Cali

“Uno nunca piensa que el avión en el que va se va a caer”: Esteban Piedrahíta recuerda, 30 años después, el accidente del vuelo 965 de American Airlines en Cali

El 20 de diciembre de 1995, el vuelo 965 de American Airlines se estrelló cerca de Cali y dejó 159 fallecidos. Treinta años después, Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda la tragedia y el legado en honor a su hermano Gabriel que surgió del dolor.

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No usar tema de Domingo, Entrevista Esteban Piedrahíta Rector ICESI.
Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda el accidente del vuelo de American Airlines que se estrelló en un cerro en Buga hace 30 años. Allí venía Gabriel, su hermano. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

20 de dic de 2025, 12:09 p. m.

Actualizado el 20 de dic de 2025, 12:09 p. m.

En la noche del 20 de diciembre de 1995, mientras Cali se preparaba para la Feria, Esteban Piedrahíta estaba en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón esperando a su hermano Gabriel. El vuelo 965 de American Airlines, procedente de Miami, nunca aterrizó. A las 9:41 p.m, el Boeing 757 se estrelló contra el cerro San José, en Buga. Murieron 159 personas.

Treinta años después, el accidente sigue siendo una herida abierta en la memoria de la ciudad. No había nadie que no conociera a alguien que venía en ese avión, o que no supiera de alguien que, a su vez, conociera a uno de los pasajeros.

El periodista Ernesto McCausland, en una bella pero dolorosa crónica que tituló ‘Amargo Melao’, lo describió así: “A nadie le cabía en la cabeza que un vuelo normal, en una noche diáfana, frente a un aeropuerto fácil, al mando de un veterano piloto, con el sello de American Airlines en el fuselaje y a solo cuatro minutos de la pista, pudiera terminar fatídicamente en la cima de un cerro solitario y oscuro”.

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Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda el accidente del vuelo de American Airlines que se estrelló en un cerro en Buga hace 30 años. Allí venía Gabriel, su hermano. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

Esteban Piedrahíta, hoy rector de la Universidad Icesi, sospecha haber escuchado en el aeropuerto una explosión a lo lejos. Aún duda si fue real o si es una invención de la memoria, influida por una tragedia que marcó para siempre a su familia.

Se cumplen 30 años del accidente. ¿Cómo vive estos días?

Pues, mira, no pienso demasiado en eso. Es una fecha muy sensible, sobre todo para mi mamá, que es especialmente sensible con las fechas. Me parece increíble que haya pasado tanto tiempo sin mi hermano Gabriel, y si me pongo a pensar en eso, me voy a poner triste. No solo fue horrible el accidente, sino el momento: había mucha gente joven en el avión que venía a pasar vacaciones en Cali. Conozco a varias personas que perdieron allí padres, esposas, hermanos, hijos. Entonces es tratar de honrarlos a ellos, recordando quiénes eran y lo que era valioso para ellos y, en mi caso, tratando de cumplir los estándares que tenía mi hermano.

¿Se va a hacer algo especial en la familia por estos 30 años?

No. Mi mamá intenta por esta época no estar en Cali. Esta vez sí va a estar. Tenemos un viaje familiar planeado para la primera semana de enero y una comida con amigos, una cena navideña, pero no vamos a hacer una conmemoración. Hace poco me contactó un amigo argentino de mi hermano que no tenía en el radar. Me buscó con ganas de hacer algo conmemorativo, crear una beca, y estuvimos hablando de Gabriel. Vamos a ver qué surge de ahí. Me encantó conocer más de mi hermano a través de él.

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Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda el accidente del vuelo de American Airlines que se estrelló en un cerro en Buga hace 30 años. Allí venía Gabriel, su hermano. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

¿Cómo recuerda ese día?

Lo recuerdo bastante bien. Mi hermano estudiaba en Boston y yo trabajaba en Nueva York. Ambos veníamos en diciembre a pasar vacaciones. Él tenía 22 años, yo 24. Casi me monto en ese avión. Inicialmente iba a venir a Cali en ese vuelo. Por algo de mi trabajo me vine un día antes y ese día dormí en la casa de mis papás. Me fui a Bogotá a una reunión de trabajo y volví al final de la tarde. Ahí estaba mi papá en el aeropuerto, que me esperaba a mí y a mi hermano.

