En el Parque Natural Nacional de la Serranía de Chiribiquete, que este fin de semana la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad, además de la enorme riqueza natural, se esconde un tesoro histórico que por siglos pasó desapercibido.
Se trata de las pinturas ruprestres de diferentes comunidades indígenas que han transitado por los majestuosos senderos que existen en el parque natural más grande del país.