El incierto futuro del edificio El Molino después del incendio

Las miradas de los curiosos se posan ante los escombros, todavía humeantes, del antiguo edificio El Molino, en la Carrera 7 con Calle 25 en el barrio Jorge Isaacs, al norte de Cali. Nadie comprende qué hizo que las llamas se propagaran en una de las construcciones más antiguas de la ciudad.

Los transeúntes que se detienen a contemplar lo que quedó del edificio después del incendio de la noche del 15 de noviembre, arriesgan hipótesis en medio de su desconcierto. Algunos creen que fueron los habitantes de la calle que se establecieron en los alrededores, otros señalan, con cierto tono de sospecha, que no pudo ser algo accidental.

"Los alrededores de este edificio se convirtieron en asentamiento de indigentes, ellos armar sus fogatas por aquí y también queman cobre, tal vez fue eso lo que ocasionó el incendio", dijo un habitante del sector. 

"Yo creo que eso fue intencional. Esto era patrimonio de la ciudad y no podían hacerle cambios a la construcción. No les convenía a los dueños", aseguró otro residente.

Por su parte, Ricardo Arias, miembro del Cuerpo de Bomberos de Cali, que atendió el incidente, no se atreve a dar un diagnóstico.

“En este momento se están encargando de establecer qué sucedió y cómo”.

Aunque hoy muchos caleños miran con sorpresa la estructura incinerada y se preguntan qué pasó, pocos conocen la historia de esta construcción.

“Cuando tenía seis años, me asombraba ver este edificio tan alto. En ese tiempo la mayoría de las construcciones en Cali eran de uno o dos pisos, pero este edificio era de cinco. Eso era sorprendente. Verlo siempre me devuelve al pasado”, cuenta con nostalgia Alexander Moreno, una de las personas que observan las ruinas.

La furia del fuego consumió todo al interior del antiguo molino, por fuera la edificación se mantiene en pie, como en 1956 tras resistir la explosión del 7 agosto.

La emblemática edificación fue construida en 1927, en un estilo republicano, por una familia bogotana. Con maquinaria importada de Inglaterra, el lugar empezó a servir como molino de trigo desde el momento de su construcción. Se llamó el ‘Molino Cóndor de Oro’ y contaba con una planta eléctrica que ayudaba a surtir de energía un sector de la ciudad.

En 1947 una familia vallecaucana compró el molino y le llamó ‘Molino Roncallo’, y así fue hasta 1973 cuando, adquirida por tres familias santandereanas, recibió el nombre de ‘Molinos Titán del Valle’.

El gran molino, reconocido por la buena calidad de la harina que surtía a varias panaderías de la ciudad, fue cerrado en 1995, cuando dejó de ser rentable.

“Desde que se cerró hemos conservado el edificio esperando que el Municipio realice un proceso de renovación urbana en el sector, pero no ha pasado”, dice Darío Castillo, representante de los propietarios del edificio.

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El antiguo molino no se encontraba abandonado, servía de alquiler a una empresa de baños móviles. Sin embargo, poco a poco se ha ido invisibilizando en la memoria de los caleños, hasta que el incendio lo hizo noticia.

“El molino hizo historia por el servicio que le brindó a la comunidad y por su belleza. Dejó una huella arquitectónica, hay pocos edificios como esos en la actualidad en Cali”, asegura Darío.

Por ahora, las llamas se apagaron pero dejaron la incertidumbre de lo que ocurrirá con la histórico edificación.

“Hay que determinar con respecto a los informes técnicos que entreguen los organismos encargados las acciones que el propietario y el Municipio tienen que emprender”, señala Sandra Becerra, subsecretaria de patrimonio de Cali.

“Lo descuidaron, pero ojalá que esto sirva para que le presten atención a este lugar, que es un patrimonio de Cali”, sentencia con desánimo uno de los habitantes del sector.