Los resultados de la encuesta de percepción ciudadana 2017, que generó Cali Cómo Vamos, deja al descubierto, entre otros muchos aspectos, dos que quisiera comentar: la falta de participación ciudadana y la satisfacción con los medios de transporte en la ciudad. Dejan mucho que pensar estos resultados en una ciudad que fue ejemplo a nivel nacional de civismo. Y el mensaje es claro: no podemos conformarnos con decir que ya no somos lo que fuimos en un pasado. Hoy podemos hacer de Cali una ciudad ejemplar. Y para ello es fundamental construir sociedad civil e institucionalidad.
La pregunta de la encuesta sobre participación ciudadana sondeaba así: ‘¿En el último año ha participado en alguna de las siguientes organizaciones, espacios o redes?’, arrojó el triste resultado que el 64% de la población no ha participado en ninguno de los espacios, redes u organizaciones. Léase bien: ninguno. Y lo que es peor, crece con respecto al año pasado que marcaba un 60%. Esto es muy grave, porque los grupos deportivos, culturales, de vecinos, las organizaciones religiosas, las iniciativas ciudadanas, asociaciones, los movimientos sociales, grupos cívicos, etc, son de mucha importancia para la vida de las personas en sociedad, pues permiten en concreto, la construcción de sociedad civil. Pero con ciudadanos apáticos, con imposibilidad de construir en común con otros, la ciudad se convierte en una sucesión de individualidades que no se potencian. Sino que en muchos casos restan o dividen. Necesitamos gente que sume y multiplique esfuerzos sociales.
La formación y educación es clave en la conformación de ciudadanos participativos y colaborativos. En los colegios y escuelas estamos muy preocupados por contenidos que poco importan y olvidamos la formación de fondo de las nuevas generaciones. Como ciudad nos deberíamos proponer metas muy precisas en este campo de la participación. Sólo así lograremos propiciar liderazgos ciudadanos que muevan a Cali.
La segunda pregunta tiene que ver con la satisfacción del medio de transporte que utilizan principalmente las personas. Allí el transporte informal, es decir, el pirata, el que funciona sin licencia institucional y que tiene controles territoriales importantes en la ciudad, es uno de los que más satisfacción arrojan, luego de las motos y los vehículos particulares. En efecto, los ciudadanos están satisfechos en un 76% con el transporte informal. Para tristeza del MÍO, sólo el 27% está satisfecho con su servicio. Esto es grave. Las alternativas informales y que están al margen de las reglamentaciones, no pueden ser las que cumplan con un servicio público, que debe ser prestado por el gobierno municipal de una forma satisfactoria e impecable. El fortalecimiento del MÍO es una urgencia manifiesta y de inmediata atención. Los esfuerzos de la administración municipal por darle viabilidad financiera al sistema es un acto muy importante de responsabilidad con la ciudad, pero hay que hacer más esfuerzos para mejorar el sistema. No se puede permitir que la piratería siga reinando.
Hay un dato que ofrece mucha esperanza. El 78% de los encuestados están satisfechos con el transporte en bicicleta. Este tipo de medios sostenibles de transporte debemos potenciarlos. Las ciclorrutas son una necesidad sentida en la ciudad. En ello está trabajando la administración municipal. Bien valdría la pena en acelerar más los procesos de adecuación de vías para las bicicletas.
* Rector Universidad Javeriana Cali
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