas cartas, la tarotista me dice: “Usted tiene una novela. La escribió hace 22 años. Tiene que sacarla”. Ahí fue cuando, con Valentín, conseguimos que Juan David Correa en Editorial Planeta nos recibiera, me dio 20 minutos. Y ahora estamos aquí hablando de mi novela publicada.

Como fotógrafo, ¿hay mucha influencia de lo gráfico en su novela?

Es una novela muy visual, de género negro, con mucha dureza en la expresión, es decir, un lenguaje directo, rápido y fácil, sin enredos, que hace la narración más vertiginosa... Se cuentan muchísimas cosas en muy pocas páginas, es una novela que, desde el primer capítulo, hace una propuesta de tono, descripciones y ambientes, que si las personas la reciben bien se mandan la historia completa y no pueden parar de leer, porque es cañera.

¿Cómo construyó al personaje de Hermenegildo, protagonista de ‘La última mano de Seisdedos’?

Es una voz que busca contar lo que son cada uno de los personajes, no solo lo que están haciendo, sino su interior, a través de unos ejercicios grandes de introspección. Él es un gitano asesino en los años 90, alcohólico y al borde de la indigencia. Recibe un encargo de sangre, matar a una mujer colombiana en Madrid. No sabemos muy bien si es un delirium tremens del narrador, porque él está viviendo con unos fantasmas, un poco de muertos que tiene sobre la espalda, una prostituta búlgara, dos asesinos paisas, un gomelo español, un asesino de la ETA, personajes fantásticos, aunque vale aclarar que ninguno es o ha sido buena persona.

Cuando la terminé me di cuenta de que todos tienen su rayón en la cabeza y no son buenos del todo. Es una novela que no tiene temor a hacer descripciones que pueden ir desde lo sexual, a lo escatológico y violento sin ningún problema, como en la tradición fuerte del género negro.

¿Pero no es una novela negra tradicional, en el sentido del policía o detective?

No, en este género se escribe acompañando al policía a resolver un crimen, pero aquí estamos acompañando al asesino a cometerlo. Si estuviéramos hablando de cine, es una cámara presente que acompaña al personaje.

Lea también: Amor fantástico: romance de Monica Bellucci y Tim Burton revoluciona las redes

¿Cómo surgió la historia que da origen a la novela? ¿Cómo fue el cambio de cine a literatura?

En el 98 estoy en Madrid, allí escribí y realicé un corto que era ‘Caperucita y el lobo’ versión contemporánea. Caperucita era la mala, se encuentra al lobo que es el bueno, en un bar. Lo trata a las patadas, después nos damos cuenta de que el lobo está ciego. Y Caperucita es una mala mujer, en todo el sentido de la palabra. En el casting el personaje que quedó escogido para hacer del lobo es un gitano, alto, feo, flaco. Me enamoré del personaje, del malo, y me empieza la cabeza a caminar en torno a este personaje, ¿qué puedo hacer por él? Y ahí empieza esa historia. Se empieza a entretejer y la hago primero como si fuera un story board, porque yo no sabía escribir. Así que me encerré en un estudio con unas cartulinas por unos meses y dibujé la historia. Y las historias se escriben solas, ahí es cuando empiezo a entender que en la medida que uno tenga una claridad, por lo menos, con mi personaje, tiene una historia. Una claridad y una intención estéticas, porque esta novela primero que todo tiene una intención estética.

De las cosas que tenía claras era el recorrido del personaje, debía ser por lugares que yo conociera bien. Por eso aparece en Madrid donde viví, los Llanos Orientales donde mi padre tuvo una finca muchos años, está también Bogotá; espacios y ciudades que son los que yo tenía para escribir a la mano. De verdad nunca pensé posible, por lo menos durante 20 años, que fuera a terminar en una publicación. Y es una aventura que no termina ahí, porque viene otra novela, que estoy escribiendo.

¿Cuál es su relación con Cali?

Hace seis, con Jacobo Álvarez, montamos Cali Creativa. Siempre he tenido proyectos con la cultura de la ciudad. Vengo cada tres o cuatro meses, aunque ahora estoy viviendo en México. También vengo y apoyo el Mercado de Empresas Creativas que se hace todos los años. Digo todo esto porque Cali es parte de mi vida y la novela ha estado ahí siempre. No hay ninguna referencia directa a Cali, pero sin lugar a dudas, no hay forma de que un autor escriba algo sin que él mismo, así no se dé cuenta, se vea reflejado en lo que escribe, y hoy parte de lo que yo soy tiene que ver con Cali.

¿En qué escenarios de Cali piensa presentar la novela?

En abril voy a hacer un recorrido por bibliotecas públicas en el Distrito de Aguablanca. Estuvimos sentados con la Secretaria de Desarrollo organizando este plan. Me parece importante que a través de la gestión que he hecho en la ciudad con el Mercado de Empresas Creativas, que los sectores populares puedan tener contacto con la novela y no quedaría tranquilo si no es así. Igualmente vendré a la Feria del Libro de Cali, por lo que esta ciudad va a estar presente en todo lo que tiene que ver con la novela y de manera protagonista en mi tiempo, porque Cali es mi segundo hogar.

¿Cuáles son los referentes visuales y literarios en la novela?

La novela tiene grandes referentes en el cine, desde Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, películas suyas como ‘Sin city’ y ‘Machete’; también ‘Natural born killers’ de Oliver Stone, entre otras, son muy del ambiente de la novela. Yo soy cinematógrafo, por eso es muy visual. Pero, por otro lado, pertenece a un tipo de novela como las de Leonardo Padura y su policía Mario Conde, o Elmer Mendoza y ‘El Zurdo’ Mendieta, todos estos personajes importantes de la novela negra siempre los tienes presentes cuando los has leído tanto y les ha sacado tanto jugo escribiendo dentro de ambientes que son similares a estos.

Hay varios personajes en la novela, ¿con cuál se identifica más?

El hilo conductor lo lleva este asesino gitano. Pero creo que la que mejor lo acompaña es la prostituta búlgara, tengo una relación especial con ella. Fue un personaje que de verdad fue mutando a través de los años. Lo que arrancó hace 22 años no termina siendo el personaje que hoy vemos, ella recibió la carga de esas tres reediciones de la novela con todo el impacto de lo que me estaba pasando. Para mí es muy importante, es una mujer empoderada, muy segura de lo que está haciendo a pesar de las críticas de la sociedad, me parece es una vieja verraca. Ella me acompañó o la acompañé, no sé, durante muchos años con especial cariño.

¿Qué clase de escritor se considera, teniendo en cuenta que ha sido cineasta y fotógrafo?

Soy una nueva voz curtida, algo que no es frecuente. Nueva, porque es mi primera novela, y curtida porque estuve 22 años escribiendo esta novela. Escrita con la intensión más sagrada de la literatura de ficción, que es contar bien una historia.

AHORA EN Gaceta