Todos los días, un 10 % de los seres humanos despierta en un mundo ordenado para el otro 90 %, y aunque esto no es una situación dramática, así es la normalidad de las personas zurdas, quienes tienen predominancia por usar los miembros izquierdos (manos o pies) en la mayoría de sus actividades cotidianas.
Las manecillas de los relojes, las calles —menos en la excéntrica Inglaterra—, las cerraduras de las puertas, la tapa de los recipientes, las llaves de agua, el abrelatas, el sacacorchos, los tornillos, las tuercas, las tijeras, el interruptor de las cámaras, el botón de encender los celulares, el mouse de los computadores, entre muchas otras cosas, están orientadas hacia la derecha.
Por eso, no sorprende que los zurdos puedan autopercibirse como inadecuados respecto a la realidad y, no obstante, aprendan a sobrellevar su condición, incluso destacándose por lo mismo. Así que sus circunstancias, aunque haya un sesgo de dextralidad (dominancia de los miembros diestros o derechos) en el mundo, no es comparable con las verdaderas discapacidades neurológicas o físicas.
“Cuando uno es zurdo, se aprende a vivir manchando la hoja en la que escribimos, y lavando lo que se conoce como la eminencia hipotenar, esa parte de la mano —más abajo del meñique— que queda untada de tinta después de escribir con lapicero”, comenta Johnathan Luna Oviedo, artista plástico de 40 años.
“Lo mismo al pintar, olvidas utilizar un tiento o apoyo, y cuando la pintura aún está fresca suele pasar que la corremos con la mano, y hay que volver a pintar, otras veces el trazo no se puede hacer con la izquierda sobre todo cuando es una curva hacia afuera, al menos en mi caso, sí o sí debo usar la mano derecha aunque no con la misma destreza”, agrega.
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Cristian Andrés Rojas es un neurólogo pediatra, estudioso de esa particularidad que lo define también a él: la zurdera.
El neurólogo, y docente de la Universidad del Valle, explica que “con frecuencia nadie es completamente zurdo, ni absolutamente diestro, hay muchas actividades que realizamos con la mano dominante, pero en muchas otras hay una participación compartida”.
“Existen diferentes grados de combinación de las manos y lo mismo sucede con los pies, yo puedo ser diestro para patear, pero ser zurdo para escribir. La dominancia de los miembros superiores e inferiores no siempre es equivalente, aunque en la mayoría de los casos ocurre que el diestro de mano, igual lo es de pie”, aclara.
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Valentina Vargas Bedoya tiene 26 años y es bailarina de la Compañía Colombiana de Ballet (Incolballet). El suyo es un caso muy particular, dado que Valentina escribe y se desenvuelve con la mano derecha, pero su zurdera se manifiesta en su orientación espacial para bailar.
“A mis 9 años, durante mis primeras clases de ballet me di cuenta de que era zurda, porque cuando mis profesoras decían que debíamos girar, todas iban a la derecha, y yo siempre iba la izquierda, que para mí era lo normal”, recuerda.
“En el ballet llamamos zurdos no a los que utilizan más la pierna izquierda, sino a los que giramos nuestro cuerpo naturalmente hacia el lado izquierdo, eso hace que tengamos una mayor flexibilidad para movernos en este sentido”, precisa Valentina, quien al principio debió superar las críticas de algunas profesoras, quienes —de antemano— le advirtieron que para ella sería más difícil aprender ballet, puesto que todas las posiciones y coreografías están creadas para bailarines diestros.
“Eso me hacía sentir un poco mal, tenía que aprenderme todo en ambos sentidos y, por lo mismo, esforzarme más, pero luego me di cuenta de que no, que en realidad era mi fortaleza. Cuando logré acostumbrarme y volverme buena para girar en ambos sentidos, a la larga resultó una ventaja”, complementa.
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Los zurdos —casi como una adaptación de supervivencia—, desarrollan un alto nivel de ambidextralidad que, en muchos casos, resulta en su propio beneficio competitivo.
Como explica Rojas, “tienen más oportunidad de integrar en las actividades ambas manos, ambos pies, ambos ojos, ambos oídos, que las personas diestras. Obteniendo un mayor rendimiento en las diferentes tareas, a pesar de que su mano dominante sea la izquierda. Es más sencillo para los zurdos utilizar con dominio sus miembros diestros, que para los diestros pasarse a la izquierda. Esto lo vemos muy bien reflejado en los deportes”.
En este sentido, vale la pena recordar que algunos de los mejores deportistas de la historia fueron —y son— zurdos: el beisbolista Babe Ruth, el boxeador Manny Pacquiao, y los futbolistas Diego Maradona y Lionel Messi.
