El Gobierno de Estados Unidos respondió a las acusaciones del presidente Gustavo Petro, quien denunció un presunto complot desde Washington para vincularlo con el narcotráfico y llevarlo a prisión.
El subsecretario de Estado, Christopher Landau, rechazó esas versiones y restó credibilidad a las afirmaciones del mandatario colombiano, además de lanzar una crítica directa a su discurso político.
“Como todos saben, no se puede creer ciegamente en todo lo que publican los medios, con el debido respeto a los periodistas”, dijo Landau en declaraciones a la prensa citadas por la radio.
El funcionario se refirió así a la polémica desatada por una fotografía difundida por la revista Cambio, en la que aparecen Petro y el presidente venezolano, Nicolás Maduro, vestidos con el uniforme naranja usado por los reclusos en Estados Unidos.
La imagen, según el medio, está sobre una carpeta azul que sostiene el subjefe de gabinete de la Presidencia estadounidense, James Blair, acompañado por los senadores Lindsey Graham y Mike Lee, y el director de la Oficina de Asuntos Legislativos, James Braid.
La escena fue interpretada por Petro como evidencia de un supuesto plan político para sancionarlo y encarcelarlo.
Landau desestimó esa interpretación y aseguró que el presidente Donald Trump ve el narcotráfico no solo como un asunto judicial, sino como un tema de seguridad nacional.
Sin embargo, negó que exista alguna intención del gobierno estadounidense de actuar en contra del mandatario colombiano.
El diplomático también aprovechó para cuestionar la narrativa de Petro, a quien describió como alguien que “se presenta a sí mismo como un nuevo (Simón) Bolívar”. “Cuando un dirigente fundamenta su popularidad en discursos del pasado, termina llevando al país a la miseria en lugar de la prosperidad”, añadió Landau.
Las declaraciones se conocieron un día después de que Petro señalara al senador republicano Bernie Moreno, de Ohio, de “fraguar” junto con funcionarios de Washington un plan para hacerlo pasar por narcotraficante.
El jefe de Estado argumentó que Moreno busca vengarse por debates que él impulsó años atrás sobre supuestos casos de corrupción ligados a los hermanos del congresista.
El mandatario insistió en que su campaña ha sido investigada “en profundidad” por las autoridades electorales y que no está comprometido en ningún delito.
Además, cuestionó la credibilidad de las filtraciones y advirtió que llamará a consultas al embajador de Colombia en Washington, Daniel García, como señal de protesta.
Con este nuevo episodio, las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Washington atraviesan un momento de tensión, en medio de acusaciones cruzadas y un creciente distanciamiento entre ambos gobiernos.