La tarjeta de crédito se ha consolidado como uno de los productos financieros más utilizados y preferidos por muchas personas debido a su practicidad, flexibilidad de pago y acceso inmediato al crédito. Este instrumento permite realizar compras sin necesidad de disponer del dinero en el momento, facilita pagos en línea y otros beneficios.

Además, muchas tarjetas permiten financiar compras a cuotas, lo que resulta atractivo para quienes buscan distribuir sus gastos mensuales. Su amplia aceptación en comercios físicos y digitales, junto con promociones exclusivas, la convierten en una herramienta clave para el consumo moderno.

Durante este 31 de julio se conoció un nuevo ajuste sobre la tasa de usura, una cifra que impactaría a quienes usan este tipo de productos.

La Superintendencia Financiera expidió la resolución 1490 de 2025, con la que se certificó el interés bancario corriente para los tipos de crédito de consumo y ordinario.

La tasa de usura para el mes de agosto se ubicó en un 25,17%, registrando un crecimiento considerable, al tener en cuenta que para julio fue de 24,78%.

Las tasas de interés de usura vienen al alza. | Foto: SEMANA

Adicional a ello, estos fueron los ajustes en cada modalidad de crédito.

  • Para crédito productivo de mayor monto, quedó en 37,73%
  • El crédito productivo rural se ubicó en 21,26%.
  • El crédito productivo urbano se ubicó en 52,20%
  • El crédito popular productivo rural quedó en 74,33%.

Con la decisión, la Superfinanciera revirtió la tendencia de la tasa de usura, dado que en julio hubo una caída de 0,77%. Por su parte, en junio la caída había sido de 0,49%.

¿Qué es la tasa de usura?

La tasa de usura es el interés máximo legal que una entidad financiera puede cobrar a un usuario por un crédito en un país, determinado generalmente por la autoridad monetaria o financiera correspondiente.

La tasa de usura regula el valor de los intereses que le cobran. | Foto: SEMANA

Esta tasa se calcula tomando como base el promedio de las tasas de interés del mercado y se actualiza periódicamente (en Colombia, por ejemplo, cada mes). Su objetivo es proteger a los consumidores del sistema financiero frente a prácticas abusivas o excesivamente costosas por parte de prestamistas formales.