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María Fernanda Cabal, congresista por el Centro Democrático. | Foto: Foto: Colprensa

COLOMBIA

El reclamo de María Fernanda Cabal: "Duque no ha tomado decisiones que había prometido"

La congresista y precandidata presidencial dice que no le da miedo enfrentar a Petro en campaña.

17 de septiembre de 2021 Por: Argemiro Piñeros - Colprensa

María Fernanda Cabal habla sin pelos en la lengua. Desde que llegó al Congreso así se le ha visto y ahora en su condición de precandidata presidencial sí que lo hace más, sin importar que tenga que criticar hasta el propio Presidente.

Esta semana por ejemplo, señaló al alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, de ser un “activista de izquierda peligrosísimo”. Por lo que Ospina le respondió exigiéndole “hacer política de calidad”.

Sobre el proceso electoral de su partido, el Centro Democrático (CD), para escoger el candidato presidencial no duda en que lo ganará, pues cuenta con que muchos uribistas se identifican más con ella que con otros de sus compañeros de competencia, incluso Óscar Iván Zuluaga, quien tiene amplio respaldo.

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En entrevista con Colprensa, la senadora Cabal además habló sobre lo que significan para la campaña y el país las aspiraciones de Gustavo Petro, Alejandro Gaviria y de la Coalición de la Esperanza.

¿Está satisfecha con el mecanismo de selección del candidato presidencial del Centro Democrático?

Sí, lo escogimos nosotros los precandidatos, no fue impuesto, eso es lo primero. Satisfecha porque hay un gran universo de simpatizantes de las ideas del uribismo, simpatizantes que en su momento hicieron a Uribe presidente dos veces, a Santos una y al presidente Duque, pero en ese universo de simpatizantes es necesario entender que hay un número de carnetizados y un número mucho más grande, cuatro veces, de no carnetizados, que pueden no ser miembros del partido. Son dos encuestadoras haciendo lo mismo, la votación a los carnetizados, que es muy sencillo, el gran desafío viene en las preguntas claves para aquellos que no tienen carnet para poder identificarlos como seguidores y de ese resultado viene la selección del candidato.

¿Se ve más fuerte, en los carnetizados o en los externos?

Lo que pasa es que siento que logré arrastrar a una gran mayoría de simpatizantes carnetizdos y no carnetizados, que de alguna manera se han sentido decepcionados con el desempeño y las políticas de este Gobierno y que sienten que conmigo hay confianza de que voy a recoger la doctrina fundamental que nos formó como partido y es la seguridad. Si usted tiene seguridad tiene trabajo, si tiene trabajo tienen recursos para los más pobres, eso es sentido común.

¿Será usted la voz más de derecha de los precandidatos del uribismo?

No lo sé, cada cual tiene su estilo, pero de hecho Paloma (Valencia) ha sido una persona muy combativa; Rafael Nieto tiene unas ideas muy de sentido conservador. Yo soy conservadora de ideas liberales, creo en las libertades individuales, en los derechos civiles, en el Estado pequeño, no soy fundamentalista, no me gusta el radicalismo en nada, porque destruye ideas que si uno las deja de oír le permiten a uno ampliar su espectro de conocimiento.

¿Es bueno que en la campaña del uribismo por la candidatura se critique al gobierno de Duque?

No es que sea una estrategia de campaña, de hecho desde el principio manifesté mi inconformidad y tampoco es para hacerle daño. Él ha sido una persona bien intencionada enfrentando unos desafíos muy profundos, como el coronavirus y después de una amenaza terrorista con este paro que fue una toma guerrillera, pero yo sí siento que no ha tomado otras decisiones que había prometido. Resiento que se deje de alguna forma utilizar para generar reformas que le van a hacer daño al país, que con apariencia de bien van a generar un terrible mal. Se lo resiento no solo a él sino también a su equipo de trabajo.

¿En qué medidas 'pecó' Duque en no haber adoptado?

