La vida de Manuela Vergara Salazar, una joven colombiana de 27 años, residente en Queens, Nueva York, cambió drásticamente la madrugada del 23 de agosto, cuando sufrió graves quemaduras durante un espectáculo de fuego realizado en un bar.
Gustavo Urrea, abuelo de la víctima, quien vive en Armenia, Quindío, habló en exclusiva con el diario El País, y entregó detalles de lo sucedido en esa noche.
Conforme a su testimonio, la joven se encontraba trabajando como bartender cuando, en medio de una presentación de un espectáculo de fuego, un líquido la salpicó, y casi de inmediato, su cabello y su cuerpo se incendiaron.
“La niña dice que estaba manipulando licor cuando y ella sintió que le cayó un líquido en el cabello y la gente comenzó a correr", detalló
Ante la situación, ella comenzó a pedir ayuda, hasta que un conocido de ella se lanzó a cubrirla para apagar las llamas.
La víctima fue llevada inicialmente al Hospital Elmhurst y luego trasladada al Hospital Cornell, donde permanece internada bajo observación médica.
Los especialistas informaron que las quemaduras son de segundo y tercer grado y que el proceso de recuperación podría extenderse por más de un mes.
Su abuelo declaró que ella está en espera para recibir dos cirugías reconstructivas y a pesar de que ella está consciente, por ocasiones la mantienen bajo sedación y recibe alimentos por una sonda. Él afirmó que en estos tres días ya bajó 4 kilos de peso.
Su vida en Colombia y su cambio de residencia
El señor Gustavo relató que su nieta, quien nació en Armenia y creció en Tuluá, Valle del Cauca, laboró en dos hospitales de y en Armenia, Quindío estudió para ser enfermera jefe, pero hace un poco más de año y medio decidió emigrar a Estados Unidos.
En dicho país vive con su madre, su pequeño hijo de dos años, su hermana menor y una tía.
Al poco tiempo de emigrar consiguió empleo en un bar, en el cual labora hasta la actualidad.
“Estamos devastados por afrontar una situación así con la niña", declaró el señor Gustavo.
Tras conocerse la noticia, amigos y excompañeros de trabajo de Manuela se han comunicado con su abuelo, para estar pendientes de ella, e incluso, él resaltó que uno de los centros de salud donde ella trabajó, el hospital del sur de Armenia, expresó su solidaridad y está pendiente de la evolución de la colombiana.