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Miguel Yusti, alto consejero de Seguridad de la Gobernación del Valle. | Foto: Foto: Alcaldía de Cali

GOBERNACIÓN DEL VALLE

Miguel Yusti habla de su lucha contra el covid-19, que lo tuvo al borde de la muerte

El alto consejero de Seguridad del Valle del Cauca habló con El País luego de estar al borde de la muerte tras dar positivo para covid-19.

23 de septiembre de 2020 Por:  José Luis Carrllo - editor de Cali

Durante dos meses Miguel Yusti, alto consejero de Seguridad de la Gobernación de Valle, estuvo luchando contra el covid-19, cuenta que la letra menuda en su expediente médico contempló un fallecimiento y, en realidad, en los corrillos de periodistas se temía porque el político de 73 años no lograra ganar esta batalla.

Hoy, ya en su proceso de recuperación, relata como fue su experiencia en la Unidad de Cuidados Intensivos -UCI-, cómo le tocó ver hombres de todas la edades y todos los estratos tratando de superar los golpes de la enfermedad y de cómo el coronavirus no le dio aviso alguno de su llegada.

¿En qué momento se da cuenta que tiene Covid – 19 y cuándo se agrava su estado de salud?

Los días anteriores al 17 de julio –cuando fue hospitalizado por covid- nunca sentí síntoma alguno, cumplía al pie de la línea los protocolos de bioseguridad. Todos los días entreno y ese sábado que fui hospitalizado hice 45 minutos de ‘spinning’ y levantamiento de pesas, almorcé común y corriente, después hice la siesta y como a las 4:00 p.m. sentí que me despresurizaba. Fue un colapso respiratorio, afortunadamente estaba mi hermana y fui hospitalizado.

¿Cómo se estaba cuidando para no adquirir la enfermedad?

A mis 73 años me estaba cuidando más de la cuenta, no salía, e incluso tomaba gotas de ivermectina antes de mi hospitalización porque yo no tuve fiebre, no me quedé sin olfato, tanto que inclusive hacia deporte.

¿Usted cree que la ivermectina le ayudó a combatir el covid?

No porque me la tomé antes de la enfermedad, eso me lo explicó el médico.

¿Cómo cree que adquirió el virus?

La verdad yo no monto en bus, estaba saliendo poco de la casa, tenía las reuniones de trabajo virtuales. Lo cierto es que en algún momento en las vueltas que hacía en el ‘pico y cédula’ lo adquirí.

¿Qué lo impactó en su proceso de hospitalización?

Las salas UCI y en hospitalización es donde se puede medir con certeza la agresividad del coronavirus. En hospitalización, por ejemplo, es cuando podemos ver cómo se recuperan los que salieron de las UCI. Vi jóvenes de 20 y 30 años, hombres obesos padeciendo el dolor. Allí es donde ves el verdadero mapa del efecto del coronavirus, que no respeta clases sociales. Hombres sin sentido, esquizoides, con complicaciones respiratorias, renales. Eso es lo que la gente que aún no cree en el coronavirus debería ver para que se dé cuenta del peligro que representa, que no solo puede liquidar la vida de una persona sino de toda una familia.

¿Qué secuelas le dejó el covid?

En este momento estoy haciendo terapias. Tengo una deficiencia pulmonar. Y eso que yo no tomo licor, nunca fumé y hago deporte. El pulmón tiene que volverse a expandir. Además, me dejó la debilidad en el sistema muscular. Aunque yo ya estoy caminando con ayuda de caminador, pero a mí me dio uno de los síntomas más fuertes del coronavirus, que es el colapso pulmonar.

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¿Usted dice que su recuperación fue un milagro, por qué?

En los momentos de mi lucha en la UCI, mi familia entró en contacto con una anestesióloga y ella, tocada por el destino, pidió que no me sedaran más porque entregarían a un cadáver y, desde esa decisión, es que me pasan de la UCI a cuidados intermedios y después a hospitalización. Yo no estuve en coma inducido, yo fui intubado, creo que me sirvió también el hecho de hacer ejercicio toda mi vida… Si me hubieran ‘dopado’ habría podido tener un daño sistémico, un daño en los órganos blandos y hubiera quedado con la mitad del cuerpo paralizado por el atrofiamiento.

¿Cuánto tiempo estuvo usted en la Unidad de Cuidados Intensivos?

Dos meses en el hospital y un mes y diez días en UCI. Por eso yo digo que si ese ángel de la guarda que es la anestesióloga no se aparece, yo estaría contando otro cuento. Tuve traqueostomía, me la quitaron hace 15 días y, en este momento, tengo una pipa de oxígeno y estoy sometido a las terapias.

¿Qué le dice a las personas que aún piensan que el coronavirus no existe o no es una enfermedad grave?

Que son perros ladrándole a la luna. Son personas que ven los árboles, pero no el bosque. Son personas que no quieren a la ciudad. La gente cree que por la apertura el virus desapareció y no es así.

¿Qué piensa ahora que superó el covid y ve la apertura de negocios y que incluso se vende licor?

Hay una presión muy grande de las variables económicas y del empobrecimiento de la clase media y una presión del 60 % de informales que hay en Cali. Lo más grave de todo es que los sectores emergentes que viven ligados a liquidez del narcotráfico nunca creyeron en el coronavirus, esos son los protagonistas en las fiestas de la periferia. Los únicos que creen en el virus son las clases medias educadas.

¿Y qué vamos a hacer con las discotecas?

Yo no sé. La gente después del primero caneco quiere bailar. Por eso hay que colocarles una regulación mayor, incluso algunas no van a abrir porque están diseñadas para bailar. La apertura nos va a desbordar las capacidades. Pienso que hemos dado un gran paso en la red de salud, no estamos en condiciones precarias de UCI y ventiladores y ese es un plus, pero la cultura ciudadana se enfrenta cada día más con el desarraigo.

¿Esta experiencia le cambió la vida?

Yo estoy esperando a recuperarme y volver a hacer ejercicio, pero este es un nuevo chico que me da vida.

Con sinceridad le digo, muchos vimos su estado muy crítico y que tal vez no podría ganar esta batalla...

Sí, diariamente la gente estaba muy informada de mi estado de salud. Y mi hijo se lo comunicaba a los amigos y cuando salí de la UCI, muchos dijeron: “Yusti se salvó, salió adelante” y comencé a recibir mensajes de todo el mundo. Yo soy un hombre polémico pero respetuoso. Recibí mucha solidaridad de la gobernadora Clara Luz Roldán, de Dilian Francisca Toro, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Mario Alfonso Escobar, Ricardo Cobo y muchos más. Mi familia también se la jugó por mí, para ellos mi gratitud.

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Los temores

¿Siente miedo de volver salir a la calle?

Yo aquí estoy encerrado, no vuelvo a salir, al menos, en dos meses. Igualmente somos frágiles ante cualquier enfermedad.

¿Después de vivir esta experiencia, cuáles creen que son las acciones que deben llevar a cabo nuestros gobernantes?

Debemos adoptar las medidas del Instituto Nacional de Salud y tener en cuenta que si no nos cuidamos podemos estar expuestos a un rebrote.

La sociedad no tiene ganado nada hasta que no salga la vacuna del coronavirus. Hay que entender que la variable económica nos puede llevar a una crisis social sino se reactiva. Ese gran debate de economía o salud es el que hemos llevado hace seis meses.

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