Como dato curioso, el fútbol colombiano cuenta con una buena cantidad de jugadores zurdos, como Édison ’El Guigo’ Mafla, Kilian Virviescas, Pablo Armero, Mario Yepes, James Rodríguez, Juan Fernando Quintero y, desde luego, el legendario lateral izquierdo y tricampeón con el América de Cali, Foad Maziri.
“Para mí fue una ventaja ser zurdo en el fútbol, porque nunca hay demasiados jugadores con este perfil y los entrenadores lo aprovechan para sacar ventaja en los enfrentamientos”, cuenta Maziri, quien a sus 51 años, es el entrenador de la Selección de Fútbol en Yumbo (Valle).
“El zurdo siempre tiene características diferentes, una visión del campo más completa, puede colocar la pelota en una posición donde a los derechos les queda muy difícil llegar, además, cuando nos movemos hacia delante en una jugada podemos desestabilizar al otro equipo”, explica.
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Sin duda, la zurdera es una singularidad neurológica que, a lo largo de la historia, fue objeto de supersticiones y persecución, como en la Edad Media, cuando los zurdos eran obligados bajo métodos represivos a emplear la derecha. La iglesia, que tenía dominio absoluto en el medioevo, seguía a la Biblia en las referencias que da a la mano izquierda, zurda o siniestra, relacionaba con el diablo.
La misma palabra para zurdo en mandarín, es usada en China para dar a entender que algo salió mal, y en la cultura árabe, la mano izquierda, considerada sucia en sus creencias, no puede usarse para comer y deben mantenerla oculta, solo la emplean para limpiarse. Esto no está muy lejano de la frase coloquial “manicagado”, que hoy aún repiten para referirse a los zurdos.
De hecho, en los años 70 circuló un libro de urbanidad, publicado por el Instituto Colombiano de Cultura, donde recomendaban a los zurdos que no dejaran notar esta característica, que ser diestros era la mejor manera de encajar en la sociedad.
Por fortuna, estos prejuicios cambiaron —en la mayoría de países occidentales— y ya no se persigue a los zurdos, ni tampoco son reprimidos por la sociedad o el sistema educativo.
Al contrario, como expresa Mauro Moncada, músico y bajista zurdo, “cuando lo descubren esperan mucho más de tu desempeño, como si tuvieras una capacidad adicional, y eso resulta muy exigente, porque uno puede sentirse obligado a destacar”.
En particular, la música cuenta con genios zurdos como Paul McCartney, Jimi Hendrix, Kurt Cobain, y Charles Chaplin quien, si bien sobresalió en el cine, puede incluirse entre los contados casos de violinistas zurdos.
“Los pianistas con dominancia zurda tienen algunas ventajas en la correcta y más rápida ejecución de el teclado con con ambas manos. Ahora bien, esto no quiere decir que los diestros no puedan tocar y ser excelentes músicos, solo parece que los zurdos tienen una facilidad para integrar los dos hemisferios del cerebro, los diestros también integran sus hemisferios, pero en menor medida”, comenta Rojas.
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Más allá de los misterios, lo que sabemos sobre la zurdera, es que se origina en el hemisferio derecho del cerebro, que controla el lado izquierdo del cuerpo, puesto que, como evidenció la neurociencia, la lateralidad cerebral se presenta de forma cruzada. De acuerdo con esto, a su vez, las personas diestras tienen su lateralidad en el hemisferio cerebral izquierdo.
Los hemisferios son asimétricos, por lo que, ser zurdo o diestro no indica que cada lado del cerebro cumpla la mismas funciones. De hecho, el hemisferio izquierdo, que tiene dominancia en los diestros, controla hasta un 97 % del lenguaje, y maneja las destrezas lógico-matemáticas, por eso lo llaman el cerebro racional y dominante.
Mientras que el hemisferio izquierdo que tiene un dominio de lenguaje del 70% y 30 % compartido con el derecho, posee cualidades más globales, como la percepción del espacio, capacidad de sintetizar información y creatividad.
Además, estos hemisferios se comunican, mucho más del lado derecho al izquierdo, otorgándole a los zurdos una mayor bilateralidad cerebral, es decir, que todas estas capacidades pueden interactuar juntas.
En su libro, Homo Sapiens, el divulgador Antonio Vélez revela que, por esta particularidad, en casos de lesión cerebral en el hemisferio izquierdo, los diestros tienen más probabilidad de quedar afásicos (perder el habla), que los zurdos.
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La genética es un factor determinante —aunque no el único, están investigando las condiciones medio ambientales durante el embarazo— para que una persona sea zurda o diestra.
