Para finalizar el año, comento 2 temas de interés entre colombianos. El primero se refiere al contexto de conflicto internacional que atravesamos. Hay una gran incertidumbre sobre un escalamiento de guerras entre naciones periféricas que tienen interés internacional. Comento 3 casos. La guerra entre Ucrania y Rusia es dramática por su duración y víctimas civiles. Detrás de todo, hay una redefinición de Europa, incluyendo las pretensiones imperiales de Putin, el sigiloso ascenso chino y la vociferante decadencia del poderío norteamericano. Por otro lado, el desplazamiento de la población palestina en Gaza, agenciado por el gobierno israelí, es un caso de barbarie genocida que no se le puede atribuir ni a los israelitas ni a los judíos. El conflicto ha disminuido con el acuerdo promovido desde la Casa Blanca, pero no ha cesado y siguen los asesinatos de palestinos. No se puede olvidar tampoco el terror y las acciones violentas promovidas por grupos extremistas palestinos que hacen presencia en Gaza. Detrás del conflicto están Jordania, Siria, Turquía, Irán y los países árabes, y detrás de todos ellos, de nuevo, los países europeos, Estados Unidos, Rusia y China. Finalmente, el caso que más nos toca directamente es el arrinconamiento militar que tiene sometido a Maduro, presidente ilegítimo de Venezuela, por parte de Trump, que tiene desplegada en el Caribe una flota significativa que incluye al portaviones más grande y moderno del mundo. Argumenta Trump que es una manera de acabar con el tráfico de narcóticos y de sacar a Maduro del poder. Pero lo hace con acciones ilegales y asesinatos sin juicio. La presencia armada lleva varios meses y no sabemos qué se pretende desde el punto de vista militar. Se habla de negociaciones y amnistías para que Maduro salga del poder. Nos debe preocupar que, en la guerra contra las drogas, el que siga es Petro, injustamente vinculado con su familia a la lista Clinton, como parte del cartel del narcotráfico en Colombia. En resumen, una situación internacional grave de gran incertidumbre por lo que pueda suceder. Esto recuerda los antecedentes de la I Guerra Mundial y el interés imperial por la repartición de África.

El segundo tema tiene que ver con las elecciones en Colombia. La consulta que se hizo en la izquierda y que sacó adelante el nombre de Iván Cepeda fue de gran importancia. Hay que valorar el sentido ético de oposición tolerante que propone Cepeda. Seguramente va a sostener un debate con altura que aglutine el voto de izquierda, que así puede pasar a segunda vuelta. Contrasta con la derecha, que no ha logrado definir una candidatura y tiene posiciones muy disímiles. Abelardo de la Espriella ha logrado posicionamiento, con una pésima trayectoria como abogado defensor de mafiosos. Es deseable que la derecha no caiga en el error de apoyarlo. Hoy se informa la candidatura de Paloma Valencia, que indudablemente tiene mayor legitimidad social y política. Finalmente, creo que estamos ante un ‘suicidio colectivo’, si candidatos que van desde Roy Barreras hasta Mauricio Cárdenas no se unen para lograr algo fundamental para Colombia: que se lleven a cabo cambios sociales y políticos de fondo sin sobresaltos, dentro de la institucionalidad democrática. Este centro político lo puede liderar Sergio Fajardo, que sí tiene credenciales como académico, Alcalde de Medellín y Gobernador de Antioquia. Hay que hacer lo posible para que candidatos como Roy Barreras, Claudia López, Mauricio Cárdenas, Juan Manuel Galán y otros depongan sus aspiraciones particulares y piensen estratégicamente en el porvenir nacional. Claro, Fajardo también debe abrir su ‘vector inflexible’, promoviendo las bases de un acuerdo programático nacional. Así, Fajardo podría pasar a la segunda vuelta y ganar.