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Bajos precios tienen en crisis el cultivo de uva en el norte del Valle

Una mala cosecha atraviesan las cinco familias que viven del cultivo de la uva en el norte del Valle, debido a su bajo precio en el mercado interno.

30 de junio de 2013 Por: Mónica Garzón Valencia | Reportera de CartagoHoy

Una mala cosecha atraviesan las cinco familias que viven del cultivo de la uva en el norte del Valle, debido a su bajo precio en el mercado interno.

Mientras sostiene entre sus delicadas manos un racimo que está a punto de ser empacado y enviado al interior del país, Aura Rosa Gil recuerda que hace cuatro décadas llegó a los cultivos de uva.Proveniente de una familia de viticultores, esta toresana es una de las sobrevivientes de los recortes de personal a los que se han visto abocados los empleadores por cuenta de la crisis que enfrenta el sector.A la fecha, en Toro y La Unión, donde tienen asiento los grandes productores de la fruta, han quedado cesantes más de 500 cultivadores, recolectores y empacadores.Además, este año se han dejado de renovar más de 100 hectáreas del cultivo y se prevé que en los próximos meses esa cifra se duplicará, si los precios de la uva no repuntan en el mercado interno.Actualmente, una arroba de buena calidad se comercializa en $16.000, mientras que producirla cuesta unos $25.000. Hace tres años, la misma cantidad era pagada a $40.000.¿Qué pasó? Pese a que se ha especulado que la uva chilena tiene invadido el mercado colombiano, otra es la nacionalidad que está golpeando los bolsillos de los viticultores.Según José Oliver Cardona, administrador de la Sociedad Alberto Aristizábal, la fruta proveniente de Perú es la responsable de la crisis que enfrentan los productores del norte del Valle del Cauca.“Desde hace tres años ese país, que no ha sido cultivador por excelencia, empezó a apostarle a la vid y a exportar hacia Colombia”, explicó el empresario.A partir de allí, los cultivadores colombianos, que solían aprovechar que en Chile no hay cosecha en el segundo semestre para hacer su ‘diciembre’, se enfrentaron a un competidor de ‘peso’.“En esta zona se producen unas 60 toneladas diarias de uva y en diciembre la cifra aumenta a 100, pero con la llegada de la uva del Perú solo salen 40”, aseguró el jefe de Mercadeo de la Sociedad Alberto Aristizábal en La Unión, Rodolfo Baldión. La producción que no logra ser vendida en las centrales de abasto de Popayán, Pasto, Cali, Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga y Medellín se pierde en bodegas o se vende para la producción de vino a un precio mínimo.A lo anterior se suma el elevado costo de los insumos, puesto que, de acuerdo con los cultivadores de esta región del departamento, mientras en Perú y Chile los productores reciben subsidios incluso para proteger cosechas en temporada de invierno, los colombianos deben poner la uva en el mercado con sus propios recursos.“Encontramos productos donde nacen las importaciones que hoy nos compiten. Allá un litro vale $14.000 y aquí al mercado llega en $60.000, hay desventaja para ser competitivos”, explicó, por su parte, Pedro Londoño, representante de la Casa del Agricultor, también en La Unión.Otra muestra de la crisis es que en los últimos tres años no se han mejorado los cultivos ni se ha actualizado la maquinaria ni la infraestructura. Es por ello que los campesinos ven su futuro incierto, pues los empleadores ya han empezado a tomar medidas extremas como la poda de los cultivos, mientras los mandatarios locales temen que la difícil situación económica y social derive en el aumento de la violencia.María Fátima Roldán, alcaldesa de Toro, ve en el otorgamiento de subsidios y en la regulación del mercado una solución a corto plazo.“Por fortuna, todavía no tenemos problemas de seguridad, pero sí se ha golpeado la economía de los hogares. A diario recibimos gente en la Alcaldía pidiendo ayuda para alimentar a sus hijos y el comercio también ya está afectado”, agregó.Precisamente esa fue una de las propuestas que los mandatarios y los productores de la región le hicieron al secretario de Agricultura del Valle del Cauca, Juan Guillermo Valencia.Sin embargo, el funcionario dejó en claro que no tiene cómo hacerle frente al problema “pues el asunto de precios e importaciones es de manejo del Gobierno Nacional”, por lo que sugirió que se nombre una comisión que traslade a esa instancia los respectivos proyectos.De ella formarán parte los alcaldes de Toro, La Unión, Roldanillo y La Victoria, quienes solicitaron una cita ministro de Agricultura, Francisco Estupiñán.Entre las peticiones que le harán se cuenta el fortalecimiento de las medidas de control de las importaciones, la entrega de subsidios a los productores y el otorgamiento de incentivos al consumo de uva colombiana. Entretanto, cerca de cinco mil familias que viven del cultivo de la fruta en el norte del Valle del Cauca continúan sumidas en la incertidumbre, pues aunque poco conocen de cifras e importaciones, sí saben que en cualquier momento podrían quedarse sin el sustento de sus hogares.Aura Rosa, hace parte de ese grupo. “Con todos mis años de trabajo pude criar a mi hijo. Actualmente él trabaja, pero gana muy poco, y mis dos nietos también dependen de mi. Si me quedo sin trabajo qué va a ser de nosotros”, asegura.Lucía Quiroz, que trabaja hace más de 40 años recolectando uva, trabajo exclusivo para las mujeres, también muestra su preocupación.“Llevo unos 30 años entre estos cultivos. Quedé viuda y la uva nos ha dado todo a mi y a mis hijos que ahora están estudiando. Cada día me levanto con la zozobra de que puede ser el último día de trabajo”, dice mientras recoge el producto de la vid. Es por eso que algunos viticultores que han quedado cesantes han anunciado su intención de pasar a las vías de hecho, siguiendo el ejemplo de cacaoteros, palmicultores, paneleros y cafeteros, con tal de que el Gobierno Nacional le ponga freno a la mala cosecha que están teniendo.

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