El anuncio del presidente Gustavo Petro sobre incrementar el salario mínimo en un 23,7 % para llevarlo a los 2 millones de pesos, con auxilio de transporte incluido, sigue generando coletazos en los diferentes sectores del país. Esta vez el turno fue para el de la vivienda.

La Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) emitió un alarmante comunicado en el que mostró su preocupación por la decisión “decretada de manera unilateral” por el Ejecutivo, ya que esta “carece de sustento técnico suficiente, rompe el principio de concertación social y genera riesgos significativos para el empleo formal, la estabilidad de precios y la asequibilidad de la vivienda en Colombia“.

De manera concreta, Camacol advirtió que esto podría llevar a un incremento de un 10 % en los precios de la vivienda nueva en el país, que empezarían a ver reflejados los colombianos de manera inmediata.

Es decir que si hasta este mes, por ejemplo, una vivienda podía haberle costado 200 millones de pesos, para el inicio del próximo año el precio podría escalar en $ 20 millones más.

La razón del posible aumento, de acuerdo con el gremio, se debe a dos factores igual de inmediatos: el primero, dado que los costos de construcción por mano de obra se verán elevados, mano de obra que representa cerca del 25 % de los costos directos del sector; asimismo, por el aumento que se verá de manera indirecta en procesos como la compra de insumos, el transporte y los servicios asociados.

Tanto la mano de obra como los servicios adicionales que requiere el sector de la construcción tendrán un impacto inmediato en sus costos, advierte Camacol. | Foto: COLPRENSA ©

Camacol insiste en que, “en un momento en el que el país requiere medidas que faciliten —y no restrinjan— el acceso de los hogares a una vivienda forma”, este panorama haría que los costos totales de la construcción se incrementen en alrededor de un 4 %, presión que, “inevitablemente”, tendrá que trasladarse a los costos de la vivienda.

El impacto será mayor en las familias que buscan adquirir una vivienda VIS o VIP, para las cuales se juntan ahorros, subsidios y créditos para lograr el sueño de tener casa propia.

“Dado que el precio de la Vivienda de Interés Social está definido en salarios mínimos, este ajuste eleva automáticamente los precios máximos de la VIS, deteriorando su asequibilidad y expulsando del mercado a miles de hogares, en particular familias independientes, informales o con ingresos variables”, expone la entidad.

Guillermo Herrera, presidente de Camacol, sostuvo que el incremento del salario mínimo terminará por alejar a las familias de bajos recursos de la posibilidad de acceder a vivienda propia. | Foto: GUILLERMO TORRES

Guillermo Herrera, presidente de Camacol, fue más duro en su comentario, al asegurar que el anuncio del presidente Petro es un buen eslogan, pero una mala práctica política.

“Mejorar el ingreso de quienes hoy están en el empleo formal no puede hacerse a costa de frenar la generación de nuevos empleos, presionar la inflación y encarecer la vivienda social. El resultado termina siendo más exclusión y menor bienestar”, manifestó el ejecutivo.