La boutique de la paz
La iniciativa fue tan bien recibida por la sociedad colombiana, que ahora es un emprendimiento que vende diez mil prendas al año y genera empleo para doce firmantes del Acuerdo y dos víctimas del conflicto.
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3 de sept de 2022, 11:30 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:56 p. m.
La boutique de la paz está ubicada dentro de la Casa de la Paz, en Bogotá. Allí comparte un espacio con la cerveza La Trocha, artesanal, y con Confecciones La Montaña, que hace uniformes y morrales escolares. Todos son emprendimientos conformados por excombatientes de las Farc que dejaron sus armas en 2017.
La boutique de la paz se llama Manifiesta. Es una marca de ropa. La fundaron las politólogas Ángela Herrera y Sara Arias. Ángela dice que es “la más vieja de la empresa”. Tiene 27 años.
Ella cuenta que hizo pedagogía por la paz y que lloró cuando ganó el No en el plebiscito. “Hago parte de la generación que tiene la esperanza de vivir un día en paz en Colombia. El conflicto ha sido muy largo y para nosotros no ha habido esa oportunidad. Y tengo dos pasiones: la política y la moda. Son dos temas que aparentemente no tienen puntos de encuentro, pero busqué las formas de enlazarlos. Descubrí cómo hacerlo después de hacer una visita a las zonas veredales donde los guerrilleros empezaban su transición a la vida civil. Me enamoré del proceso de reincorporación”, cuenta.
Mientras estudiaba en la universidad, a Ángela le llamó la atención, mientras leían en clase los voluminosos capítulos del Acuerdo entre el gobierno Santos y las Farc, que el capítulo de reincorporación apenas tenía ocho páginas. Ángela se preguntaba si acaso reincorporar a 13 mil excombatientes era tan fácil como para despacharlo en una estrategia tan corta, o si no era tan importante como para darle despliegue, pero algo no le cuadraba. Fue cuando hizo la visita a las zonas veredales.
Allí entendió que era muy difícil, en un país polarizado, que 13 mil excombatientes se reincorporaran a la vida civil, laboral. Entonces se le ocurrió que la moda podría facilitar el proceso. El presupuesto para poner en marcha lo que tenía en mente era menos de la mitad de un salario mínimo: $320.000. A Ángela no le importó. También contaba con unas máquinas de coser donadas a la cooperativa Tejiendo Paz, de los excombatientes de las Farc, con quienes empezó a trabajar. Así nació Manifiesta, ropa hecha por exguerrilleros. La primera producción de la marca fue unos kimonos. Todo sucedió en el espacio de reincorporación de Icononzo, Tolima.
La iniciativa fue tan bien recibida por la sociedad colombiana, que ahora es un emprendimiento que vende diez mil prendas al año y genera empleo para 12 firmantes del Acuerdo y dos víctimas del conflicto. Desde hace dos años la empresa también trabaja con familiares de soldados que murieron en combates con las Farc. Fue idea de los excombatientes: demostrarle al país que sí es posible reconciliarse, que los actores del conflicto, que algunos insisten en mostrar como antagonistas y opuestos, en realidad no es tan así, trabajan juntos para que la guerra no se repita en Colombia.
Ángela se sonríe. Han pasado cosas tan maravillosas con la marca, dice, como personas que llegan a la tienda en diciembre para comprar camisetas para quienes votaron el No en el plebiscito o se siguen oponiendo al Acuerdo; la ropa como puente para conversar sobre lo que están haciendo quienes dejaron las armas.
En las pasadas elecciones a Congreso y Presidencia no fueron pocos los que fueron a votar con la ropa de Manifiesta, cuyos estampados dicen por ejemplo “No le camino a la guerra”, “Soñar con un país en paz”, “Siempre fashion, nunca facho”, y además, los que resultaron elegidos, también se la ponen. Como la ministra de Minas, Irene Vélez.
“Sentimos que estamos logrando lo que queremos: la ropa como herramienta para que los que piensan diferente hablen de política. Ahora el mensaje al nuevo gobierno, al sector privado, es que los proyectos de los firmantes de paz han logrado mucho estando solos. Con apoyo seremos más grandes, seremos mejores. La invitación es que se fijen en estas empresas que están surgiendo en los territorios y que no solo están impactando a los excombatientes sino a la sociedad. Hay una sensación de esperanza”, dice Ángela, mientras hace maletas para viajar a Cali. Dos firmantes del Acuerdo se casan y Manifiesta diseñó el vestido de la novia.
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