Habitantes del barrio Valle Grande, en el oriente de Cali, denuncian que desde hace más de cinco años padecen constantes afectaciones por ruido excesivo, inseguridad y ocupación indebida del espacio público.
Lo anterior, es por parte de varios establecimientos nocturnos ubicados en inmediaciones del Parque De Los Gemelos.
Aunque las quejas han sido reiteradas y algunas visitas institucionales se han hecho, los vecinos aseguran que las medidas siguen siendo insuficientes.
El País Denuncia acompañó un operativo de las autoridades este fin de semana y fue testigo de la intensa vida nocturna que se ha apoderado del oriente caleño.
¿Qué pasa en Valle Grande?
Lo que en su momento fue un parque familiar para la recreación y descanso de los residentes, hoy es percibido por muchos como un corredor comercial nocturno donde el volumen de la música, el desorden y la falta de control han desplazado la tranquilidad del sector.
Vecinos aseguran que la problemática se agravó tras la pandemia, cuando por medidas de reactivación económica se permitió que algunos negocios sacaran mesas y sillas al espacio público.
Desde entonces, según denuncian, el número de establecimientos aumentó de dos a más de siete, generando una competencia sonora que comienza desde las cinco de la tarde y se extiende hasta la madrugada.
Video de referencia sobre la actividad comercial en el Parque De Los Gemelos:
“Ya no se puede ni hablar en familia dentro de las casas”, manifiesta un residente. La comunidad relata que para ver televisión o descansar deben cerrar completamente sus viviendas, soportando además los calores típicos de la ciudad.
Las vibraciones por los potentes amplificadores de sonido han afectado incluso la estructura de algunas casas, según testimonios recogidos por El País Denuncia.
Y es que los esfuerzos de la comunidad por dialogar con algunos propietarios no han sido suficientes. Varios vecinos han denunciado enfrentamientos verbales e incluso amenazas por reclamar condiciones básicas de convivencia.
Un caso reportado menciona que una residente decidió vender su casa tras haber recibido amenazas por parte de algunos involucrados en el negocio nocturno.
La situación ha llegado al punto de que muchas cuadras del barrio han optado por cerrarse con rejas para limitar el paso de personas, especialmente en las noches de mayor aglomeración. “Nos tocó encerrarnos para poder vivir con algo de paz”, indican.
Ambos parques del barrio han sido invadidos por negocios de comida y un improvisado concesionario de motos donde se contaron más de 50 vehículos, sin autorización de la Secretaría de Movilidad.
Y además, algunos comerciantes habrían modificado postes de energía para adecuar sus locales, y existen reportes de clientes que, luego del cierre legal de los establecimientos a la 1:00 a.m., continúan dentro de los locales a puerta cerrada.
Respuesta de las autoridades y operativo en el sector
La Subsecretaría de Inspección, Vigilancia y Control confirmó a El País que ha recibido múltiples quejas por los altos niveles de ruido, y que han realizado visitas técnicas con el Dagma, Secretaría de Salud y otras entidades.
De acuerdo con la subsecretaría, se han identificado novedades en establecimientos como Licores Liam, Licores Valle Grande y Daikiry, que fueron reportadas a la inspección de Policía de la Comuna 21.
Sin embargo, enfatizaron que el proceso, aunque no es demorado, sí es meticuloso y debe seguir un protocolo legal. “La queja fue recibida, la visita realizada, y los hallazgos fueron trasladados a la inspectora urbana, quien debe autorizar el procedimiento respectivo”, señalaron.
Ahora bien, el sábado 23 de agosto se desarrolló un operativo en Valle Grande, el cual fue incentivado por El País Denuncia y gracias a la pronta respuesta, en compañía de la Policía, Dagma y Secretaría de Seguridad.
En el recorrido, los funcionarios verificaron documentación y niveles de ruido, sin mayores resultados. En uno de los locales inspeccionados, el DJ simplemente se subió al andén para cumplir con la norma, y al estar los papeles en regla, no fue posible aplicar ninguna sanción.
“Esto es otra Cali”, comentaban algunos oficiales, en medio de la sorpresa por la magnitud de la vida nocturna que ha crecido sin mayor control.
Cabe mencionar que en el operativo no se evidenció consumo de drogas, pero sí quedó claro que el desorden se intensifica hacia la medianoche, cuando los decibeles aumentan y los establecimientos alcanzan su mayor afluencia.
Y en diálogo con parte de los ciudadanos afectados en medio del auge de la fiesta, expresaron que el pedido de la comunidad no es que se cierren los negocios, sino que se les exija cumplir con la insonorización adecuada para garantizar el derecho al descanso.
“No queremos acabar con el comercio, pero sí que nos dejen dormir”, concluyen.
Desde El País Denuncia realizaremos el seguimiento permanente al caso, con el propósito de participar en una mesa de trabajo entre comunidad, autoridades y propietarios.
El objetivo es encontrar soluciones que permitan una sana convivencia entre el comercio nocturno y los habitantes tradicionales del sector.
Mientras tanto, en Valle Grande, la comunidad sigue esperando que las instituciones no solo escuchen, sino que actúen con resultados visibles.
Lo invitamos a enviar sus denuncias a nuestro canal de WhatsApp 311 629 9843, junto con la información del caso y el material fotográfico.