No se ahogue en problemas: vea estos consejos para cambiar su estilo de vida

“Si hay algo que necesitamos aprender es a resolver nuestros conflictos. ¿Quién no los tiene? Todos atravesamos por distintos momentos a lo largo de nuestra vida y buscamos el cómo. Cómo resolver mis miedos, cómo mejorar mi relación de pareja o cómo llevarme bien con mis hijos”, sostiene Bernardo Stamateas, autor del libro ‘Soluciones prácticas. 30 estrategias para potenciar mis fortalezas y resolver los conflictos’.

En dicha publicación, el autor, doctor en psicología y conferencista a nivel nacional e internacional, brinda algunas soluciones prácticas para abordar los problemas que se presentan en diferentes hábitos de la vida cotidiana. Todas son ideas muy sencillas de aplicar pero que requieren esfuerzo y compromiso para resolver diferentes encrucijadas que se presentan día a día.

“El objetivo es ofrecerles a los lectores 30 llaves maestras que nos permiten potenciar nuestras fortalezas para resolver los conflictos que nos afectan”, escribe Bernardo Stamateas. A continuación, compartimos cinco de sus más importantes recomendaciones.

Se recomienda comprar un cuaderno y durante 10 minutos escribir pensando en una situación que usted tenga guardada en su corazón. Piense en algún recuerdo triste. Escriba todo lo que quiera, sin romper, sin tachar. Escriba sus broncas y tristezas. Luego guarde
el cuaderno por unos días.

Al terminar la semana podrá ir a un lugar seguro donde esté solo, léalo en voz alta y rómpalo. Esto será un símbolo de que ya superó el evento y de que pudo liberarse de aquello que lo tenía aprisionado, de que pudo sacarlo hacía afuera, desgastarlo y quitarle su poder.

Finalmente, piense a qué persona de su confianza le gustaría contarle lo que ha escrito. Esa persona solo debe escucharlo sin emitir juicio, opinión y comentario alguno.

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1. Piense en qué cosa hizo una persona por usted hoy. Anote quién fue y qué hizo.

2. Piense en qué acción realizó usted por alguien hoy y que lo hizo sentir agradecido. Anótelo.

3. Piense qué cosa, algo pequeño, hizo por usted mismo hoy y le produjo satisfacción. Anótelo.

Finalmente, dé las gracias en voz alta por lo recibido y lo dado.

Este ejercicio es bueno, en especial para los padres que trabajan todo el día y que se sienten culpables por no ver a sus hijos. La actividad consiste en establecer rituales semanales para toda la familia.

Por ejemplo: el viernes comer helado y mirar juntos una película, o el domingo almorzar todos juntos en la casa de la abuela. En una hoja anote los rituales y la hora de realización.

1. Piense en una situación difícil que haya intentado resolver y anótela (el libro trae espacios para realizar esta actividad). Pueden ser situaciones como un problema de pareja, una discusión con su hijo o un mal entendido con un amigo.

2. Anote ahora 5 o 6 cosas que hizo para tratar de resolver el problema. Por ejemplo: le pregunté, le hablé, le insistí, etc.

3. Una vez que haya anotado esa información, ya tendrá claro lo que no funciona. Ahora hay que hacer algo totalmente distinto a lo que se venía haciendo. ¿Qué propone?

4. Ahora anote lo que hará de ahora en adelante. Este pequeño cambio podría solucionar el problema.

1. Anote un problema que tenga.

2. ¿Desde qué otra perspectiva usted podría ver el problema? Uno puede verse como un obsesivo o como detallista. Puede ver a alguien a partir del sufrimiento que padeció en la vida o leer en ese sufrimiento la fortaleza que tuvo para soportarlo. También puede ver rigidez
en una persona, o leer allí firmeza y convicciones. Entonces, piense
en un problema que tenga.

3. ¿ Desde qué otro lugar puede pararse a observar el problema?

4. Si el problema fuese un animal, ¿qué animal sería?

5. Si fuese una cosa, ¿qué sería?

Ver los problemas desde varios lugares nos da más soluciones.

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