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La política de Cali Afro tendrá un presupuesto inicial de $5000 millones, recursos que buscan garantizar temas como salud, educación, empleo, entre otros. | Foto: Jorge Orozco / El País

AFROCOLOMBIANIDAD

Cali es una ciudad afro, pero estos son los retos que tiene con su población

Oportunidad laboral y calidad de vida, entre las mayores necesidades. Mujeres afro han ganado más espacio en lo público.

21 de mayo de 2019 Por: Redacción de El País

Para una ciudad como Cali el Día Nacional de la Afrocolombianidad, que se conmemora hoy, cobra especial importancia.

Y es que la capital del Valle es la segunda urbe en Latinoamérica con mayor porcentaje de esta población: alrededor de 633.600 individuos de los casi 2.400.000 habitantes, es decir, un 26.4 %. Aun así, líderes de esta etnia aseguran que Cali tiene mucho retos para ser realmente incluyente.

Para Diego Luis Balanta, de la Organización Nacional de Afrocolombianos Desplazados, Afrodes, uno de los mayores retos a superar es la barrera entre la ciudad y el oriente, que alberga la mayoría de la población afro, especialmente en las comunas 7, 12, 13, 14, 15, 16 y 21.

“Todavía hay familias marginadas en la periferia, lo que da como resultado las invasiones o asentamientos subnormales, situación que termina por fortalecer las cadenas de miseria en la ciudad y más en esas zonas en las que el nivel de seguridad y saneamiento son muy bajos”, aseguró Balanta.

Parte de esa problemática se remonta a comienzos de este siglo, cuando la oleada de desplazados provenientes del Pacífico que llegaron a Cali se contabilizaron en alrededor de 100.000, de acuerdo con Balanta. A esto se suma que de las 208.000 víctimas que hay en Cali, con corte a septiembre del 2018, según cifras de la Secretaría de Bienestar Social, el 80 % se autoreconoce como perteneciente a la población Afro, Negra, Raizal o Palenquera.

“Y si nos vamos a una perspectiva histórica, quedamos en desventaja tras la abolición de la esclavitud en 1851, pues a nuestros amos los indemnizaron y a nosotros nos echaron a la calle como perros”, aseveró el miembro de Afrodes.

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Por su parte, Igor Correa Caicedo, asesor para la Secretaría de Bienestar Social en la política pública Cali-Afro, anotó que otra de las problemáticas es la calidad de vida, que está muy por debajo del resto de la población caleña.

Y es que en Cali 46.886 afros padecen hambre, 140.659 no cuentan con ninguna cobertura en salud y la esperanza de vida es de 67,9 años, mientras que el promedio en grupos no étnicos en Cali es de 74,6 años.

“También hay que anotar los problemas que tiene esta población en lo laboral: la tasa de desempleo para los afro es del 21 %. Tampoco hay muchas posibilidades de que esta población crezca profesionalmente y llegue a ocupar esferas más altas en lo empresarial”, advirtió Correa.

Pero este fenómeno no es exclusivo de los hombres, pues a las mujeres afrodescendientes también las aquejan este tipo de problemas.

Según Gladys Solarte, líder afro en la Comuna 16 de Cali, “debería haber programas de profesionalización centrados para mujeres negras de sectores populares. Los niveles de formalización laborales son difíciles. Uno encuentra muchas mujeres que se dedican a trabajos informales, y aunque eso no las demerita ni deshonra, no sirve para tener una mayor calidad de vida”.

Sin embargo, destacó que las mujeres han ido ganando terreno en las esferas públicas de la ciudad, como es contar con una representatividad afro en la Mesa Municipal de Mujeres, hacer parte del Consejo Municipal de Planeación o estar activas a la hora de participar en la Mesa de Concertación Afro de Cali.

A esto se suma que dos mujeres afros han logrado estar al frente de sendos despachos de la Alcaldía: la Subsecretaría de Equidad de Género, con Ana Carolina Quijano, y la de Desarrollo Económico, con Angélica Mayolo.

Pero, aun así, Solarte señaló: “Necesitamos más representación en el Concejo, en donde en las elecciones pasadas no quedo ninguna afro. O ¿por qué no puede una mujer afro ocupar el cargo de secretaria de Bienestar Social o el de Planeación? Estos tienen mucha incidencia en nuestra población”.

Y agregó: “También se deben repensar los estereotipos de las formas de ser mujer, que muchas veces no encajan con lo que generalmente son las mujeres negras, robusta o que hablan duro. Hay que cambiar esa perspectiva para darnos una nueva idea sobre lo que es ser mujer afrodescendiente en Cali”.

Solo hace dos semanas, el pasado 9 de mayo, se aprobó la primera política pública afro en Cali, que traza una hoja de ruta de 10 años para mejorar la calidad de vida de esta población.

Este proceso se desarrollará a partir de nueve líneas estratégicas: salud y supervivencia; vivienda, medio ambiente y territorio; cultura, recreación y deporte; educación y etnoeducación; generación de ingresos y empleo; legislación y derechos humanos; comunicación, información y tecnología; genero y generación e inclusión; y zona rural y Consejos de Comunidades Negras.

“Esta política pública ya cuenta con recursos, lo que permitirá cumplir las inversiones. Empezamos a ser ejemplo en todo el país; esta política pública se ve expresada de la mejor manera, es transversal a todos los sectores. Ahora que se aprobó, estaremos haciendo el control político para que se aplique de verdad”, destacó el concejal Coordinador Ponente del Proyecto de Acuerdo, Richard Rivera Campo.

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