El nuevo viceministro de Empleo y Pensiones, tiene 33 años. Dice que los empresarios deben darles oportunidades a los jóvenes sin experiencia. Diálogo con Luis Ernesto Gómez, el 'pelao' de los Converse.

Habla como un señor, seguro y fluido. Su discurso es convincente como si llevara muchos años estudiando  y hablando del tema y sus gestos son firmes y moderados. 

Incluso, el timbre y el manejo de su voz parecen   los de un señor. Es como si debajo de la ropa y los zapatos que se pone estuviera metida otra persona, no la que de primerazo uno observa cuando   se va acercando.

Habla como un señor, pero se viste como un muchacho. De hecho lo es. Tiene apenas 33 años y le encantan los Converse. Siempre los lleva puestos vaya a donde vaya. No importa si se va a reunir con el presidente Santos. Y es literal. El día que se posesionó como viceministro de Empleo y Pensiones, hace  poco más de un mes, lo hizo de saco y corbata, pero con  Converse negros, uno de sus colores preferidos. Los azules también están entre sus gustos.

Así, con pinta de señor, pero con los  tenis que usan los jóvenes, tomó posesión del cargo.

Ese día, minutos antes de llegar a la Casa de Nariño, le preguntaron que por qué no cambiaba los zapatos de caucho por unos más ‘serios’ dada las circunstancias, y el respondió que estaba perfecto, que sus Converse negros se ajustaban  a la gestión que iba a poner en marcha.

Es cierto, la misión que le impuso su jefe, el Ministro de Trabajo, es la de ayudarles a los jóvenes entre los 18 y los 28 años a encontrar su primer trabajo formal. Y como muchos saben, la mayoría  usa los populares Converse.

La mejor estrategia para acercarse a ellos es con un elemento  que los identifique y a juicio del Viceministro de Empleo los Converse son ideales. “Yo me identifico con estos tenis, pero no de ahora, sino desde que estudiaba en la universidad”, dijo.

El reto que tiene sobre los hombros este economista de origen paisa, el más joven del gabinete del presidente Santos, no es fácil. Debe convencer a los empresarios de este país que les den una oportunidad a los jóvenes que buscan su primer empleo en la vida, pero con un ingrediente especial, que ese puesto de trabajo esté acorde con su perfil académico.

En otras palabras,  si un muchacho es técnico o tecnólogo en sistemas, que la empresa que lo contrate lo ubique en esa área, no de mensajero o de patinador porque no tiene experiencia.

De ese tamaño es la responsabilidad que tiene este joven de 33 años, el que adora los Converse y que en su casa guarda cinco pares de esta clase de calzado. 

Este muchacho se llama Luis Ernesto Gómez Londoño y como si fuera un señor está seguro  que los empresarios le marcharán a esa misión. En Cali ya hay 60 empresarios interesados y en todo el país el número salta a 600.

Dice que lo único que  necesita un joven para mostrar su talento es una oportunidad, tal como a él se la dieron cuando se acercaba a los 18 años.

Estudió Economía y Ciencias Políticas en Alemania y tiene una maestría en Política Pública en Londres.

Pero Luis Ernesto no es hijo de una familia adinerada ni tiene nexos con la política.

¿Entonces como hizo para llegar a ocupar un cargo tan alto a tan corta edad?... aquí  está el diálogo.

Para que a alguien le entreguen la responsabilidad de asumir un viceministerio es porque es amigo del Gobierno...     

Ese no fue mi caso. Ni mi familia tiene plata ni somos amigos de políticos o cercanos al Gobierno Santos.

Yo llegué al Ministerio de Trabajo por talento y mérito. Me invitó el exministro de Trabajo Rafael Pardo.

¿Qué hizo para que lo invitara?

Conocí al señor Pardo y a otros ilustres representantes del Gobierno Nacional mientras trabajaba como coordinador de la Asamblea del Parlamento alemán en Berlín.  Eso fue en el año 2005. 

La Asamblea trataba temas de América Latina. Yo estaba en la Comisión de Asuntos Exteriores y  entre las actividades que debía analizar era la de la seguridad social y el mercado laboral.

¿Pero cómo  llegó al Parlamento?

Llegué cuando estaba terminando la carrera de Economía y Ciencias Políticas en Alemania. Hice una pasantía y logré que me engancharan. Me quedé  trabajando allí cuatro años en la Comisión de Asuntos Exteriores y en la Comisión Económica.

¿Usted dice que no es de una familia adinerada, pero cómo hizo para estudiar en Alemania y luego en Londres?

Yo viajé a Alemania cuando terminé el bachillerato y lo hice por una razón. El negocio que tenían mis padres se quebró, era una constructora. 

Quería seguir estudiando y averigué que en Berlín la educación es pública y por ende gratuita, entonces reuní lo del pasaje y viaje a los 17 años.

