Tulio Zuloaga, el llamado ‘Poeta de la gastronomía’ es el influencer de comida con más seguidores en Colombia: 1,9 millones en su Instagram y 4,1 en Facebook, superando al chef Jorge Rausch, que tiene 1,2 millones y 1,4 millones, respectivamente, en dichas redes sociales.

Al barranquillero, que remata sus recetas con la frase “chucutún pa’ dentro”, creador de fenómenos gastronómicos en el país como el Burger Master, Pizza Master, Callejeros con Pedigree y Tulio Recomienda, un olor que le recuerda a su infancia es la paella, por su familia española, y el comino que no puede faltarle a las abuelas en Colombia y que lo hace sentirse en casa.

Dicen los dueños de negocios callejeros y restaurantes que han recibido su visita, muchas veces de incógnito, que lo que Tulio Recomienda en oro se convierte. Pero muchos desconocen que antes de ser famoso en redes sociales y de salvar negocios de la quiebra, él ya había sido una celebridad en la actuación —blanco de bromas de Martín De Francisco y Santiago Moure en La Tele Letal—, un rockstar en la radio, estrella del vallenato y hasta un mago de la mecánica y las ventas en el sector automotriz, o como dice él, “un máster en fracaso, de este se aprende más que del triunfo”.

¿Qué le aportó ese ‘mix’ español y costeño de sus raíces?

Mi abuelo era de Villena (España) y se vino a Barranquilla desde muy pelado con dos españoles a trabajar. Mis tíos españoles montaron la Lavandería Marítima, y tomaron los contratos de los barcos que llegaban a Colombia desde Europa con mercancías y desde muy chiquito en mi casa veíamos los jamones serranos, las patas colgadas en la cocina, los salchichones y embutidos de todo tipo, que compraban en esos navíos, así que en mi familia comíamos como si estuviéramos en un rinconcito de Europa estando en la costa. Con mis abuelos aprendí que cuando hacíamos paella y no había alioli para las patatas, usábamos suero costeño y cuando no había pan francés, acompañábamos la paella con bollo de yuca. Esta fusión me construyó muchísimo.

¿Es cierto que se independizó de manera precoz de su casa? ¿Por qué?


Mi padre era Tulio Zuloaga, el famoso presidente de Asopartes durante más de 20 años, reconocido en Colombia por unir a esta agremiación de una manera tan fuerte, falleció el 20 de enero del año pasado. Él y mi madre se separaron cuando yo estaba muy joven. Mi madre, Diana Pérez, emprendedora, independiente, se fue hace muchísimos años a España con mis hermanas Virginia y Pamela, y mi papá se quedó en Bogotá y se volvió a casar. Yo viví con él uno o dos años y me independicé, salí de la casa muy pelado por la música.

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De actor a influencer

Fue de las celebridades que iniciaron en ‘Pequeños Gigantes’, ¿no es así?

Así es. Cuando me preguntaban qué quería ser cuando grande, decía que sacerdote o cantante. Desde pequeño me fui por el mundo del espectáculo, pero lo que quería era cantar, no estaba tan preparado para la actuación y me tocó hacerlo, porque hubo una época en que los artistas colombianos no vendían, hasta que Carlos Vives abrió la puertas. Tratando de hacer música llegué a Pequeños Gigantes; Tony Navia, la directora del programa, siempre dijo que yo iba a ser presentador de televisión y hoy en día le digo que es bruja, porque mi parte más fuerte durante muchos años fue la animación. Y cuando Carlos abre las puertas al vallenato, me llaman de una casa disquera a meterme por ese camino que habían seguido ya muchos artistas, como Moisés Angulo, Carolina Sabino, yo fui el último, y sacamos éxitos como La Cachucha Bacana, El Compae Chemo, y al fin pude dedicarme a la música después de muchísimos años de intentarlo.

¿Y cómo le fue como Dj en esa época dorada de la radio juvenil con 88.9?