Recuerdo que llegaron unos primos en el avión de Aces, que llegó antes del de American, y luego recuerdo una explosión. No sé si es un recuerdo mío o de gente que lo registró, pero comenzó a generarse mucha zozobra porque el avión no llegaba. La gente corría hacia los ventanales del aeropuerto cuando aterrizaba cualquier avión, a ver si era ese. Las personas de American Airlines se encerraron en la oficina porque la gente los estaba abordando y la situación se estaba saliendo de control. Y luego oímos noticias.

Fuimos a la casa, en el sur de Cali, a recoger a mi mamá. Dejamos a mi hermano menor con otros familiares y nos fuimos para Buga, al lugar del accidente. Ahí nos dijeron que no podíamos entrar, que era una zona complicada. Nos fuimos a dormir a un hotel en Buga. Estuvimos un par de noches allí.

Después pude subir a la montaña. Vi algunas de las víctimas, tuve contacto con personas que se salvaron. Felizmente no vi el cuerpo de mi hermano, sí encontré uno de sus libros. Vinieron amigos y primos a acompañarnos. Había rumores, mucha desinformación. Recuerdo a un señor como vinculado al Gobierno norteamericano hablando de la guerrilla en el hotel. Era un latino vestido de militar. En fin, fueron unos días bastante locos, de zozobra y confusión.

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Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda el accidente del vuelo de American Airlines que se estrelló en un cerro en Buga hace 30 años. Allí venía Gabriel, su hermano. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

¿Sueña con ese día?

Trato de no volver a ese día. Ni lo intento ni me surge en sueños.

¿Cómo era Gabriel?

Lo recuerdo con una sonrisa preciosa. Estaba en la flor de la juventud. Era una persona muy querida, cálida, inteligente, generosa, curiosa, el más intelectual de mis hermanos. Decía que después de graduarse de la Universidad de Harvard, donde estaba haciendo un pregrado en matemáticas aplicadas, quería ser profesor de un colegio en Estados Unidos. Su interés en ese momento era trabajar con un docente especializado en valorar los activos ecológicos, cómo se le pone precio a un jaguar, cómo hacemos para usar la economía en pro de la conservación. Era su tesis.

Solo tengo buenos recuerdos. De chiquitos, yo era el mayor y no lo trataba tan bien, algo que me dolió, pero luego nos fuimos acercando felizmente. Y lamentablemente, cuando ya estábamos más cerca, sucedió el accidente.

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Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda el accidente del vuelo de American Airlines que se estrelló en un cerro en Buga hace 30 años. Allí venía Gabriel, su hermano. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

Con el accidente surge la Fundación Gabriel Piedrahíta…

Sí. Después del accidente, fue un tío y un primo quienes identificaron el cadáver de Gabriel y comenzó un proceso legal. Las familias víctimas teníamos derecho a una compensación y eso no fue un camino muy agradable. Incluso llegó un abogado de American Airlines con el que estuvo reunido mi papá, que me pareció bastante agresivo. Finalmente, lo que se convino —en ese caso mi papá tuvo el liderazgo en la familia— fue contratar a un abogado experto en estos incidentes. Se acordó que no íbamos a ir víctima por víctima a tratar de “valorizar” a un individuo, sino a hacer una negociación más colectiva.

Con una parte de lo que recibimos de la indemnización de la aerolínea decidimos abrir una fundación dedicada a la educación, porque sabíamos que era lo que le apasionaba a Gabriel.

Ni mi papá ni mi mamá ni yo trabajábamos en educación. Mi papá trabajaba en Carvajal, yo en banca de inversión, mi mamá estaba en la Fundación Valle del Lili, pero decidimos honrar la pasión de Gabriel y propuse algo que en ese momento no se veía tan tradicional: usar las TIC. Empezaba la burbuja de internet y la idea era que las TIC podían ayudar a mejorar los ambientes educativos en colegios de menos recursos e infraestructura. Mi mamá se le midió a dirigir la fundación.

