‘Ecce ojo’
Pero pasó algo más: hace pocos días se estrenó en el Museo ‘La Tertulia’ el documental ‘Ecce ojo’ y está dirigido por Inés Compan.
Hace varias semanas, unas personas del centro del Valle del Cauca supieron de la historia de Y (inicial de su nombre de pila), un niño campesino de once años de edad, que habita, junto con su familia (sus padres y cinco hijos más) en las montañas que bordean el centro del departamento. Cinco años antes, cuando tenía seis, sufrió un accidente mientras jugaba con uno de sus hermanos a explorar qué había dentro de una plancha eléctrica inservible. El objeto punzante que utilizaba como palanca voló por los aires y se clavó en su ojo derecho.
Después de ese infortunado hecho, el niño ha llevado una vida casi normal en la vereda en la que habita, pese a no haber sido objeto de tratamiento alguno, ya sea por falta de recursos económicos o por ausencia del Estado. Ahora que acaba de terminar su educación básica, debe cambiar de escuela y de compañeros. Eso para él significa un doble desafío porque además de cambiar de ambiente confiesa su temor a convertirse en objeto de burlas en esa nueva vida académica que le espera.
En la consecución de un especialista, esas personas que se interesaron en su caso dieron con la anaplastología, esa rama de la medicina que trata sobre las prótesis de rehabilitación. Aunque es más que eso: la anaplastología es, como reza una definición en la web, “el equilibrio perfecto entre la ciencia médica, el arte y la anatomía”.
Igual, alguien tenía que orientarlos. Resultó ser un médico que, en contravía de una modestia a toda prueba, se ha hecho célebre no solo en la región, sino en el mundo por salvar, sin contraprestación, decenas de miembros o extremidades condenados a morir tras ser cercenados por causa ya sea de accidentes o de nuestra terrible violencia endémica. “A quienes ustedes buscan es a la doctora Margarita Rosa Caicedo Zapata”, les dijo.
Y así fue: en cosa de horas, Margarita Rosa le dio a Y un espacio en su agenda de consultas de Imbanaco. La cita fue el miércoles pasado. El niño fue a Cali, quizás por primera vez, y se puso en sus manos. En menos de media hora, supo entonces que en tres pasos y antes de febrero, y sin ningún costo por el procedimiento, tendrá la prótesis que tanto necesita desde hace mucho. Gracias al apoyo de esas personas que tomaron la iniciativa y, ojalá, al de algunas más que quieran ayudarle a cubrir los costos del implante. Eso le permitirá tener una vida de alguna manera más normal ante un hecho irremediable y, lo más importante, ganar confianza en sí mismo.
Eso podría ser todo y de alguna manera debería ser lo normal. Al fin y al cabo, cuando se quiere se puede, más aún con gente de por medio como el médico que sirvió de puente para llegar a Margarita Rosa. Y con equipos como los suyos, porque no trabajan solos y también deben su éxito a otros profesionales y a sus colaboradores inmediatos.
Pero pasó algo más: hace pocos días se estrenó en el Museo ‘La Tertulia’ el documental ‘Ecce ojo’ y está dirigido por Inés Compan. Allí, Inés amarra una serie de relatos que terminan en un solo nombre, ese que les ha echado un capote para permitir que sus vidas sean mejores. Ese nombre es más que una casualidad. Ese nombre y esa bondad se llaman Margarita Rosa Caicedo Zapata.
Allí, en esa sentida pieza de video, los protagonistas son colombianos que, al igual que Y, han sufrido esos golpes y sus huellas. Solo que buena parte de ellos y sus dramáticas secuelas son efecto de la maldita guerra.
Algunos, civiles. Otros, excombatientes. Casi todos, nada más que números en los comunicados de prensa.
“Son víctimas que nos llegan en vivo y en directo a nosotros”, dice Margarita Rosa, la anaplastóloga y la optómetra. Esta mujer que como muchos más integrantes del personal sanitario de este país, se dedican al arte de reparar vidas. En silencio, además. Ese mismo que me permito romper para decir gracias. Como las que ya le dio el propio Y con un abrazo de oso, ahora que sabe que febrero próximo será más que un simple mes para él.
Feliz Navidad.
Sigue en Twitter @VictorDiusabaR