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La docente Ana Cristina Bolaños es doctora en Biología Vegetal y Medio Ambiente del Instituto de Botánica de Sao Paulo y la Universidad de Sao Paulo. | Foto: Especial para El País

INVESTIGACIÓN

Hongo maderable: la historia del proyecto que le acaba de dar a Univalle una nueva patente de impacto mundial

Investigación liderada por la bióloga Ana Cristina Bolaños repercutirá en beneficios para el medio ambiente.

15 de mayo de 2022 Por: Laura Sofía Lozano, del Semillero de Periodismo UAO- El País

La Universidad del Valle obtuvo recientemente una patente gracias a un proyecto con fines medioambientales liderado y desarrollado por la doctora, bióloga y profesora Ana Cristina Bolaños, vinculada al departamento de Biología.

Con esta investigación de carácter exploratorio, según un comunicado oficial de la Universidad del Valle, se buscó aprovechar la capacidad biológica del hongo comestible ‘Pleurotus ostreatus’ para transformar el bagazo de caña, un subproducto generado por una de las agroindustrias más importantes de la región como es la de la caña de azúcar.

De acuerdo con la institución educativa, en un departamento donde actualmente hay 241.205 hectáreas de caña de azúcar sembradas y donde se ha tenido serios problemas de deforestación del bosque nativo, encontrar una solución que contrarreste los efectos negativos de la tala de árboles, para producción de madera, aprovechando los residuos de la caña de azúcar, sería de gran utilidad.

La doctora Ana Cristina Bolaños, también egresada de la Universidad del Valle, explicó que dada la necesidad grande de reducir la dependencia de los materiales derivados del petróleo y cambiar el curso de la “era del plástico”, ya que muchos de estos derivados tardan en descomponerse y por tanto se acumulan afectando la biodiversidad del planeta, es imperativo entender la magnitud del problema, para no agotar los recursos naturales”, aseguró.

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Greenpeace, la ONG ambientalista internacional que está presente en 55 países alrededor del mundo, asegura que un colombiano desecha 24 kilos de plástico al año de un total de 1.250.000 toneladas que son consumidas, de las cuales el 74 % de estos envases terminan en rellenos sanitarios.

Así como es importante conocer el panorama de la contaminación en el país, asegura Bolaños, es fundamental saber también que existe un grupo extraordinario de organismos, como los hongos, especialmente un grupo de hongos filamentosos conocido como hongos de pudrición blanca, que degradan materiales lignocelulósicos, siendo entonces especializados en degradar materiales que están compuestos por lignina y celulosa.

Las estructuras lignocelulósicas son uno de los polímeros orgánicos más complejos y difíciles de degradar naturalmente.

Hongos filamentosos y de pudrición blanca

Según Bolaños, “este grupo de hongos, cuya unidad estructural es la hifa o micelio (plural) forman redes que entrelazan los sustratos donde ellos crecen, los digieren, degradan, aglomeran y confieren una resistencia mecánica, útil para el desarrollo de muchos materiales”.

Lo anterior, asegura Bolaños, ha propiciado que en los últimos años se haya despertado un interés por investigar las propiedades de estos organismos, aprovechando que con ellos se pueden producir materiales degradables, de bajo costo energético, responsables con el medio ambiente y excelentes candidatos en iniciativas basadas en economía circular, amigables con el medio ambiente.

También, explica que estos hongos, además de ser excelentes para elaborar materiales biodegradables, como la madera obtenida en esta investigación, se están utilizando para las industrias de embalaje, textil, cuero, fabricación de ladrillos, piezas automotrices y en general, materiales aislantes y de construcción.

Es por esta razón, que es una línea de investigación de mucha proyección, debido a la necesidad actual de encontrar alternativas con el fin de sustituir aquellos materiales de difícil degradación y que generan una alta contaminación medioambiental.

Desarrollo de la patente

Este proyecto, liderado por la profesora Bolaños, fue desarrollado como parte del trabajo de grado del estudiante Nickollo Angelo Franco, y codirección del doctor Julio César Caicedo, de la Escuela de Ingeniería de Materiales de la Universidad del Valle.

La propuesta de llevar a cabo el proyecto del hongo maderable como tesis de grado de un estudiante se dio a raíz de los estudios que Bolaños había desarrollado durante su doctorado en el Instituto de Botánica y la Universidad de Sao Paulo. “Cuando ya teníamos el material, se solicitó la colaboración del profesor Caicedo para que orientara las pruebas mecánicas del mismo”.

Según los profesores, la madera hecha con el proceso que ellos han ideado tiene las mismas calidades que los materiales hechos con maderas convencionales.

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Por su parte, Caicedo plantea que “el proyecto impacta en la economía circular porque reduce el impacto ambiental de los desechos de la biomasa”.

La docente Bolaños agregó que para la adquisición de la patente fue ella quien realizó la respectiva petición, la cual fue concedida, otorgándoles el título de inventores del proyecto. “Ahora estamos trabajando con otras estudiantes, dirigiendo y encaminando otras propuestas para las cuales cuento con el apoyo de mi profesora de doctorado y el profesor Silvio Delvasto”.

Según los investigadores, la madera hecha con este proceso tiene las mismas calidades que los materiales hechos con maderas convencionales.

Condiciones necesarias

Para la profesora Bolaños, llevar a cabo un proyecto de este tipo requiere de conocimientos básicos que resultan esenciales para el desarrollo del mismo. “Tener conocimiento general sobre los hongos y aspectos de la biología básica de las especies; manejo de ciertos aspectos metodológicos en un trabajo de propagación de hongos; conocer la disponibilidad de residuos lignocelulósicos que tienen, y el manejo de elementos de los materiales, son algunos de los aspectos clave”.

En cuanto al acceso a los equipos y espacios requeridos para la realización, Bolaños explicó que “la gran mayoría de equipos están en el laboratorio de investigaciones microbiológicas (LIM) y la estación experimental del Departamento de Biología de la Universidad del Valle.
También tenemos una importante colección de cultivo de hongos de pudrición blanca; tenemos cepas que las hemos mantenido durante varios años. Es importante también tener espacio para la incubación, para el crecimiento de los hongos y tener las condiciones del cuarto de cultivo. Por el área de materiales se cuenta con equipos para medir propiedades mecánicas de estos”.

Por otra parte, la bióloga habló sobre el principal reto durante el desarrollo de la patente, destacando que, “lo más difícil durante este proceso fue estandarizar las condiciones de cultivo del hongo, porque cuando uno cultiva una cepa en el laboratorio debe tener en cuenta muchos aspectos que comandan el crecimiento de los hongos y establecer las necesidades exactas. “Sin duda fue difícil, pero es allí donde nace la idea, ya que ese fue el trabajo que hice aledaño a unos experimentos de mi trabajo de doctorado, donde en una de las fases experimentales tuve que trabajar con cubos de madera y madera triturada”, expresó.

Implementar esta alternativa en el país sería de gran ayuda para mejorar las condiciones medioambientales actuales. “Estos hongos crecen en residuos agrícolas y Colombia produce toneladas, para las cuales no hay un tratamiento apropiado, ya que son quemados o vertidos en zonas baldías o a las fuentes de agua. Al ser una opción biodegradable, aplicar esto sería importantísimo porque se daría valor agregado a materiales que son considerados basura. Si una empresa desea en algún momento implementarla, tendría que negociar la patente con la Universidad del Valle, que es la que toma decisiones al respecto”, finaliza Bolaños.

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