Es urgente que las autoridades asuman con mayor compromiso el mantenimiento y arreglo de la red de 1912 cámaras de videovigilancia que hay en Cali. A pesar de que esta Administración ha realizado esfuerzos para optimizar el sistema que encontró en estado crítico, aún el pronóstico es reservado y el 23 % de los dispositivos siguen sin operar.
Las cifras, dadas a conocer el fin de semana anterior en este diario, son el resultado de una investigación realiza por el concejal Juan Felipe Murgueitio, quien durante varios meses se dedicó a averiguar cómo se encontraba el sistema de cámaras de seguridad de la ciudad.
Además, según el informe, casi la mitad de las solicitudes de grabaciones de delitos cometidos cerca de una cámara de seguridad que hace la Fiscalía son respondidas negativamente por fallas en el sistema. Los datos entregados por la Policía Nacional al Concejal evidencian que, desde enero de 2024 a abril de 2025, la Fiscalía hizo 803 de estas solicitudes, de las cuales 384 (47,8 %) fueron negadas por novedades como dispositivos fuera de servicio.
Esto implica una grave afectación a los procesos judiciales y representa una pérdida irreparable de oportunidades para esclarecer crímenes.
Uno de los hallazgos más preocupantes del informe es la inexistencia de planos actualizados de la red de fibra óptica que conecta las cámaras de la ciudad. En otras palabras, las autoridades no tienen claridad sobre por cuál ruta viajan los datos del sistema de vigilancia.
Esta falla técnica no solo dificulta las reparaciones, sino que retrasa todo el proceso operativo y deja a la ciudad en un limbo tecnológico que impacta directamente en la seguridad de los ciudadanos y en los tiempos de respuesta de las autoridades. Si se quiere mejorar este sistema, es por aquí por donde se debe empezar a generar una trazabilidad de las redes.
La carga operativa del Centro Automático de Despacho también deja en evidencia las limitaciones humanas del sistema. Con apenas 119 operadores distribuidos en tres turnos, cada uniformado debe monitorear en promedio 47 cámaras simultáneamente. Esto hace prácticamente imposible un seguimiento eficaz y pone en duda la utilidad de tener cámaras si no hay ojos suficientes para interpretarlas en tiempo real.
Es urgente que los equipos nuevos que se vayan instalando cuenten con sistemas avanzados en los que las cámaras identifican placas de vehículos, características de rostros, aglomeraciones poco frecuentes de personas y hasta sonidos de disparos. Esto ya existe hace varios años y va siendo hora de que haya presupuesto para implementarlo en la ciudad.
Es importante que la Alcaldía de Cali, junto con las entidades correspondientes, construya una hoja de ruta clara, con cronogramas públicos, metas verificables y posibles de realizar para poco a poco ir recuperando el sistema de cámaras de seguridad.
El caos técnico actual deja a la ciudad expuesta. Cali necesita, con urgencia, un sistema de videovigilancia que no solo grabe, sino que proteja y disuada. Todo esto comienza por asumir responsabilidades y dejar de mirar hacia el pasado.