Robo a monasterio: religiosas piden ayuda de los caleños para mejorar su seguridad

“Queremos pedirles que nos colaboren, porque es la segunda vez que entran los indelicados a nuestro Monasterio y nos toca pensar cómo poder asegurarlo un poquito más y cómo generar unas condiciones de más protección para las hermanas y para el Señor”.

Así lo aseguró la hermana Ana María de la Eucaristía, una de las religiosas que habitan en el Convento de la Santísima Trinidad, ubicado al sur de Cali, el cual el pasado 3 de noviembre fue víctima de un robo, pero también de un acto de profanación, ya que los ladrones dejaron varias hostias consagradas regadas en el piso.

“Una hermana miró que no estaba el Sagrario; faltaban otros objetos, pero lo principal era que el Señor no estaba”, cuenta la monja perteneciente a la Orden de Carmelitas Descalzas, quien continuó su relato: “Empezamos a buscarlo y lejos encontramos que estaba el Sagrario, le habían quitado la puerta y estaban las hostias regadas”.

Según anotó, los delincuentes hicieron un roto en la malla y la cerca natural del monasterio localizado en el sector de La Viga y, al parecer, por ahí entraron y volvieron a salir.

“En dos costados del monasterio somos vecinas de unos condominios y los vigilantes de allá nos cuidan bastante, pero los otros dos costados dan con un potrero muy grande y ahí sí somos muy vulnerables”, explicó la religiosa, quien pidió la solidaridad de los caleños para ese propósito.

De igual forma, sostuvo que necesitan “reparar el Sagrario y ubicarlo en la capilla de una manera más segura, porque no podemos volverlo a poner como estaba, sino que necesitamos empotrarlo, para que no vuelva a pasar eso, y esto también implica una obra civil en la capilla”.

Es por ello que las Carmelitas Descalzas les piden a quienes deseen entregar recursos para adelantar estos trabajos que les consignen sus contribuciones, a nombre del Monasterio de La Santísima Trinidad, en la cuenta de ahorros 30389487746, del Banco de Colombia.

“Nosotras no tenemos un apostolado activo, sino que nuestro servicio a la Iglesia es exclusivamente la oración al Señor y en intercesión, específicamente por la Iglesia y por la ciudad de Cali”, señaló la hermana Ana María.

También recordó que este convento de la Orden de Carmelitas Descalzas existe en la capital vallecaucano hace más de un siglo, incluso antes de la constitución de la Arquidiócesis de Cali, exactamente desde 1921.

“Lo fundó una ciudadana de Cali que, para poder ser carmelita, le tocó irse hasta Bogotá, y luego vinieron cuatro hermanas de Bogotá a las que les tocó caminar 20 días a lomo de mula, atravesando la cordillera, para poder llegar aquí y hacer presencia en este Valle del Cauca”, narra la religiosa.

También refirió que, tras la autorización del arzobispo de Cali, monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, en días posteriores se realizó una misa de desagravio, ya que la capilla estaba cerrada en señal de luto.

“Lo más sagrado que tenemos los católicos es la Eucaristía, es el cuerpo y la sangre del Señor; es su presencia real en medio de nosotros. La tratamos con el máximo respeto, porque es la presencia real de Dios en medio de nosotros. Y (los ladrones) la maltrataron, la dejaron tirada en el suelo, entonces fue un maltrato absoluto a Dios”, asegura la hermana Ana María.

Por eso aseguró que seguirán viviendo en oración en aquella casa de oración, adorando y cuidando a Jesús Eucaristía, en reparación del ultraje que recibió.

“Y aquí perseveramos, queriendo ser presencia de Dios, oasis para las almas, un cielo en la tierra. Santa Isabel de la Trinidad dice que el cielo es Dios y Dios está en nuestra alma. Y este Carmelo quiere ser cielo de Dios para todas las almas que se puedan acercar a él, pero ese cielo de Dios también requiere un mínimo de seguridad que nos permita la tranquilidad de poder estar acá”, concluyó la religiosa.