Una lesión en el tobillo lo alejó de la pasión que tenía desde niño: ser futbolista. Luego pasó por el teatro para finalmente convertirse en estrella de cine.

Antonio Banderas, ganador del Premio Donostia, en el Festival de Cine de San Sebastián, es descrito por Pedro Almodóvar como “un animal cinematográfico”. El actor Imanol Arias recomendó al malagueño de ojos marrón, cabello negro y 1,75 metros de estatura, al director más cotizado de España, luego del éxito de su película ‘Todo sobre mi madre’. “Tienes una cara muy romántica, sería fantástica para el cine ¿Has hecho películas?”, le dijo Almodóvar.Y sí, el hijo de la profesora y del inspector del Cuerpo Superior de Policía, José Antonio Domínguez Banderas, o ‘Nonito’, como le decían en Benalmádena, Málaga, por la calle que lleva su nombre, soñaba con ser una estrella de fútbol.Travieso, nervioso y despistado, como lo describe su mamá Ana Banderas, ‘Nonito’, quien tenía como afición cazar ratas, se la pasaba jugando con su único hermano Francisco Javier, veinte meses menor que él, leyendo cómics y soñando con el fútbol. A sus 16 años era una promesa del Atlético Guimbarda, equipo juvenil malagueño. Quizás hubiera sido estrella del Real Madrid, como su ídolo Juan Gómez González, de no haber sido por una lesión en el tobillo. Pero en lugar de formar parte de un equipo futbolístico, Antonio, seguidor de las películas del Agente 007, hizo su gambeta en la actuación e ingresó a la compañía de teatro independiente con la obra ‘Jesucristo Superstar’. Alternó su bachillerato con clases de arte dramático y luego ingresó a la Escuela de Magisterio.Pese a que con la supresión del dictador Francisco Franco, el teatro independiente ganó adeptos en España, para ser famoso se necesitaba dinero y Banderas no tenía. Se fue a los 19 años con 15.000 pesetas a Madrid, y trabajó como camarero, acomodador y modelo. Su papá se trasladó a la capital española y vivió con él en una pensión, donde compartieron con humor los “no” que el actor recibió por respuesta. La primera vez que pisó una alfombra roja fue como técnico de luminotecnia. Su visa a Norteamérica fue ‘Laberinto de pasiones’, su bautizo como el ‘Chico Almodóvar’. “En 1986 vine a San Sebastián a presentar la película. No tenía dinero y me devolví en autostop”, recuerda el actor de ‘Matador’, ‘La ley del deseo’, ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ (conoció a su primera esposa) y ‘Átame’.“Desde que lo vimos en las películas de Almodóvar se sentía su presencia, su fuerza. No se preocupa por cambiar su modo físico, por generar roles distintos. Es su actitud interna es lo que más valoro”, opina el director de cine Antonio Dorado.Entró a Hollywood, sin ser su fuerte el inglés. En ‘Los reyes del mambo’ aprendió el papel fonéticamente, porque no hablaba el idioma. En 2008, cuando recibió el Premio Donostia, dijo: “Nadie sabe la soledad que pasé durante tres o cuatro años en Estados Unidos. Quiero creer que este premio se me da por haber derribado muros que parecían imposibles de saltar. Toda mi vida he asumido riesgos. Lo hice cuando trabajé con Almódovar y muchos no entendían su cine y cuando marché a un Hollywood al que no tenían acceso ni los actores europeos ni los hispanos”. José Urbano, de Ventana Indiscreta, conoció una anécdota sobre Banderas: “Cuando Fernando Trueba se ganó él Óscar a Mejor Película Extranjera con ‘Belle Époque’, en 1993, el actor le dijo que quería ser una estrella del cine norteamericano. En 1995 lo invitó a ‘Two Much’, donde actuó con la que hoy es su esposa”.Banderas también se le ha medido al canto. En la película ‘Desperado’ (1995) cantó mientras repartía bala; en ‘Mírame’ (1997), álbum de Ana Belén, cantaron a dúo ‘No sé por qué te quiero’, y acompañó a Sara Brightman en un homenaje a Andrew Lloyd Webber, con ‘El Fantasma de la Ópera’. En los Óscar con el guitarrista Carlos Santana interpretó ‘Al otro lado del río’, de la película ‘Diarios de Motocicleta’. Además incursionó en el negocio de los perfumes para hombres y mujeres: Her Golden Secret, Her Secret, Seduction in Black, Blue Seduction, Antonio, Spirit, Mediterráneo y Diávolo. “Banderas es un actor del negocio. Hollywood lo ha encasillado, cuando está del lado de Almodóvar, es más genuino, más libre, más cercano”, dice Dorado.En eso coincide con un realizador caleño que prefirió omitir su nombre: “No le creo actoralmente. Me gustaron sus películas con Almodóvar, después como estrella de Hollywood se convirtió en un objeto mercantil, perdió su esencia. Es una gran figura del cine comercial, talentoso y que se ha sabido mover bien en la industria del cine americano, un gran negociante, que ha sabido aprovechar bien su físico”. Respecto a la película ‘La 33’, Dorado dice: “Hay que ver cómo asumirá la representación de un latinoamericano. Lo deseable es que esta historia se hubiera hecho con un acento chileno. Pero como está pensada para distribución internacional, es probable que él termine no haciendo una propuesta personal sino enmarcada en las exigencias de un mercado económico que no consolida un respeto cultural a los pueblos”.El director vallecaucano Lisandro Duque destaca que Banderas le apueste a un proyecto en el país, acogiéndose a la nueva ley de cine que favorece las coproducciones internacionales. Y considera que “aunque él ha cumplido bien esa cuota que el cine de Hollywood le asigna a los actores llamados ‘latinos’, conserva unos vínculos con los grandes temas que tienen que ver con el mundo hispanoamericano”.1. Antonio Banderas en Colombia2. Un galán precoz que despierta pasiones