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Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda el accidente del vuelo de American Airlines que se estrelló en un cerro en Buga hace 30 años. Allí venía Gabriel, su hermano. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

¿La fundación se mantiene?

Tiene ya más de 25 años. Lo que pasó fue que, después del accidente del avión, el rector de Icesi renunció y mi papá (Francisco) se postuló y quedó elegido. Icesi tenía dos carreras, era chiquita. En ese momento se metió al mundo de la educación y para él fue muy sanador, después de 26 años en Carvajal.

Mi mamá se dedicó a montar la fundación desde cero. Yo apoyaba por los laditos, porque vivía en Estados Unidos. La fundación estuvo independiente casi 20 años y cuando Icesi abre su escuela de educación para formar maestros, la familia decide donarle los intangibles y pasar el equipo de la fundación a la universidad.

La fundación hace básicamente dos cosas: trabajar con colegios buscando cómo optimizar las TIC disponibles y difundir conocimientos sobre cómo hacer currículos enriquecidos por TIC. Construimos un portal muy exitoso que se llama Eduteka.

De alguna manera lo que pasó con Gabriel llevó a la familia a nuevos caminos…

En la familia continuamos trabajando en educación después de esta cosa terrible que pasó con mi hermano. Si eso no hubiera sucedido, lo más probable es que mi padre no habría venido a Icesi, donde hizo una labor maravillosa, y seguramente yo hubiera seguido otro camino. Estuve en Wall Street, eso no me gustaba tanto. Allá tuve una crisis antes de que muriera mi hermano, y eso me lo agudizó. Hay enseñanzas que uno aprende con situaciones tan duras.

Es muy bonito lo que sucedió con mis papás. Tengo conocimiento de parejas, familias, que se separan cuando pierden hijos. Ellos lograron encontrar un propósito en torno a la educación, a la Fundación Gabriel Piedrahíta, y eso para mi mamá fue fundamental en su duelo y recuperación, y en general para todos. Dedicarnos a la educación fue una forma de sanar y estamos orgullosos de haber construido un legado que hoy perdura y que ha beneficiado a miles de personas.

No usar tema de Domingo, Entrevista Esteban Piedrahíta Rector ICESI.
Esteban Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi, recuerda el accidente del vuelo de American Airlines que se estrelló en un cerro en Buga hace 30 años. Allí venía Gabriel, su hermano. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

Fue de esas situaciones que se cree que les pasa a otros, pero que uno no lo va a vivir...

Uno nunca piensa que el avión en el que va uno se va a caer. Y felizmente la mayoría de los aviones no se caen. Pero a alguien sí.

Cuando se monta en un avión, ¿qué piensa?, ¿da miedo?

Monto bastante en avión. En las turbulencias, por supuesto, me acelero un poquito, pero soy tranquilo. Mi hija de 9 años, a quien le hemos contado lo que pasó con mi hermano, no le gusta tanto que montemos en avión. Pero el miedo lo hemos manejado. Mis papás hacen viajes en busca de pájaros a sitios muy exóticos. Entonces, felizmente ese miedo no nos ha afectado.

El humedal Las Garzas nació en homenaje a las víctimas del accidente. ¿Cómo es su relación con ese espacio?

La mía no es tanto. La de mis papás, mucho, porque ellos son vecinos del humedal, en Pance, y tuvieron que ver con la organización de ese espacio. Mi mamá iba a sembrar árboles allá y a caminar. Ha sido importante y significativo para ellos.

Reportaje gráfico. Humedales de Cali. Lago de las Garzas.
Reportaje gráfico. Humedales de Cali. Lago de las Garzas. | Foto: Jorge Orozco

Cuando se pasa por esto, ¿cómo se reconstruye la vida?

Yo sí creo en el apoyo psicológico. En ese momento para mí era muy difícil estar en mi casa porque mi mamá estaba muy afectada. De alguna manera, mi trabajo y mi vida en Nueva York fueron mi escape momentáneo, aunque no duré mucho tiempo allá. A mi hermanito, que se quedó con mis papás, le tocó más duro.

