Metrocali tiene hasta el 12 de octubre para acuerdo de pago por demanda de Git Masivo

Luego de que el Consejo de Estado declarara infundado el recurso de anulación que interpuso Metrocali para evitar el pago de $110.000 millones a GIT Masivo, Enrique Wolff, gerente del concesionario, aseguró que está dispuesto a encontrar la mejor solución para financiar esa deuda. No obstante, explicó que, hasta el momento, no ha habido ningún acercamiento del ente gestor del MÍO para llegar a una negociación. Algo que preocupa, si se tiene en cuenta que el plazo para pagar la indemnización o llegar a un acuerdo de pago de la misma vence el próximo 12 de octubre.

La condena principal es por $111.254 millones. Además, Metrocali debe pagar la actualización de la tarifa técnica desde enero de 2017 a la fecha del laudo (29 de noviembre del 2018), lo cual arroja una cifra adicional de $73.000 millones, lo que en total suma unos $184.000 millones. Los intereses sobre la condena son cerca de $700 millones mensuales.

La ley concede a las entidades públicas 10 meses para el pago de las condenas, plazo que vencerá el próximo 12 de octubre. A partir de esa fecha empiezan a generarse intereses de mora, que pasarán a ser cerca de $4000 millones mensuales si el Municipio no efectúa el pago o no llega a un acuerdo con nosotros.

La empresa ha perdido más de $260.000 millones desde que empezó a operar el sistema y, con la demanda, va a recuperar parte de ese dinero. Entonces, no se nos puede tildar de ‘agalludos’ por recuperar unas pérdidas que se vivieron producto de incumplimientos de Metrocali y no por temas que tengan que ver con los operadores.

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Por su parte, el Fesde es simplemente cumplir con el contrato porque el laudo, aparte de condenar a Metrocali, le dice que a futuro debe pagar la tarifa licitada por kilómetro, que fue a lo que esta empresa se comprometió a pagar desde el principio del contrato. Los recursos del Fesde se requieren para prestar un buen servicio, teniendo en cuenta que el sistema ha tenido un mal servicio desde el inicio ya que ha estado desfinanciado y los concesionarios han recibido la mitad del dinero que necesitan para prestar un buen servicio.

El incumplimiento más importante consistió en que Metrocali nunca pagó la remuneración correcta y completa a GIT Masivo y que, a pesar de las conclusiones de diferentes estudios, insistió en seguir pagando de forma incompleta. También se encontró que no entregó la infraestructura del sistema al concesionario, lo cual aumentó las millonarias pérdidas causadas.

Adicionalmente, tampoco se sacó el paralelismo del Transporte Público Colectivo, que era una obligación del Municipio para que el MÍO fuera realmente exclusivo y pudiera tener el número de pasajeros que requería para cubrir todos sus costos y, dentro de estos, está el de pagarle a los concesionarios su remuneración por kilómetro, como quedó establecido en los contratos. Todo ese cúmulo de fallas y otros aspectos explican la condena contra Metrocali.

En el contrato de concesión firmado por las partes se definió la remuneración a GIT Masivo como un valor por kilómetro recorrido por tipología de bus y, por lo tanto, el riesgo de demanda que asumimos era el de recorrer más o menos kilómetros y no el de la cantidad de usuarios que movilizara el sistema, como equivocadamente ha dicho Metrocali, en contra de la decisión del Consejo de Estado.

Los kilómetros a recorrer los programa Metrocali en función del número de pasajeros del sistema y sus variaciones. A la fecha de expedición del laudo arbitral, Metrocali solo había pagado alrededor del 50 % del valor correspondiente a las tarifas licitadas por kilómetro recorrido.

La indemnización servirá para recuperar parcialmente las multimillonarias pérdidas generadas por los incumplimientos de Metrocali. Al 31 de diciembre de 2018, las perdidas acumuladas de GIT Masivo rondaban los $160.000 millones, más $100.000 millones correspondientes a costos y gastos diferidos y a pre operativos.

