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Así se veía la capital del Valle durante el fin de semana de toque de queda, como medida preventiva a transmisión del Covid-19. | Foto: Foto: Jorge Orozco

LEY SECA

¿Deberían continuar la ley seca y el toque de queda para el próximo puente festivo?

Autoridades estudian si deberán aplicarse de nuevo el próximo fin de semana. Hay sectores que dicen que se volvieron paisaje, otros piden más severidad.

23 de junio de 2020 Por: Redacción de El País

Luego del agite del fin de semana en las redes sociales donde se reportaron fiestas en Cali en medio del toque de queda y la ley seca -decretados para controlar la propagación del Covid-19 comenzaron a decantarse posiciones encontradas frente a la aplicación de estas medidas en la ciudad.

La Alcaldía, por ejemplo, señaló que a pesar de la fiesta de 500 personas desmantelada en la Colonia Nariñense y otra más en el sector de Valle Grande, se presentó una reducción en las celebraciones no autorizadas en toda la ciudad, asimismo, se redujo el número de quejas por este motivo ante las autoridades.

“Si bien no son todos los caleños, que en su inmensa mayoría tuvieron buen comportamiento, lo que se refleja en las cifras de Covid 19, ello no se evidenció en sectores como la Colonia Nariñense y Vallegrande, donde se efectuaron grandes fiestas y reuniones”, manifestó el alcalde Jorge Iván Ospina.

Según el mandatario, son los jóvenes de sectores del oriente de Cali quienes se están portado mal, “han estado enfiestados, desacatando las ordenes de las autoridades y desconociendo las medidas sanitarias. Les quiero decir que están sirviendo de vehículo para matar a sus abuelos, a sus padres o a sus familiares”.

Por su parte, el concejal Fernando Tamayo manifestó que a pesar de que las cifras no parecen alentadoras, está convencido de que no se puede desechar las medida del toque de queda y la ley seca.

Hasta el momento las autoridades no se han pronunciado si el próximo fin de semana habría un nuevo toque de queda y ley seca. Se definiría el jueves o viernes en Consejo de Seguridad.

“No podemos desconocer que en Cali tenemos un serio problema de cultura ciudadana y debemos trabajar mancomunadamente para que la población caleña recupere el sentido de pertenencia con su ciudad”, explicó Tamayo.

El concejal insistió que se debe mantener el toque de queda y la ley seca como mecanismos que permitan refrendar el principio de autoridad.

“Es importante pasar de sanciones correctivas de la multa económica a la sanción punitiva. Desde la Administración Municipal se debería contemplar la denuncia en la Fiscalía a quienes reinciden e insisten en organizar o participar en estas fiestas, a los que insisten en salir en los días que no tienen su pico y cédula y están en la calle sin justificación, haciendo parte de actividades de entretenimiento, como la ingesta de licor, paseos o juegos grupales. El Código Penal tiene tipificada esta conducta en su artículo 368 -Violación a medidas sanitarias-, que debe ser necesariamente aplicada en esta situación de desobediencia social que se presenta en algunos sectores de la ciudad”, afirmó el cabildante.

Y aunque pareciera que los resultados del toque de queda y la ley seca no fueron los mejores, el cabildante Tamayo indicó que se registró una leve reducción, pasando de 290 a 220 fiestas en el fin de semana festivo y de 15 a 11 homicidios si se comparan los dos últimos fines de semana.

A su vez, la concejal Diana Rojas manifestó que medidas como el toque de queda y la ley seca se están convirtiendo en parte del paisaje, con el peligro de minar su credibilidad y efectividad”.

“Mientras más hagamos uso de estas medidas, menos la gente les va a creer, como lo demuestran las fiestas que hubo en toda la ciudad, no solamente en el oriente, y eso es algo que Cali no se debe permitir. La Policía y las autoridades hacen su trabajo y cada fin de semana desarticulan cientos de fiestas, pero cada día está más claro que la mano dura también tiene límites en su efectividad”, agregó.

En este sentido, Diana Rojas propone, sin dejar de lado las medidas coercitivas, reorientar la estrategia hacia un trabajo de comunicación más pedagógico, personalizado y focalizado. “Hay fallas en la comunicación del riesgo, en educación comunitaria y en entender las características de la población. Si bien que las fiestas y las reuniones desatendieran las recomendaciones de las autoridades nos puede generar preocupación, hoy hace falta que cuadra a cuadra, en los barrios de mayor riesgo, la Administración y las autoridades de salud desplieguen con mayor fuerza una estrategia de pedagogía acompañada de una comunicación más efectiva”, planteó

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