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La pólvora en Cali se está distribuyendo en aplicaciones de ventas virtuales y redes sociales. El trueque también funciona: polvoreros reciben desde ropa y útiles escolares a cambio de totes y voladores. | Foto: Archivo de El País

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Pólvora ahora se vende hasta en internet: ¿por qué no funciona la prohibición?

La pólvora en Cali se está distribuyendo en aplicaciones de ventas y redes sociales. Los polvoreros reciben desde ropa y útiles escolares a cambio de totes y voladores. Radiografía de este problema.

16 de diciembre de 2018 Por: Redacción de El País 

La pólvora en Cali está camuflada entre peces de juguete de todos los colores y caballitos que dan vueltas con una cuerdita amarrada a su hocico, en el centro de la ciudad.

También se puede encontrar entre pesebres miniatura, inciensos, gorros de Papá Noel, jabones pega - pega “para amarrar el amor”, velas aromatizadas, moringa para adelgazar, espuma carnavalera, remedios que prometen regresar a una pareja “que ha ignorado al otro sexualmente”, artes esotéricas para recuperar guacas o “entierros perdidos”, entre otros posibles regalos navideños que se ofrecen en las ventas ambulantes de la carrera novena, o en las inmediaciones del edificio de la Dian en la Plaza de Caycedo o también en la catorce con cuarta.

– Son las calles de la pólvora – dijo un vendedor de revistas mientras señalaba hacia el edificio de la Dian.

Precisamente, un vendedor de despertadores ubicado en ese sector salió trotando de su puesto cuando un cliente le preguntó si de casualidad tenía chispitas mariposas. El vendedor se lo pensó un par de segundos, como si decidiera entre arriesgarse o no, y dijo “espere un momento”.

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Fue cuando salió trotando con dirección a la iglesia La Ermita, desapareció en medio de la multitud de transeúntes, y un par de minutos después regresó con un paquete de tres cajas de chispitas mariposas a $10.000, es decir que incluyó en el precio $4.000 de más, quizá por su gestión. Las chispitas por lo regular se consiguen en $6.000.

– Si quiere volcanes, tortas o voladores, los debe encargar. Por ahora están guardados, pero yo se los puedo conseguir. Aquí me encuentra hasta las 12 de la noche – dijo.

La mayoría de los vendedores ambulantes en todo caso parecen advertidos de los controles de las autoridades, así que la mayoría, si les preguntan por pólvora, miran hacia otro lado como si ese tema no fuera con ellos. No vaya a ser que el que les pregunte sea un funcionario de la Alcaldía, un policía, o peor aún, un reportero.

Hace apenas días, gracias a la denuncia de un ciudadano, las autoridades incautaron media tonelada de pólvora que iba a ser distribuida en el centro.

Según un reciente decreto, la pólvora, por lo menos en Cali, está suspendida hasta el próximo 8 de enero, así que en teoría nadie puede venderla. Quienes se arriesguen se exponen a una sanción de entre dos y 20 salarios mínimos legales. Entre más poder detonante tenga la pólvora decomisada, más alta la multa. No es lo mismo incautar unas chispitas a un tumbarranchos.

“No se expedirán permisos para el uso temporal en el espacio público con ventas ambulantes, estacionarias o informales de pólvora, fuegos artificiales o artículos pirotécnicos”, se lee en el documento de la Alcaldía, que lleva encima un número difícil de traducir: 4112010.20.0724.

Sin embargo, conseguir pólvora es de lo más sencillo. El pasado 7 de diciembre, Día de las Velitas, por ejemplo, en el semáforo de la Pasoancho con 70, a la vista de todo el mundo, se comercializaba desde totes hasta cohetes y volcanes, y horas más tarde se podía ver jovencitos prendiendo las mechas en barrios como El Diamante o el Parque El Ingenio.

En Petecuy 3, en cambio, hicieron una colecta para la alborada del barrio. Abrieron un grupo en WhatsApp que se llamaba así - ALBORADA PETECUY - y solicitaron plata o ropa. Las prendas eran para intercambiarlas por voladores. El trueque también funciona en el negocio.

“Necesariamente no todo tiene que ser plata, si recogemos ropa ellos nos cambian. No es mucho pero de algo ayuda. Yo voy a comprar en un pueblo lleno de pólvora. Mejor dicho, cada casa hace su pólvora. El miércoles vamos a subir a negociar. Ellos dan todos los fuegos pirotécnicos de feria, y vamos a preguntar si el transporte viene incluido hasta acá a Cali porque ellos tienen permiso especial de la Policía y todo eso, entonces les dejan bajar pólvora”, se escucha en uno de los audios que enviaron al grupo de WhatsApp.

