Cada año, entre julio y octubre, las ballenas jorobadas, también conocidas como yubartas, recorren cerca de 8500 kilómetros desde la Antártida y el sur de Chile para llegar al Pacífico colombiano, brindando un espectáculo para propios y turistas.

El propósito del viaje de estos mamíferos es reproductivo, debido a la calidez de las aguas del Océano Pacífico y la tranquilidad que les ofrece para poder dar a luz a sus crías.

El País visitó Buenaventura, en compañía de la CVC, para avistar a estos imponentes animales acuáticos y lograr tomas privilegiadas.

“Este es un espectáculo único que nos recuerda la riqueza del Pacífico. Son animales que hoy suman apenas 20.000 ejemplares en el mundo, lo que nos obliga a cuidarlos con mayor responsabilidad. Su presencia aquí no solo es un regalo de la naturaleza, también es un motor para el turismo sostenible, que beneficia directamente a nuestras comunidades”, dijo Marco Antonio Suárez, director de la CVC.

Las yubartas pueden tener un ballenato (cría) cada dos o tres años. Es decir, pueden llegar a dar a luz a cerca de doce en toda su vida. | Foto: El País

El avistamiento se hizo a bordo de lanchas pequeñas y en compañía de locales, en donde se logró ver a algunos ejemplares saltando y exhibiendo sus cuerpos, como parte de su ritual de cortejo.

Cada uno de estos individuos puede llegar a pesar hasta 30.000 kilogramos, y Bahía Málaga y Juanchaco son los destinos estratégicos para su etapa reproductiva en Colombia.

“Durante los recorridos entregamos recomendaciones claras: mantener una distancia mínima de 200 metros, acercarse de forma paralela al trayecto de las ballenas, poner en neutro el motor de la embarcación cuando estén cerca y, por supuesto, nunca arrojar plásticos ni residuos al mar”, comentó Suárez.

Este avistamiento, además de brindar un atractivo visual, también es el momento para aprender más sobre las ballenas, un animal que no posee dientes, ya que en su lugar tiene barbas.

El avistamiento de ballenas, por cada grupo, dura en promedio de 15 a 30 minutos y se debe hacer con personal debidamente capacitado. | Foto: El País

El canto de una ballena jorobada puede llegar a ser escuchado hasta 20 kilómetros de distancia y su soplido puede alcanzar unos tres metros de altura.

Cuando se preparan para realizar un buceo profundo, las yubartas arquean sus espaldas y sobresale una pequeña joroba de las aguas, de ahí su nombre común.

También se sabe que el corazón de una ballena jorobada puede llegar a ser tan grande que puede pesar hasta 200 kilogramos, el equivalente a tres hombres adultos.

Se espera que esta temporada de avistamiento, que ya se convirtió en todo un atractivo turístico en el Valle del Cauca, deje cerca de 20 millones de dólares de ganancias para la región, como resultado de los cerca de 300.000 visitantes que se prevé tener para este año, según información de la Gobernación del Valle del Cauca.