Igualmente, es importante anotar que el 70 % del valor de la condena le pertenece a Bancolombia, que financió los buses y que, debido a la crisis y a los incumplimientos de Metrocali, no se le había podido pagar casi nada -ni siquiera intereses- a pesar de que los buses ya completan 10 años de uso.

Nosotros hemos mantenido una comunicación constante con Metrocali e, incluso, desde antes de instalar el Tribunal de Arbitramento y durante todo su desarrollo se presentaron múltiples propuestas de acuerdo, las cuales fueron rechazadas por Metrocali, aconsejados por sus asesores. Seguimos contemplando varias alternativas y estamos dispuestos a encontrar las mejores soluciones para el Municipio y el sistema, es solo que haya voluntad de las partes pero, hasta el momento, la Alcaldía no nos ha llamado para negociar.

Antes de que se profiriera el laudo arbitral, GIT Masivo estuvo dispuesto a firmar el acuerdo conciliatorio al que las partes habían llegado. Sin embargo, la decisión de Metrocali de exigir a los árbitros declaraciones contrarias a la realidad -que ellos tenían que declarar dentro del documento de acuerdo la fórmula compensatoria de entregarnos los nuevos buses eléctricos- fue lo que ocasionó que dicho acuerdo no fuera aprobado por el tribunal arbitral, desencadenando la condena. Curiosamente, los asesores de Metrocali que por su posición obtuvieron información privilegiada y que en su momento torpedearon el arreglo, hoy participan en la licitación de esos vehículos.

Considero que no. Realmente las tutelas contra sentencias judiciales solo se dan en caso de violación de derechos fundamentales, lo cual no se ha dado. El recurso de anulación, que era el único que la ley contempla en contra de los laudos arbitrales, ya se resolvió a nuestro favor.
Si la tutela se falla a favor de Metrocali, GIT Masivo iniciaría de nuevo el proceso arbitral porque no por eso se dejaría de deber. De hecho, se causarían intereses adicionales y, además, se agravaría la situación financiera del concesionario y, a la larga, del sistema.

La relación es la normal que debe haber entre contratista y contratante. Con respecto a cómo afecta esta decisión la relación, considero que no debe haber ningún cambio dado que para Metrocali es claro que antes de que se profiriera el laudo arbitral, GIT Masivo estuvo completamente dispuesto a firmar el acuerdo conciliatorio al que las partes habían llegado.

El Fesde cubre la diferencia entre la tarifa técnica o costo real de la operación para el sistema y la tarifa al usuario. Lo que el laudo arbitral declara es que esa diferencia debió haber sido cubierta casi desde el inicio del contrato y allí radica uno de los principales incumplimientos de Metrocali. Es importante reconocer que, desde febrero de este año, Metrocali y el Municipio vienen cumpliendo cabalmente con el pago de esta diferencia a GIT Masivo, esto ha permitido que la empresa se empiece a recuperar financieramente y que haya empezado a pagarle a sus acreedores cumplidamente.

Porque se encuentra en proceso de reorganización empresarial -Ley 1116-, y adicionalmente consideramos que el proceso licitatorio tiene vicios enormes que podrían generarle al Municipio nuevos y grandes problemas jurídicos. Del sistema, la única empresa que puede participar es Blanco y Negro Masivo dado que es la única que no se encuentra en Ley 1116. Preocupa también la participación dentro del proceso, como interesados, de asesores que dificultaron enormemente que GIT Masivo y Metrocali hubieran llegado a un acuerdo conciliatorio, que habría evitado la condena.

Actualmente GIT Masivo está en un proceso de recuperación y puesta a punto de toda su flota para ofrecerle un mejor servicio a los usuarios del sistema, dicho proceso va hasta diciembre de 2020 y, a la fecha, se han intervenido casi 40 buses.

Actualmente GIT Masivo tiene el mejor indicador de calidad de desempeño del sistema, aunque aún tiene enormes limitaciones por no contar con un patio taller adecuado para su operación. La licitación de operación que expidió Metrocali no incluyó la construcción de los patios para operar, puesto que estos iban a ser contratados con terceros directamente por esa entidad. Sin embargo, 10 años después, aún no se nos ha entregado el patio taller definitivo.