La pólvora, efectivamente, llegó a Cali proveniente de Candelaria y del asentamiento Brisas de las Palmas, en la Comuna 15, oculta entre los colchones que transportaba una camioneta de estacas.

Según la denuncia de un ciudadano, en total en Petecuy 3 reunieron $2.000.000 para la mercancía, además de ropa y útiles escolares que intercambiaron por los voladores, y una buena parte de todo ello la aportaron ‘las firmas’ del barrio, es decir gente relacionada con el microtráfico de drogas.

En el grupo de WhatsApp también enviaron las fotos de la pólvora comprada, como si se tratara de un trofeo. Parecía el material suficiente para cimbrar el barrio entero. Había culebras de 200 tiros, bolsas repletas de volcanes y tumbarranchos, algunos extra grandes a los que llaman ‘Pablo Escobar’, como si se tratara de las bombas que puso el capo y que dejaron miles de muertos.

Los tumbarranchos con el nombre del narcotraficante también están siendo ofrecidos por aplicaciones como OLX, Instagram y redes de WhatsApp y Facebook. Es la nueva estrategia de los polvoreros clandestinos para burlar a las autoridades, o por lo menos para no exponerse demasiado.

En esas plataformas todo funciona por encargo. Se debe escribir al número que anuncian en las tiendas virtuales, solicitar la lista de precios, detallar lo que se quiere comprar, definir un punto de entrega en la ciudad, pagar en efectivo. La oferta incluye desde metralleta, fosforitos, petacas, tumbarranchos, culebras, pero sobre todo promocionan el ‘Pablo Escobar’, a “$45.000 la unidad”.

También ofrecen cohetes con nombres más sofisticados como el Viaje Apolo Roket, Viaje a la Luna, Viaje Estelar, sonajero 4 golpes, torta afrodita de 25 tiros, misiles de 25 tiros, ‘mata suegras’, volcanes con etiquetas que dicen “ilumina tu vida”, cuando en realidad en lo que va del año ya son 18 las personas con daños oculares por el uso irresponsable de estos artilugios.

El coronel Óscar Lamprea, subcomandante de la Policía Metropolitana de Cali, sabe que la mayoría de esa pólvora proviene de municipios como La Cumbre, Candelaria y el departamento del Cauca, y por ello, dijo, mantendrán los controles en las entradas a la ciudad.

– Estamos buscando, con los organismos de inteligencia, la información de los sitios donde están camuflando la pólvora. Sabemos que hay unas bodegas de venta y distribución, especialmente en el centro. Todos los días la consigna con las patrullas es incautar la pólvora que se vea en la calle. También estamos haciendo seguimientos en las redes sociales.

– Y entonces, coronel Lamprea, ¿por qué es tan fácil comprar pólvora en Cali?

– Porque es muy difícil el control. Hay mucha gente vendiendo pólvora, lo que dificulta nuestra tarea. La pólvora la están comercializando en pocas cantidades para esconderla más fácilmente. Además tampoco estamos facultados para capturar a alguien que venda pólvora porque no es un delito, es una infracción. Lo que podemos hacer es aplicar el Código Nacional de Policía, el artículo 130, literal uno, una multa tipo 4, un total de $833.312.

– Y sin embargo se vende pólvora en los semáforos, coronel, como sucede en la Pasoancho.

– Las incautaciones son constantes con las patrullas. Pero es cierto que tenemos que intensificar más las actividades, sobre todo cuando se acercan las fechas especiales. Insisto: el control se hace muy difícil porque es demasiada gente vendiendo pólvora en toda la ciudad.

Tiene razón. Según los registros de la Federación Nacional de Pirotécnicos, Fenalpi, en el país 25 mil familias viven de la pólvora. Apenas 4.000 lo hacen de manera legal. Y el negocio es millonario. Solo la pólvora que se distribuye de manera legal genera $45 mil millones cada año. El mercado clandestino puede doblar esa cifra.

Para evitar las pérdidas que generan las incautaciones, los polvoreros venden su mercancía con sobrecosto. Tal vez por eso el vendedor del centro ofreció la caja de chispitas con un incremento del 40% de su precio regular.

