"Cali, la ciudad que ha encontrado en el río Cauca una de las razones de su desarrollo, también convive con él en condiciones peligrosas. Por eso, el rescate del Jarillón que protege a más de un millón de sus habitantes de los riesgos de una creciente que inunde la ciudad debe ser un propósito de ciudad".

Cali, la ciudad que ha encontrado en el río Cauca una de las razones de su desarrollo, también convive con él en condiciones peligrosas. Por eso, el rescate del Jarillón que protege a más de un millón de sus habitantes de los riesgos de una creciente que inunde la ciudad debe ser un propósito de ciudad. Terminado en 1992, el dique fue construido para detener las inundaciones que se producían alrededor de la capital vallecaucana a causa de las crecientes de uno de los ríos más importantes del centro de Colombia. Con ello se logró impedir que las aguas llegaran hasta la que hoy es la Calle 25, abriendo la posibilidad de asentar industrias, comercios y viviendas, impulsando así el desarrollo urbano de una ciudad pujante.Pero también generó el crecimiento desordenado que, a través de invasiones y ante la impotencia de las autoridades municipales, construyó gran parte de lo que se conoce hoy como el distrito de Aguablanca. Allí residen más de quinientas mil personas a las que se les ha logrado ofrecer servicios y darle orden mediante la inversión de Emcali, el Municipio, la Nación y la vinculación de fundaciones caleñas y entidades internacionales. En medio de ese afán por atender el gran problema social que significa el crecimiento desordenado de la ciudad, el Jarillón ha sido una víctima más de las invasiones, de las dificultades y omisiones para defenderlo del abandono. Por eso, y quizás porque Cali no volvió a padecer las descomunales inundaciones gracias a esa barrera protectora, la comunidad parece haber perdido conciencia sobre lo que ella significa y sobre la necesidad de mantenerla libre de los peligros que pueden llevar a causar una catástrofe. Desde hace quince años se ha alertado sobre los riesgos a que está expuesto el Jarillón. Sobre los enemigos naturales, como la hormiga arriera que abre túneles que debilitan su estructura, o del desgaste natural ocasionado por los embates de un río debilitado sin duda pero aún con capacidad de causar daños. Pero ante todo, por los abusos de quienes se han asentado sobre él para resolver sus necesidades de vivienda, lo utilizan para montar prósperos negocios privados o como basurero de toda suerte de desperdicios.Eso es lo que pone en peligro el Jarillón del Cauca, y con él, la tranquilidad de más de un millón de caleños. Por eso es necesario recobrar la conciencia sobre lo que allí está ocurriendo y sobre la necesidad de apoyar los esfuerzos que realizan las autoridades municipales y nacionales para recuperarlo. Aceptando que deben resolverse los problemas sociales que viven las miles de familias allí instaladas, también es obligatorio actuar para defender a toda la ciudad. Consciente de la importancia que tiene para Cali, El País inicia a partir de hoy una serie de informes sobre el Jarillón del río Cauca, sobre sus problemas y las respuestas que se le están dando. Es nuestro deber como miembros de una comunidad que debe ser alertada de los peligros que la acechan para que tome conciencia de ellos y tenga elementos de juicio que la vinculen a las soluciones que se requieren.