Cuando empecé a hacer música, estaba de disc-jockey en la emisora y me retiré para dedicarme por completo a cantar. Pero la radio fue una de las épocas más bonitas, 88.9 fue una emisora que hizo muchos cambios, los disc-jockeys parecíamos estrellas de rock, era una locura, una rumba súper linda que generó muchos espacios para los jóvenes.

¿Disfrutó de las mieles de ser un galán de telenovela?

Lo disfruté, pero también lo sufrí, fue estresante, porque fui, en su momento, un jovencito famoso, por figurar en la televisión, en las revistas, pero era muy respetuoso de la profesión y decía ‘yo no soy actor, estoy aquí por un golpe de suerte de la vida’. Y si ves todos mis papeles, desde Pequeños Gigantes hasta el último, todos fueron de músico, solo me sabía interpretar a mí mismo. ¡Valiente actor!. Y estuve unos diez años actuando. Mi mayor recuerdo fue una serie donde me interpretaba a mí mismo como disc-jockey y Pasiones Secretas, la novela, donde sentí que llegaba a las grandes ligas, con Ruddy Rodríguez y Danilo Santos, yo era pareja de Carolina Sabino.

Yo estaba haciendo música vallenata y en esa época no había el MTV Latino solo el anglo. La primera canción en español que salió en MTV americano fue el ‘Compae Migue’, porque tenía una gran producción en el video, lo pasaban repetidamente, eso me llevó a hacer muchos espectáculos en Estados Unidos y hasta en una película de Quentin Tarantino, ‘Curdled’, los protagonistas bailan al son de mi canción ‘Te llevaré’.

Y estuvo en el show de Don Francisco y en grandes escenarios musicales....

Sí, esa época de invitaciones a Estados Unidos fue un sueño, estuve en el programa de Jaime Bayly en su momento de oro; toqué en el Madison Square Garden con Celia Cruz, Luis Miguel y Marc Anthony. Gané el premio ACE, de la Asociación de Cronistas del Espectáculo, que equivalía al Grammy Latino, que no existía aún y el Festival Latino de Washington.

¿Por qué deja de cantar y cede las regalías de sus temas a la disquera?


Sí, eso fue sorprendente, pero algún día revisaremos ese tema. El retiro se debe a que me toca la época del 98, la crisis del UPAC, no tenía la carrera muy sólida, no había trabajo en televisión, se pararon los espectáculos y así hice mi máster en fracasología. Estaba con mi esposa, María Alejandra, iba a nacer mi hijo Nicolás y dije ‘debo ponerme a hacer algo’. Y arranqué de cero en la mecánica automotriz; no por mi padre, porque aún no era el presidente de Asopartes, él estaba en el mundo de los laboratorios; estudié mecánica automotriz y en menos de diez años tuve concesionario. Por eso es importante que la gente no le tenga miedo a fracasar, yo todos los días de mi vida fracaso y triunfo un poquito.

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Fascinado con Cali

Alejandra Reyes, creadora junto a Juan Camilo Reyes de Storia D’Amore, cuenta que no sabían que “el señor Tulio llegaría al restaurante del barrio Granada, esa noche estábamos de viaje, nuestro equipo los atendió. Se hizo en una mesa junto a su esposa, con vista a nuestro carro Fiat donde tocaba el Dj. Nuestro personal les explicó el concepto, le recomendó el vino de la casa y dos platos insignias: Ossobuco alla Milanese y Pasta di Mare. Recorrió todo, observó cada detalle y se despidió agradeciéndonos por tan maravillosa velada”.

Cuenta ella que el impacto y credibilidad en redes sociales de Tulio es tal, que en los fines de semanas siguientes a su publicación recomendando el lugar, tuvieron visitas de muchas parejas.