Primero que todo, cuando a usted lo confrontan con violencia para bloquear la movilidad de un país, usted tiene que hacer uso de la fuerza pública y eso no es como dicen los mamertos, que es para salir a matar ciudadanos, no. El violento tiene que responder ante la autoridad, porque sino acabemos con los códigos y que esto se vuelva una guerra civil. Ha debido sacar al Ejército a proteger las personas que fueron más vulneradas. Ha debido revisar los mapas de control territorial, reforzar la inteligencia del Estado, que hoy nos tiene en vilo en la frontera.
Cuando vemos que Santos fue destruyendo la capacidad de defensa del Estado, entonces ha debido reformular la capacidad de defensa del Estado. También ha debido sacar a los santistas, terminó nombrándolos en el cierre de su periodo.

Su discurso se parece al que usó Uribe cuando llegó a la Presidencia en el 2002...

Son tiempos diferentes, pero la amenaza sigue vigente y con más poder. El Estado tiene capacidad de defenderse, así las nuevas tecnologías se puedan usar para el mal, pero también se usan para proteger. Cada vez las amenazas crecen, pero también las oportunidades, entonces la seguridad, un bien fundante de una sociedad que tiene derecho a la paz social, al desarrollo, ese será un discurso que no va a pasar de moda, como el discurso de los principios y valores no está caduco.

¿El discurso de la izquierda, en cabeza de Petro, le llega a la gente?

Petro por si solo genera incertidumbre en la inversión económica. Cuando un Petro llega, como pasó en Perú, lo primero que huye es el capital, porque el capital necesita confianza, uno no puede confiar en una persona que ni siquiera es leal con sus propios amigos y que además parece que no entiende los principios básicos de la economía. Enfrentar a Petro en una campaña a mí no me daría miedo. Quiero saber cuántas empresas ha generado Petro en su vida, qué nóminas ha pagado. Él es un privilegiado de un país que vive regalándole impunidades, sin embargo tiene un discurso populista que atrae incautos, atrae hipnotizados, atrae a resentidos que no entienden que la vida no se da como la quieren los populistas y la doctrina colectivista.

¿Cómo está viendo la opción de la Coalición de la Esperanza?

Pues no se qué esperanza es la que tienen, para mí en esa coalición hay mucho verde, que yo lo llamo verde sandía. Verde por fuera y rojo por dentro, tan peligroso para el desarrollo de un país como pueden ser los seguidores de Petro.

¿Y la candidatura de Alejandro Gaviria?

Uy, lo veo como un personaje que aparenta independencia, pero que finalmente tiene atrás a Santos. Santos está listo como una ave rapaz para atrapar otra vez el poder en Colombia y hacer de las suyas, está detrás de Gaviria y de Fajardo. No veo nada novedoso, siendo ministro lo hizo bastante mal, recuerde que en su momento vinieron las ventas de grandes prestadoras de servicios de salud, una tragedia en la atención médica y pienso que él juega a la juventud, muy al progresismo, no le queda bien porque es una apariencia que no conjuga con su origen social, sus privilegios y con su ascendencia. Él no genera confianza en el electorado.

¿Usted buscaría a Vargas Lleras para una eventual alianza electoral?

Nosotros estamos pensando que quien gane como candidato del Centro Democrático va a ir a una gran consulta de lo que se llama la centro-derecha, en esa consulta esperamos estar sino es con el propio Germán Vargas, con el candidato que salga de Cambio Radical, con algún candidato ojalá del liberalismo y que deje de estar de un lado para otro, con el conservador y los cristianos también. Siempre hemos sido mayoría, pero la propaganda de la izquierda con sus disfraces nos han hecho creer que somos menos, no, somos la mayoría que quiere manejar un país.

¿Si queda en la segunda vuelta, usted buscaría los votos del centro?

Siempre tenemos que buscar los votos que nos unan frente a principios y valores, a veces la gente que se dice es de centro es porque no le gusta la confrontación y yo a la gente de centro la invito a que entienda que hay que tomar posturas y decisiones cuando el país está en riesgo. Si se queda en medias tintas tratando de darle gusto a todo lo que pasa, es que se va a perder la majestad de la legitimidad. Eso no significa que uno no llegue a acuerdos, sin destruir las bases institucionales.

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