Una moneda de oro española de principios del siglo XVII subastó por casi 3,5 millones de dólares en Ginebra, un récord para una moneda europea, anunció el martes Numismatica Genevensis (NGSA), encargada de la venta.
Este centén segoviano de 1609, el primero que se acuñó, “destacó por su carácter histórico y su absoluta rareza” en una subasta celebrada el lunes, indicó en un comunicado la empresa NGSA, especializada en numismática de prestigio.
La moneda, acuñada con 340 gramos de oro, se adjudicó por 2,8 millones de francos suizos (unos 3,49 millones de dólares), incluyendo la comisión de compra.
No se facilitó ninguna información sobre el vendedor ni el comprador, pero su precio inicial era de 2 millones de francos suizos. “Se convierte así en la moneda europea más cara de la historia”, indicó el comunicado.
“El anterior récord lo ostentaba una moneda de 100 ducados, con la efigie de Fernando III de Habsburgo, que se vendió por 1,95 millones de francos suizos” hace solo unos días, según NGSA.
El peso del centén segoviano “demuestra que esta moneda nunca estuvo destinada al uso cotidiano, sino que servía más bien como moneda de presentación para demostrar a todos el poder y la riqueza del reino de España”, explicó la casa de subastas en un documento de presentación.
El centén nació “en una época de extraordinaria opulencia, alimentada por la conquista española del Nuevo Mundo”, agregó.
La moneda muestra en el anverso un escudo coronado y en el reverso la cruz española dentro de un cuadrilóbulo.
Subastas millonarias
El mismo día fue vendido un cuadro del pintor francés Pierre-Auguste Renoir, en el que se ve a su hijo Jean Renoir y su niñera, por 1,8 millones de euros (unos 2 millones de dólares).
La pintura titulada “El niño y sus juguetes – Gabrielle y el hijo del artista, Jean”, estaba estimada en entre 1 millón y 1,5 millones de euros, y nunca había sido expuesta ni vendida. Fue adquirida por un comprador internacional, precisó la casa de subastas que no lo identificó.
El lienzo, pintado al óleo y con un formato de 54x65 cm, representa a Jean Renoir, segundo hijo del pintor y futuro cineasta de renombre, sentado en las rodillas de su niñera, Gabrielle Renard, y jugando con unas figuritas.
Pintado entre 1890 y 1895, el cuadro perteneció a Jeanne Baudot, única alumna y amiga cercana del artista. Ella lo conservó hasta su muerte, en 1957, en su casa de Louveciennes, en las afueras de París, donde Renoir había instalado su taller.
Informacion de AFP.