Al llegar a esa ciudad lo primero que hice fue  estudiar alemán y pedí empleo en un café. Allí estuve lavando platos y trapeando pisos. Luego, presenté los exámenes para la universidad y pasé. Estudié Economía y Ciencias Políticas.

Cuando estaba terminando la carrera me retiré del café porque pude empezar las pasantías en el Parlamento.

Posteriormente me quedé trabajando de manera formal cuatro años.

Después de adquirir cierta experiencia en mercado laboral, decidí estudiar la maestría en  Políticas Publicas en la Escuela de Economía de Londres para fortalecer mucho más mis conocimientos en toda el área de seguridad social y mercado laboral.

Supongo que el empleo en el café era una actividad informal...

No señor. Ese fue un empleo formal, yo tenía mis prestaciones sociales y mi seguridad social.

Con el dinero que me ganaba  pude pagar el arriendo en Berlín. Gracias a esa oportunidad que me dieron de empleo pude estudiar y obtener alguna ganancia. Luego, lo que hice fue  empezar a mostrar mi talento y mi berraquera para cambiar de empleo y empezar a crecer.

¿O sea que lo hizo sin palanca de nadie?

Así es. Y justamente la misión que tengo ahora es esa, la de lograr que 40.000 jóvenes colombianos puedan acceder a un empleo, pero no por palanca, sino porque tiene el talento para hacerlo.

Volvamos al tema del exministro Pardo. ¿Usted regresa al país y qué hace?

 Me contacto con el ministro Rafael Pardo y me invita a trabajar en esa cartera.

Eso fue en enero del año 2012. Llegué al Ministerio como director de planeación porque conocía bien el tema de la política laboral.

Luego me designan como director de la Unidad de Servicio del Empleo y mientras estoy en ese cargo se va el señor Pardo del Ministerio y nombran al señor Luis Eduardo Garzón en su reemplazo.

¿Usted ya  conocía al señor Garzón?

No. Con él  no había tenido ningún tipo de vínculo.

Luis conoció mi trabajo y la gestión que venía desarrollando en la Unidad de Empleo y decidió darme la  oportunidad de seguir trabajando con él desde el Viceministerio de Empleo y  Pensiones. 

Él es un convencido de que hay que darles oportunidades a las personas como a él se las dieron en su momento. Entonces me dijo que confiaba en mí y que  yo podía hablarles a los jóvenes con mi propio estilo. 

¿Y cuál es su estilo?

El de ser como soy y actuar como uno es, siguiendo mis propias convicciones. Desde el modo de vestirse hasta la manera de pensar. 

¿Usted no va en contravía de sus Converse?

No señor. Vengo utilizando tenis desde hace mucho tiempo. Pienso que para el trabajo lo más cómodo son los tenis, los Converse, ojalá todos pudieran ir a trabajar con ellos.

Generalmente yo ando en corbata y con Converse.  En su momento dudaron que  el Presidente de la República  me aceptara ir a la posesión con ellos. Algunas personas  me dijeron que no sabían si era bueno que me los quitara y me pusiera otra clase de zapatos. Yo dije que eso sería muy hipócrita de mi parte y no voy a disfrazarme ese día.

¿Cuántos pares tiene?

Tengo cinco pares. Mis preferidos son los azules y los negros. Aunque debo decirle que también tengo dos North Star que son Croydon, la versión colombiana. Me gustan.

Tiene sobre sus hombros una gran responsabilidad, la de ayudar a que los jóvenes encuentren su primer empleo formal. ¿Cómo hará  para que un hombre joven como usted convenza a los empresarios de darles esa portunidad?

Independientemente de la juventud el sentido de responsabilidad está latente en todos, pero además hay un compromiso grande por la tarea que me encomienda el Ministro.

Yo me la jugaré para tratar de  reducir al máximo el desempleo juvenil.

Como lo dijo el ministro Garzón, vamos a  crear un bloque de búsqueda que permita  eliminar el desempleo en los jóvenes y eso se logrará eliminando unas barreras que existen desde hace tiempo.

La primera barrera es la libreta militar para acceder a un trabajo. Tenemos en el país 539.000 jóvenes remisos entre 18 y 28 años  que seguirán  en el rebusque porque no pueden vincularse formalmente.

Otra barrera es el tema  de la experiencia, eso es contradictorio. Esa es la trampa del desempleo de los jóvenes. El tema es que si no les dan el trabajo no van a tener esa primera experiencia. La ley del primer empleo busca tumbar esa barrera y lo ha logrado en alguna medida. La tasa de desempleo bajó de 20,6 %  en el 2010 a 15,5 % en 2014.

El Gobierno tiene listos $300.000 millones para brindar empleo a unos 40.000 jóvenes. Durante los primeros seis meses el Gobierno les paga el salario. Luego lo harán las  empresas.