Entre 2010 y 2014, la artista colombiana Diana Saldarriaga emprendió una exploración profunda hacia los orígenes, tanto materiales como espirituales, de la creación pictórica.
De este proceso vital y creativo nace ‘Kosmogonias’, una serie de obras de gran formato que despliegan paisajes sensoriales y espirituales, evocando la génesis de la materia y la energía desde una perspectiva íntima, intuitiva y poética.
La serie será presentada, este miércoles 11 de junio, a las 5:00 p. m., con una exposición abierta en la Galería de arte Kolectiva, Cll 10 Oeste # 3- 42 en Santa Rita.
Lejos de las técnicas convencionales, Saldarriaga asume la pintura como un ritual. En sus lienzos no hay horizonte ni forma definida. Hay soplos, tierras, aires, arenas, ceras, esmaltes y fluidos acuosos que se entrelazan en capas cromáticas superpuestas. La materia se funde, se bifurca, se transforma.
Esta técnica, rica en texturas y contrastes, se convierte en una forma de meditación activa, donde el acto de pintar se transforma en una práctica contemplativa.
Como lo explica el curador de la muestra, Miguel González, “las obras de impecable ejecución fusionan diversos materiales que se superponen, dejan ver transparencias, se funden y también se bifurcan. Le dan al resultado fuerza y energía, esparciendo un cosmos particular. No hay horizontes y estos paisajes siderales comienzan a actuar como agentes de sugestión no ofreciendo formas determinadas sino más bien excitando la imaginación y advirtiendo universos posibles”.
El título Kosmogonias no es fortuito. Más que nombrar la serie, se convierte en una declaración de intenciones. Cada pintura nace desde una conexión profunda entre cuerpo, materia y espíritu, como si en cada trazo se gestara un nuevo big bang.
Esta pintura, que en apariencia es abstracta, revela con el tiempo una organicidad cargada de sentido, donde lo simbólico y lo corporal dialogan en una experiencia contemplativa.
Saldarriaga, nacida en Barranquilla en 1965, ha trazado una trayectoria artística sólida y coherente desde 1988, con exhibiciones individuales y colectivas en ciudades como Bogotá, Medellín, Cartagena, Cali, Barcelona y Miami.
Vive y trabaja en Cali, donde también ha profundizado en estudios de astrología. Esta práctica ha nutrido su aproximación al arte, permitiéndole expandir su visión hacia lo místico y concebir la pintura como una forma de meditación activa.
“A lo largo de su trayectoria su propuesta ha estado encaminada a evocar la naturaleza. Ha pintado flores, ha unido objetos, ha trabajado con cierto realismo y también ha estado interesada en lo abstracto. Las Kosmogonias presentes están encaminadas a recoger y emitir un gesto totalizador y evocar estados persuasivos”, escribe el curador sobre la artista.