Para Tulio, Cali es “el gran secreto gastronómico de Colombia. Lo que pasa allí es una locura, una delicia, prefiero comer allí que en Miami. Vivo visitándolos, en 2021 fui tres veces antes de que se acabara el año, y ya estoy planeando viaje porque se me quedaron varios sitios en el tintero”. No cobra por recomendar un lugar —juramento de chef—, “el 80 por ciento es gratuito y el 20 % lo hacemos con patrocinio. Todos los días me escriben de restaurantes, agencias, que necesitan publicidad, pero les digo que nunca establezco relación comercial con ningún negocio gastronómico, jamás en la vida. ¿De qué vivimos? De los eventos, de los Master, —Callejeros con Pedigree es más para los emprendedores—, pero lo que nos genera recursos para mantener al equipo que son 14 personas, durante todo el año, son los Master y las recetas que tienen un patrocinador muy claro”.

“Hay todos los chismes del mundo, dicen que me pagan, pero muchas veces los dueños de los sitios que visito ni me conocen. Mi lógica es ‘si me gusta, lo cuento’. Eso me da libertad en mis recomendaciones, porque no hay injerencias”, dice Zuloaga, quien tiene por estos días un trancón de solicitudes de visitas, cerca de 8000 llamados en toda Colombia. Confiesa que él es el primer sorprendido cuando se encuentra vallas con su rostro y frases de agradecimiento por visitarlos, como en la galería Alameda y en Café Valluno.

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Zuloaga-Mejía

Todas sus travesuras de niño tienen que ver con la comida, según su mamá, quien le compró un banquito en el que Tulio, a sus 5 años, se paraba, para alcanzar la estufa, donde hacía pasta e inventaba sopas. A los 16, le pagaba las clases de escalada a sus profesores en Suesca, Cundinamarca cocinándoles.

Hoy en día todos en la casa Zuloaga-Mejía cocinan, Tulio, su esposa y su hijo, que estudió cocina. Su ingrediente infaltable: “Qué sería de mí sin leche condensada”, bromea, en realidad es la nuez moscada. “Tengo una caja de especias de todas partes adonde voy, para mí la cocina es la combinación y el equilibrio entre estas. Pero la base de todo es cebolla, ajo y tomate, con eso preparas lo que sea”. No canta cuando cocina y no escucha vallenato sino salsa.

El ingrediente secreto de su matrimonio de 24 años, dice, es que “Aleja piensa más en mí que en ella y yo más en ella que en mí. Cambiamos cosas, no porque el otro nos lo exija, sino para hacernos más felices. Viajamos y trabajamos juntos, ella es quien me graba, porque anticipa mis movimientos”.

A la cocina llegó de manera orgánica. “Cuando me enfrenté a la crisis del sector automotriz, no tenía un buen músculo financiero y me tocó abandonar la empresa que había construido durante tantos años. Busqué de nuevo una oportunidad en productoras y canales, pero ya no había espacio para mí en televisión”. Lo llamaron finalmente de una productora de Medellín a presentar un magazín y él sugirió que fuera de comida, se llamó Gastrosofía, mostraban restaurantes e historias.

Condujo además: De Todo un Poco, La Buena Vida y Comando Chef.

Estudió en la Mario Moreno, se especializó en gastronomía colombiana en el Sena y recorrió casas vinicultoras de todo el planeta con Mundo Divino. Se acabó Gastrosofía y seguían preguntándole y ¿Tulio qué recomienda? Así comenzó a través de un pin de BlackBerry convocando a su comunidad, luego en Facebook y la app que en un comienzo fracasó, diez años después es una de las más descargadas.

Tulio Recomienda nació en el 2009 y Burger Master en 2017. Y el año pasado reunió recetas, historias y consejos en su libro Tulio en su Salsa. “Parece que me gustara fracasar, me meto en todo. Cuando ideé Burger Master ni mi esposa me creía; cuando empezamos el equipo de Tulio Recomienda, mis amigos cocineros decían ‘alístate para el gran fracaso de tu vida’. Y dije ‘ni por el carajo voy a desistir, esto ya lo he hecho muchas veces y si fracaso, por lo menos lo habré intentado’. Pensábamos vender 11.000 hamburguesas en 11 días y se vendió esa cantidad el primer día. En 2019 se vendieron $28.000 millones”.