Yo, de alguna manera, huí. Esto fue en diciembre de 1995. En enero me devolví a trabajar tratando de retomar la vida y después regresé para acercarme a mi mamá. Cuando vine a Colombia, en 1996, vi a una señora especializada en duelos. Pero la manera de todos de sanar fue trabajar, construir cosas para honrar a mi hermano, ser útiles a la sociedad en nombre de él. De alguna manera, el legado de mi hermano me permitió encontrar mi camino.

¿Se pelea con Dios cuando suceden estas cosas?

Lo que sucede es que en mi familia no somos creyentes, aparte de mi mamá. Para ella sí representaba un conflicto de ese tipo. Para mi papá y para mí no, porque no tenemos esa visión del mundo. No teníamos a nadie a quién culpar. Aunque, bueno, el piloto cometió un error en parte porque el radar en ese punto lo había volado la guerrilla. Y el piloto se equivocó, pero él también murió. No tengo esa mentalidad de encontrar un culpable. Hay muchas cosas en la vida que son azar y, lamentablemente, en ese avión nos tocó la boleta perdedora.

No usar tema de Domingo, Entrevista Esteban Piedrahíta Rector ICESI.
No usar tema de Domingo, Entrevista Esteban Piedrahíta Rector ICESI. | Foto: Aymer Andrés Álvarez

¿El piloto alcanzó a anunciar el aterrizaje?

Creo que sí. Nosotros leímos el informe de la caja negra. El VOR, es decir, el sistema de navegación aérea, el de Bogotá es Romeo y el de Cali es Rozo. Entonces el piloto, al parecer, digitó Romeo en lugar de Rozo y el avión comenzó a voltear hacia Bogotá. Cuando se dio cuenta, el avión ya venía frenando para aterrizar en Cali y comenzó a sonar el “pull up”, la advertencia de un peligro de impacto contra el terreno. El piloto intentó aumentar la altura y realmente fue por poco que el avión no alcanzó a superar el cerro. Yo vi el fuselaje y quedó pasando la montaña; no fue un impacto directo. Todo sucedió por un cambio repentino de ruta.

¿Qué decirle a las familias víctimas?

Las acompaño en el dolor, que aún está. Se perdieron vidas, cada una muy valiosa para cada padre, hermano, familiar, amigo. Acompañarlos en estos 30 años y recordarles que la mejor forma de sanar es honrar a las víctimas sirviendo, siendo buenos ciudadanos, preocupándose por los demás, dejando el mundo un poquito mejor. Haber hecho algo en nombre de mi hermano que impacta tantas vidas es la mejor manera de recordarlo.

El 20 de diciembre de 1995, el vuelo 965 de American Airlines,  que cubría la ruta Miami–Cali, se estrelló contra  el cerro San José, en Buga, una tragedia que  dejó a Cali de luto.
El 20 de diciembre de 1995, el vuelo 965 de American Airlines, que cubría la ruta Miami–Cali, se estrelló contra el cerro San José, en Buga, una tragedia que dejó a Cali de luto. | Foto: El País

Detalles de lo que ocurrió con el vuelo 965

El 20 de diciembre de 1995, el vuelo 965 de American Airlines, que cubría la ruta Miami–Cali, se estrelló contra el cerro San José, en Buga, cuando realizaba la aproximación nocturna al aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón. Viajaban 163 personas; 159 murieron y solo cuatro pasajeros sobrevivieron. Muchas de las víctimas eran familias y jóvenes que regresaban a Colombia para pasar fin de año.

Las investigaciones establecieron que el avión no presentaba fallas mecánicas graves y que el accidente fue consecuencia de una cadena de errores humanos y condiciones operativas adversas. Durante la aproximación, la tripulación programó de manera incorrecta el sistema de navegación, lo que hizo que el avión se desviara de su ruta hacia una zona montañosa. La falta de radar de aproximación en el aeropuerto de Cali, sumada a la navegación nocturna, impidió que el error fuera detectado a tiempo.

Cuando el sistema de alerta de impacto contra el terreno activó la advertencia de peligro inmediato, la tripulación intentó recuperar altura, pero ya no había margen para evitar el choque. El siniestro impulsó cambios en los procedimientos de navegación, en el entrenamiento de pilotos y en la forma de nombrar ayudas aéreas. En Cali dejó un duelo que perdura.

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