Colombia necesita un Plan Nacional de Demencias ¡ya!

Por: Eduar Herrera, neurocientífico y profesor de la Universidad Icesi.

El costo anual de las demencias a nivel mundial se estima en 818.000 millones de dólares (OCDE, 2015; OMS, 2017), y el 85 % está relacionado con el cuidado familiar y social (GBD 2015), sin contar los gastos médicos. Pese a esta magnitud, países como Colombia no cuentan con los recursos ni la infraestructura para enfrentar esta problemática.

Aún no existe un Plan Nacional de Demencias, lo que muestra que no estamos preparados para lo que viene.

El envejecimiento es un fenómeno global con impacto en la economía, la salud y las políticas públicas. Según la OMS, en 2050 el 22 % de la población mundial tendrá más de 60 años.

En Colombia, el DANE proyecta que una cuarta parte de los habitantes (14,9 millones) estará en ese rango.

Con el envejecimiento aumentan los riesgos de enfermedades, siendo las demencias las más comunes. Estas implican un deterioro cognitivo significativo que afecta la vida independiente. Sus causas son múltiples: condiciones neurológicas, neuropsiquiátricas y factores sociales, como el acceso a educación y salud, que influyen en su prevalencia y gravedad.

Entre las demencias más frecuentes están el Alzheimer, la demencia por cuerpos de Lewy y la frontotemporal. El deterioro cognitivo y funcional que generan implica una gran carga económica y de salud.

En Colombia no hay cifras precisas, pero se estima una prevalencia de entre el 10 % y el 25 %. Además, el deterioro cognitivo leve —una etapa previa— puede alcanzar el 53 % en poblaciones con baja escolaridad, poco acceso a servicios de salud y exposición a violencia.

Este panorama resalta la urgencia de incluir la salud cerebral en los planes de envejecimiento y en un Plan Nacional de Demencias. Según la OMS, la salud cerebral es el funcionamiento óptimo del cerebro en lo cognitivo, sensorial, emocional, conductual y motor, permitiendo alcanzar el máximo potencial a lo largo de la vida, con o sin trastornos.

Planes basados en salud cerebral permitirían identificar tempranamente a quienes presentan deterioros cognitivos sutiles. Estrategias como la estimulación cognitiva, el control de factores de riesgo médico, el fortalecimiento de vínculos sociales y la actividad física pueden mejorar la calidad de vida y retrasar la aparición de demencias.

Esto ya es parte de políticas públicas en otros países latinoamericanos.

El problema de las demencias es tan relevante que en la cumbre del G7 en Canadá se propuso incluir la salud cerebral como un pilar del desarrollo económico. El mensaje fue claro: sin cerebros sanos no hay desarrollo.

Desde hace años, el sector académico en Colombia lidera investigaciones sobre envejecimiento y sus vínculos con los determinantes sociales.

Pensar en las demencias debe ser una prioridad del Estado. No basta con la intención: se necesita un plan nacional basado en evidencia, con la salud cerebral como eje. Desde la Universidad Icesi hemos formado equipos humanos, científicos y técnicos para apoyar esta tarea. Nuestros estudios, publicados internacionalmente, señalan el camino a seguir.