“La dominancia se origina desde la vida fetal, los bebés empiezan a succionarse el pulgar estando en el útero y ahí ya vemos indicios, que vienen determinados por genes. Después de los 2 años, por lo general, los niños consolidan progresivamente su dominancia manual, cuando definen con qué mano van a escribir, a comer, la que más participa en el vestir y su gestualidad”, detalla el neurólogo pediatra.
Un grupo de científicos de la Universidad de Oxford descubrieron hace lagunos años el gen LRRTM1, que se encuentra en el cromosoma 2, posición 12, de nuestro ADN, y según algunos estudios, sería uno de los que influyen en la lateralidad del hemisferio derecho, pero no es su determinante.
Por otro lado, estudios poblacionales encontraron que la probabilidad de que un hijo resulte zurdo es del 26 %, cuando padre y madre son zurdos, del 19,5 % cuando solo uno lo es, y del 9,5 % cuando ambos son diestros. Así mismo, se encontró que hay más hombres zurdos que mujeres, pero ellas engendran más hijos zurdos.
Volviendo al caso del pintor Johnathan Luna Oviedo —admirador de artistas zurdos como Leonardo da Vinci y el colombiano Fernando Botero—, puede comprobarse el impacto de la genética y lo enigmático de la zurdera. Sus padres son diestros, pero tuvieron dos hijos zurdos, Luis Eduardo, el mayor, y al mismo Johnathan, el menor, quien luego engendró a Gabriela, su hija que también es zurda.
En el caso de los mellizos idénticos, gemelos espejo que compartieron el mismo útero, como tratándose de imágenes enfrentadas, refiere Vélez, “poseen simetría especular, de tal modo que las huellas dactilares son la opuesta del otro, igual sucede con el remolino de la cabeza, la posición de los lunares, más aún, si uno es diestro, el otro es zurdo”.
A propósito, en la ficción tampoco faltan las familias con zurdos, como en Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez. No podemos olvidar que en la familia Buendía hay dos gemelos, Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo, hermanos de Remedios la Bella, hijos de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad.
“Esa noche, en la cena, Aureliano Segundo desmigajó el pan con la mano derecha y tomó la sopa con la izquierda. Su hermano gemelo, José Arcadio Segundo, desmigajó el pan con la mano izquierda y tomó la sopa con la derecha. Era tan precisa la coordinación de sus movimientos que no parecían dos hermanos sentados el uno frente al otro, sino un artificio de espejos”, se puede leer en la novela.
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Diego Martínez, diseñador gráfico, asegura que, para él, ser zurdo “no es una ventaja, pero es cierto que desarrollamos una percepción más completa. Por la necesidad de estar en un mundo para diestros, usamos más ambos hemisferios, y esto nos da una sensibilidad diferente”.
Hay registros de pinturas rupestres hechas por zurdos, pero la mayoría son de diestros. Esto señala, según los antropólogos, que la zurdera se manifestó en una minoría y así se mantiene hasta hoy, lo que genera múltiples conjeturas del valor evolutivo de esta particularidad neurofisiológica.
Para Chris McManus, psicólog clínico y profesor del University College de Londres, así como autor de Mano Derecha / Mano Izquierda, “tiene que haber algo que implique que los zurdos sigan sobreviviendo, aproximadamente el 10% de la población, y por lo tanto, tiene que haber una ventaja latente. Y eso es algo que todavía estamos tratando de comprender”.
Por su parte, para el neurólogo pediatra, desde la perspectiva médica, “no es que ser zurdo provea una ventaja o una desventaja, no es nada de eso. De hecho, es interesante, porque desde el punto de vista filogenético y evolutivo, si fuera ventajoso ser zurdo, no existirían los diestos, entiendo que las ventajas en la naturaleza se van privilegiando hasta que desaparecen las desventajas”.
Al respecto, puede destacarse un estudio publicado por Scientific Reports, en el que investigadores analizaron las tasas de éxito entre luchadores zurdos y diestros de MMA (artes marciales mixtas), comprobando a nivel teórico que quienes tenían dominancia izquierda manifestaban una leve ventaja frente a los demás, con lo que se demostraría la hipótesis de la lucha, según la cual, los zurdos han sobrevivido por su éxito en las peleas.
No obstante, Rojas sostiene que “si durante todos estos millones de años, hablando de especies en general, ser zurdo o diesto fuera una una ventaja desaparecería la otra dominancia. Se han identificado zurdos desde el paleolítico, instrumentos de piedra y artefactos tallados con patrones de zurdos. Es una singularidad, que nos ha acompañado desde siempre como como especie homo sapiens”, concluye.