El 90% de los quemados por pólvora en lo que va del año han sufrido quemaduras. También laceraciones. Un 6% se debieron someter a amputaciones. 7.7% de las víctimas fueron diagnosticadas con daño ocular.

Por lo regular, los pacientes afectados por la pólvora presentan más de un tipo de lesión simultáneamente.

Incluso las chispitas no deben ser manipuladas por niños. Hace unos años una niña se quemó después de que las chispitas encendieran sus medias veladas.

"No existe la pólvora para niños": pirotécnicos

Fenalpi traduce Federación Nacional de Pirotécnicos. Allí se agremian tanto fabricantes como distribuidores y comercializadores de pólvora de todo el país, cuyos negocios cumplen con los requisitos de ley para funcionar. Son aproximadamente 4.000 familias, que en estos días de prohibiciones aseguran tener una misión: educar al consumidor.

“Que el consumidor tenga unos criterios de uso frente a la pólvora, que sepa qué puede usar y qué no y que lo que es ilegal, lo denuncie”, dice Carlos Andrés Carvajal, el presidente de Fenalpi.

Enseguida agrega: “En Colombia se ha venido satanizando la pólvora, y no se han hecho trabajos de prevención. Nuestro mensaje es que los ciudadanos denuncien la venta ilegal, la venta de productos altamente detonantes y peligrosos, y que en cambio utilicen la pólvora de manera segura y de acuerdo a las normas. Por ejemplo: no existe ningún producto, ni siquiera las chispitas, por inofensivas que parezcan, que pueda ser usado por niños y adolescentes. No existe la pólvora para menores de edad. Es un producto de entretenimiento que solo puede ser manipulado por adultos”.

En Colombia, por cierto, la Ley 670 de 2001 dividió la pólvora en tres categorías. La categoría uno corresponde a productos “que presentan un riesgo muy reducido y han sido diseñados y fabricados para ser utilizados en áreas confinadas como construcciones residenciales, incluyendo el interior de edificios y viviendas”. La ley también advierte que para elaborar este tipo de artículos no puede usarse ni pólvora, ni cloratos. Como los dispositivos de humo, las velas de cumpleaños, algunas chispitas.

En la categoría dos están los productos pirotécnicos “de riesgo moderado”, como los volcanes, los cohetes, “y se debe especificar las condiciones de su adecuado uso o aprovechamiento con etiquetas visibles y con previsión de peligro”.

Por último la categoría tres corresponde a los fuegos artificiales “que representan mayores riesgos” y cuyo uso solo es posible en grandes espacios abiertos y como espectáculos públicos. Es decir pólvora altamente detonante, como los tumbarranchos, como las culebras.

“Para su uso y aprovechamiento con fines recreativos se requiere ser experto o técnico especialista”, dice la Ley, pero en Cali es el tipo de pólvora que más se comercializa de manera clandestina. Y por supuesto la que más se quema en esta época navideña.

Según la Federación Nacional de Pirotécnicos, la mayoría de la pólvora que se vende en Cali de manera clandestina proviene de municipios como La Cumbre.

“Son familias que fabrican productos altamente detonantes. Hemos venido invitando a estas personas para que se formalicen, pero no ha sido fácil. Es importante que una Secretaría de Gobierno invite a estas familias a que entren en procesos de formalización. Es un trabajo dispendioso, pero es la única forma de que estas personas puedan salir adelante como pirotécnicos, de lo contrario continuarán expuestos a las sanciones. Nuestra invitación siempre ha sido la misma: que haya una pirotecnia responsable, y para eso debemos trabajar con las autoridades. Pero no se debe seguir estigmatizando a las personas que nos dedicamos a esta actividad como si fuera algo ilegal, porque no lo es”, reitera Carlos Andrés Carvajal, el presidente de Fenalpi.

La Federación publicó una especie de guía para evitar tragedias este diciembre. Son normas básicas, de sentido común de hecho: ningún menor de edad puede manipular pólvora por inofensiva que parezca; tampoco una persona en estado de embriaguez; no hay ningún producto que se deba quemar en la mano, los cohetes deben estar dentro de un tubo por ejemplo; nadie debe manipular artículos altamente detonantes – que pueden causar amputaciones incluso – como los tumbarranchos, las culebras, las mechas, los ‘tumba suegras’.

