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Regreso a clases

Ahora, tras la pandemia, esa distancia es mayor. Muchas son las causas, pero hay una evidente: el acceso a internet, tan desigual siempre, pero más palpable en medio de la crisis actual.

24 de octubre de 2021 Por:

Comienzan a volver niños y jóvenes a las aulas. El significado de ese retorno tiene muchas aristas. Una, la profunda emoción que despierta una realidad así. Estremece ver y oír el regreso a la vida que representan salones de clase y recreos en plena efervescencia.

Atrás comienzan a quedar largos meses en los que la soledad y el silencio sirvieron, a su manera, de testigos a esta tragedia de la pandemia.
Tragedia que se han visto obligados a vivir alumnos, profesores, personal administrativo y de servicios, más todos quienes integran ese circuito social y económico que se mueve en el amplio frente de la educación.

Y ahora cuando vemos madrugar de nuevo a los estudiantes para emprender la tarea diaria de ir a la escuela, sabemos que esta será una alegría más bien pasajera porque más temprano que tarde comenzarán a pagar - de hecho, ya lo están haciendo - el precio de este largo período de contingencia, encierro y muy relativa actividad. Una de ellas, con la ampliación de la ‘brecha educativa’, esa diferencia en materia de calidad de educación que ya existía entre los estudiantes miembros de familia con recursos económicos y aquellos otros, la gran mayoría, que muchas veces no tienen siquiera lo básico para vivir con dignidad.

Ahora, tras la pandemia, esa distancia es mayor. Muchas son las causas, pero hay una evidente: el acceso a internet, tan desigual siempre, pero más palpable en medio de la crisis actual. Y eso sin detenernos en la corrupción y la negligencia. A propósito: ni aparecen los 70 mil millones de pesos ni la ex ministra Karen Abudinen está ahora a la mano para preguntarle por ellos. Ella anda fuera del país por ‘razones personales’, a las pocas horas de que la Corte Suprema de Justicia la citó para el 3 de noviembre próximo, dentro de la indagación que adelanta contra cuatro congresistas y su probable relación con el oscuro negocio entre MinTic y la Unión Temporal Centros Poblados.

Dejemos lo sinuoso y volvamos a la educación. Íbamos en ese abismo, ahora más profundo. Porque lo que venía mal se puso peor. Al fin y al cabo, tanto esas comunidades como la educación pública han vivido y han crecido siempre como asunto marginal de un Estado que funciona mal.

¿Cuánto dejaron de avanzar ellas en estos 18 meses? aunque la pregunta más bien es: ¿cuánto retrocedieron? ¿Y cuándo, pero de verdad, entrará la educación en la agenda gubernamental? Uno entiende que la fuerza de las circunstancias ha llevado a que lo primero sea la salud y la lucha contra la Covid -19. Y que lo de enseguida sea la reactivación económica. Olvidan que, aún en las condiciones más difíciles, es en el arte de educar donde existe el auténtico porvenir de una sociedad.

Una tarea inmediata es la de volver a la presencialidad antes de que esto termine de empeorar. Porque, como dice el experto Diego Escallón Arango, la actual catástrofe puede dejar efectos como que casi ocho de cada diez estudiantes de secundaria “no sean capaces de comprender adecuadamente un texto de moderada extensión”. Y más grave es que, según el propio Escallón, aumenta ya en un doce por ciento la brecha socioeconómica, además de comprobar que han crecido el embarazo infantil y adolescente, y también el reclutamiento forzado.
(https://www.lasillavacia.com/historias/historias-silla-llena/la-catastrofe-social-creciendo-y-el-congreso-en-silencio/).

Entonces, a las aulas, sin excepción. Si andan abiertos bares y discotecas, centros comerciales y estadios de fútbol, ¿por qué no todos los centros educativos? Claro está, con las debidas garantías de bioseguridad y una infraestructura al menos digna. No más silencios cómplices. Como ese del Congreso de la República, más preocupado en la repartija que ahora permitirá la muerte de la Ley de Garantías que en el presente de la educación. Y no más intereses gremiales, como los de Fecode, por encima del bienestar general.
Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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