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Debido al cierre de la frontera colombo-venezolana, cientos de personas cruza a diario por las llamadas 'Trochas' un paso no oficial en medio de la naturaleza. | Foto: Colprensa

VENEZUELA

Las trochas: la única ruta para entrar y salir de Venezuela

Tras la fallida entrega de ayuda humanitaria al vecino país, la incertidumbre y el miedo en la línea de frontera aumentan.

3 de marzo de 2019 Por: Colprensa

Incertidumbre, miedo y tensión es lo que se sigue viviendo en los diferentes puntos fronterizos de Colombia con Venezuela en Cúcuta, luego de que el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, tomara la decisión de romper las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Las fronteras se mantienen cerradas por el lado venezolano y con restricciones de movilidad por el colombiano. Por este motivo los ciudadanos no pueden cruzar de una nación a otra, lo que ha ocasionado que muchos de ellos hayan optado por pasar de manera ilegal a través de casi 40 trochas. Mientras tanto, enfrentamientos violentos se siguen dando entre la Guardia Nacional Bolivariana y encapuchados que aseguran ser venezolanos que quieren llegar a su país para reencontrarse con sus familias o pasar alimentos.

Renzo Paez fue uno de los que optó por cruzar hacia Colombia a través de una de las trochas cercanas del Puente Simón Bolívar con su esposa e hija de cinco meses, en busca no solo de alimentos y medicamentos, sino de un cambio de vida.

Tomaron la decisión de mudarse a Colombia tras el recrudecimiento de la situación en su país desde el pasado sábado cuando cerca de 300 ciudadanos fueron heridos en enfrentamientos con las Fuerzas Militares bolivarianas al tratar de ingresar ayudas humanitarias.

Según relató el hombre, él y su esposa solo pudieron empacar ropa y algunas cosas necesarias para su nuevo comienzo en tierras colombianas. Dijo que las otras pertenencias se quedaron en Venezuela ante la imposibilidad de poder cruzar la frontera por algunos de los pasos legales, y que la decisión la tomó con la intención de buscarle un mejor futuro a su hija, debido a que en su país atraviesa una difícil situación.

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“Nos vinimos por la fuerte situación que hay en Venezuela: los problemas con la inflación, la inseguridad y la falta de fármacos. La cosa se ha puesto mucho peor desde que cerraron la frontera. Por eso decidimos venirnos. Dicen que no la van a reabrir, que la van a trancar definitivamente y eso es grave porque a este lado es que se pueden conseguir alimentos. Tampoco hay esperanza de progreso en ningún sentido porque no se garantiza la estabilidad laboral o la posibilidad de ahorrar para adquirir así sea un ‘terrenito’”, manifestó Paez.

Renzo aseguró que cuando pisó tierra colombiana aún no sabía dónde pasaría la noche, pero afirmó estar seguro de que a este lado de la frontera podrá encontrar mejores oportunidades, así le duela estar en un país que no es el suyo. Lo mismo opina su esposa Giana, quien en medio de lágrimas y con su bebé en brazos caminaba hacia Cúcuta sabiendo que dejaba atrás a su familia y amigos.

“Me duele mucho venirme de Venezuela, pero me vengo por la situación del país. El sueldo no alcanza para comprar nada y tampoco puedo conseguir las cosas de mi bebé. Por eso debo pensar en ella y en su futuro. Los pañales, las cremas, las medicinas, todo, absolutamente todo, lo conseguimos acá en Colombia”, dijo Giana.

Edward, uno de los vendedores habituales de snacks en la orilla del río Táchira, una de las trochas clandestinas para el cruce de ciudadanos en la frontera, relata que desde los cierres a partir de las 4:00 de la mañana centenares de personas cruzan buscando la manera de transportar medicamentos, alimentos o cumplir citas de lado y lado de la frontera.
Asimismo, dice que algunos estudiantes también han estado cruzando de la zona transitoria de ambas naciones, pese al temor generalizado que hay debido a la tensión entre ambos países luego de la suspensión de relaciones bilaterales.

Nelson Ramón fue otro de los que se adentró al río saltando piedras y tratando de sostener el equilibrio para que la harina, el arroz, el café, el azúcar y otro tipo de comida que llevaba para su familia no se le cayeran al río.

“No tuve oportunidad de pasar sino hasta ahora. Llevo alimentos para mi familia, mis tres hijos, mi suegra y mi mamá, porque allá no se consiguen.
Por eso estuvo mal hecho que quemaran la ayuda humanitaria, porque los derechos humanos tienen que respetarse”, dijo Nelson frente a la destrucción de dos camiones con 20 toneladas de alimentos y medicinas cada uno, el pasado 23 de febrero. Ambos bandos se culpan mutuamente de la quema de la ayuda.

Francisco Caba, uno de los ‘trocheros’, aseguró que por $10.000 ayuda a que la gente pueda cruzar por estos sitios alternos de la frontera sin que corran peligros. Señala que los custodia hasta que logren tomar el transporte que necesiten cuando llegan al territorio al que esperan llegar, bien sea Venezuela o Colombia.

“La gente del otro lado se está muriendo de hambre. Yo era chavista, pero dejé de serlo desde que empezó a hacer falta la comida. Yo era patrullero, pero ante la necesidad deserté. Lo que me hago es para la comida de mi familia, tengo una parte en Venezuela y otra en Colombia”, agrega.

No obstante, miembros de las Fuerzas Armadas Bolivarianas continúan pasando por los diferentes puntos fronterizos.

Según Migración Colombia, son 567 miembros los que han desertado en medio de aplausos de quienes se mantienen alrededor de los pasos fronterizos. ¡Vénganse, Vénganse, vénganse!, les gritan los ciudadanos a la guardia venezolana para lograr que escapen y reconozcan, Juan Guaidó como presidente interino de ese país.

El alcalde de Cúcuta, César Rojas, a hecho varios llamados al Gobierno Nacional para que dé una mirada a los problemas que ha traído el cierre de la frontera.

Alerta

El alcalde de Cúcuta, César Rojas, denunció que luego del fallido intento de ingresar ayuda humanitaria a Venezuela, su ciudad quedó con grandes problemas. Uno de ellos es que cerca de 9 mil menores siguen sin poder asistir a las escuelas porque muchas de ellas quedan cruzando la frontera.

Según Rojas, la situación ha afectado tanto a comerciantes como a vendedores informales.

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