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Se aleja el Tren de Cercanías
Argumentar que no hay recursos suficientes no tiene sustento cuando sí se autorizó la cofinanciación del Tren regional del norte en la sabana de Bogotá, que vale $17 billones.
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16 de nov de 2025, 12:36 a. m.
Actualizado el 16 de nov de 2025, 12:36 a. m.
“Más que una equivocación fue una estupidez” o una frase parecida usó el famoso diplomático francés Talleyrand, refiriéndose a una decisión de su jefe, Napoleón Bonaparte. Aunque el contexto es totalmente diferente, se puede decir lo mismo de la decisión del presidente Petro de frenar el Tren de Cercanías del Valle del Cauca.
El Tren de Cercanías es el proyecto de infraestructura más importante del área metropolitana de Cali, Jamundí, Yumbo y Palmira que, con una extensión de unos 73 km debe unir a estos municipios con posibilidad de ampliación futura hacia Buga, Tuluá y el norte del Valle, y eventualmente conectar con el Eje Cafetero.
El proyecto es un sistema de movilidad eléctrica, sostenible y de alta capacidad, que atenderá la creciente demanda de transporte de la región, con un impacto significativo en la transición energética.
La decisión presidencial fue la de no autorizar la firma del acuerdo de cofinanciación por el cual se comprometía el aporte de recursos de la nación para financiar el 70 % de los $12 billones que cuesta construir la primera fase del Tren que comprende la construcción de 23 km de vía férrea y 21 estaciones y adquirir los 40 trenes ligeros que deben transportar más de 50 millones de pasajeros/año. El 30 % restante ya había sido comprometido por la gobernación del Valle y los municipios de Cali y Jamundí.
Esta primera fase es un proyecto maduro listo para iniciarse. Ya se habían invertido miles de millones de pesos en todos los estudios técnicos de prefactibilidad y factibilidad, el diseño conceptual, los estudios ambientales y sociales. Además, se contaba con el aval técnico del Ministerio de Transporte, así como el concepto previo favorable del Ministerio de Hacienda sobre las vigencias futuras de la Nación y el DNP tenía listo el documento Conpes para declarar la importancia estratégica del proyecto. Inclusive se contaba con un borrador del acuerdo de cofinanciación.
Las razones aducidas por el presidente para su decisión son equivocadas o cuestionables. Decir que se deben priorizar otros proyectos estratégicos como el tren a Buenaventura, es un sofisma de distracción porque ese proyecto ni siquiera tiene estudios de factibilidad. Argumentar que no hay recursos suficientes no tiene sustento cuando sí se autorizó la cofinanciación del Tren regional del norte en la sabana de Bogotá, que vale $17 billones.
Lo cuestionable es la razón política detrás de la decisión, que es cobrar revancha por el no apoyo de algunos parlamentarios del Valle a los proyectos de ley del gobierno como el de salud y el de financiación. Y lamentable que además se haya justificado esta postura con el apoyo de algunos congresistas de la región, que apoyan el proyecto, pero por enfrentamientos políticos se oponen a que sea adelantado por la actual gobernadora del Valle.
No es solo una equivocación, es una estupidez, porque de todas maneras el Tren de Cercanías se va a construir, y la decisión del Presidente lo único que va a hacer es demorar su iniciación, que ya no se hará el segundo semestre del año entrante. Como no hay razones reales para objetarlo, el acuerdo de cofinanciación lo firmará el próximo gobierno, cualquiera que sea, y se podrá abrir la licitación. El Presidente pasará a la historia como el que demoró un proyecto estratégico para el Valle del Cauca y su sucesor cobrará la victoria de haberlo reactivado.
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