“Quemamos pólvora porque es una tradición ancestral. Algunos creen que es un acto que aleja las malas energías, para otros representa la bienvenida a la Navidad, a una fiesta, mientras que hay personas que la consideran una diversión. Pero el argumento histórico es que la pirotecnia llegó con los españoles. Todas sus fiestas patronales las celebraban con pirotecnia, por eso las fechas de Navidad están relacionadas con la pólvora, también los días de los Santos. Es un tema de entretenimiento a nivel mundial y el país debe educar a la gente sobre el uso responsable, y los riesgos del uso irresponsable de la pólvora. Pero no satanizar esta actividad, insisto”, dice Carlos Andrés Carvajal.

Mercancía incautada, a Carabineros

Cali no tiene un sitio para destruir la pólvora incautada, así que las autoridades se las apañan en las instalaciones de la Escuela de Carabineros para hacerlo.

Allí hay una especie de agujero de tres metros de profundidad donde se deposita la pólvora y se hace estallar de manera controlada. En el proceso deben acudir los Bomberos con sus respectivas máquinas para garantizar la seguridad de todos en caso de explosiones inesperadas.

La ciudad tampoco cuenta con un lugar para almacenar los fuegos pirotécnicos decomisados, por lo que algunas patrullas acuden a las estaciones de bomberos, donde tampoco se recibe la mercancía. Encargarse de la pólvora decomisada es una tarea que le corresponde exclusivamente a la policía.

Los bomberos actúan para mitigar las tragedias. El teniente John Fitzgerald, jefe de emergencias de los Bomberos de Cali, dice que en diciembre se incrementan los incendios causados por cohetes y volcanes.

“Hemos tenido diferentes situaciones, como incendios causados por almacenamiento indebido. La pólvora debe estar en un sitio fresco, ventilado, de lo contrario se calienta hasta que explota. También hemos tenido emergencias causadas por los famosos voladores o silbadores, que se meten por las ventanas de las casas y encienden las cortinas. O volcanes que prenden cerca de madera, una tela, y generan incendios. A veces tiran velitas mariposas prendidas sobre cajas de cartón y eso también nos ha obligado a actuar. La pólvora es altamente peligrosa, y por lo tanto se debe evitar, o manipularla de manera responsable”, insiste Fitzgerald.

La norma

La Alcaldía de Cali suspendió la venta y la comercialización de cualquier tipo de pólvora a partir del 1 de diciembre de 2018 hasta el 8 de enero de 2019.

Tampoco se expedirán permisos para el uso temporal en el espacio público con ventas ambulantes, estacionarias o informales de pólvora, fuegos artificiales o artículos pirotécnicos.

Igualmente se prohíbe el uso o la manipulación de artículos pirotécnicos o fuegos artificiales a menores de edad y a personas en estado de embriaguez en Cali.

En caso de encontrar a un menor haciendo uso de la pólvora, las autoridades están en la capacidad de decomisar el producto y poner al menor a disposición de un defensor de familia, quien determinará las medidas de protección a adoptar.

La sanción a quien venda pólvora oscila entre dos y 20 salarios mínimos.

Ya son 235 las víctimas

Según el Instituto Nacional de Salud, hasta este sábado 15 de diciembre  ya eran 235 las víctimas de la pólvora en el país en lo que va del año; 106 son menores de edad.

El departamento que más quemados registra es Atlántico: 46. Le sigue el Valle del Cauca, con 34, 20 menores de edad.

En Cali, además, tres niños han resultado lesionados. Se trata de dos niñas de 6 y 2 años, y un niño de 4.

Una de las menores resultó quemada en su tronco después de manipular un volcán. Fue atendida en el centro de salud de Terrón Colorado.

Antioquia es el tercer departamento con más heridos por pólvora - 21 quemados - y le siguen Cauca y Cesar.

Bogotá, de momento, contabiliza 9 lesionados, entre ellos cinco menores de edad.

Según las estadísticas del Instituto Nacional de Salud, los totes (21,3 %), los voladores (12,8 %), los cohetes (6,8%) y los volcanes (6,4 %) son los productos pirotécnicos que, al manipularse de manera indebida, causan más lesiones. El 33% de los quemados eran espectadores de la pólvora, además.

El doctor Juan Pablo Trochez, coordinador de la Unidad de Quemados del Hospital Universitario del Valle, insiste en que la pólvora, por inofensiva que parezca, no debe ser utilizada por niños. Tampoco por personas en estado de embriaguez.

En diciembre, es el promedio histórico, a la Unidad de Quemados del HUV ingresan 40 pacientes por quemaduras causadas por los fuegos pirotécnicos.

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